Tres obras literarias para iniciarse en el mundo de las letras

Tres obras literarias para iniciarse en el mundo de las letras

stán ordenadas cronológicamente y tratan de saciar los gustos hormonales y factores biológicos que demandan cada edad

Por: Daniel Felipe muñoz sanchez
octubre 13, 2017
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Tres obras literarias para iniciarse en el mundo de las letras

En este escrito trataré de reseñar algunas obras literarias que, en lo personal, considero que pueden ser buenos inicios en el mundo de las letras para personas que atraviesen la etapa infantil, adolescente y adulta. Están ordenadas cronológicamente y tratan de saciar los gustos hormonales y factores biológicos que demandan cada edad.

Sánchez Juiao, David (1990). “El país más hermoso del mundo”. Editorial norma. Bogotá, Colombia.

El país más hermoso del mundo es un libro infantil, que cuenta la historia del viaje de un par de niños por los meses del año, en el cual, en cada mes, se encuentran con climas diferentes y gente diferente. Está narrado con una simpleza narrativa, acorde con el público para el que fue creada esta obra.

Además de ser un libro de entretenimiento, es también una posible puerta hacia el mundo del conocimiento calendario, dado que cada mes que los pequeños  “Tala y Lalo” (niños protagonistas de la historia) exploran es un mundo nuevo. Como lo define el escritor, un país diferente. Además de los simples nombres de los personajes, lo creativo de cada país que se desglosa en cada relato es un idóneo ingreso al mundo de la literatura y la escritura, ya que es una historia repleta de magia y seguramente fuente de inspiración para la imaginación de un niño de cinco a diez años de edad, que a su vez, lo dejará hambriento y excitado por descubrir historias similares que ofrezcan otros libros.

En lo personal, fue el primer acercamiento al mundo de los libros y la lectura. Fue el principio de un gusto por los escritos de cualquier índole, un montón de letras, que a su vez hizo que le pusiera imágenes y sentimientos a ellas. Aunque ahora mis gustos literarios no rondan ni de cerca con este tipo de literatura, siempre tendrá el título de ser el primero, y como todo en la vida, la primera vez nunca se olvida.

 

King, Stephen (1983). “Cementerio de animales”. Doubleday, Garden City, Nueva york.

Sementerio de animales, y sí, sementerio con S, es algo hecho adrede por el escritor estadounidense, obvio, dado con una intención. Tal vez genera resistencia en las personas puristas de la literatura, ya que es un escritor “comercial”, o sea si eres exitoso y tus libros se venden como pan caliente ya eres una bazofia para la crema innata de la literatura.

Claro, esta imagen se hizo posible gracias a un escritor brasileño que tergiversó todo y vendió la idea de que los libros son tus psicólogos, entonces pobres, no culpo a esa crema innata. En fin, volviendo al tema, Stephen King nos relata una historia de terror, cargado de cierto misticismo y también muy ligado a lo que es la cultura estadounidense de la época, remarca sus costumbres y tradiciones.

A su vez, narra la historia de una familia común y corriente, que algún día decidió trasladarse de condado por cuestiones laborales del padre de familia, lo que no se imaginaron es que se encontrarían con una historia muy particular, y que si se piensa desde el personaje como tal, por supuesto que es muy aberrante y perturbadora.

En síntesis, narra la historia de un antiguo cementerio de antepasados nativos de esa zona, donde cualquier ser vivo que es enterrado en esas tierras cobra vida, pero el ser que encarna el cuerpo del resucitado no es el mismo que anteriormente ocupó ese cuerpo mortal, lo que le da el punto de tensión a la obra.

El terror es el protagonista aquí, el autor narra los hechos simples y  concisos. No trata de jugar con el lector, sino que le da toda la información para que este simplemente disfrute la historia, así que no presenta un esfuerzo como lo propone Borges en sus obras (tal vez por esto también es rechazado por la crema innata).

En fin, en lo personal, es una de mis obras preferidas de siempre, es de esas que he leído más de una vez y seguramente lo haré muchas veces más. En la adolescencia, por una extraña razón nos gusta estar asustados, perplejos, y seguramente no nos llame tanto la atención algunos escritos que te lleven a hacer una introspección y cuestionarte tu papel en la sociedad, pero tampoco te llama la atención las historias tan banales y simples, así que considero a esta novela como un perfecto equilibrio para saciar el ímpetu lector de un puberto/adolescente.

 

Ernest, M, Hamingway (1952). “El Viejo y el Mar”. Charles Scribner's Sons. New York.

El viejo y el mar es una novela infaltable en cualquier biblioteca, también es un gran regalo, un bálsamo para aquellas personas que se encuentren en situación de estrés o agobio. Ya que es un libro que le da al lector un cierto aire de optimismo, aunque el protagonista esté en un mar de pesimismo.

Esta historia es protagonizada por Santiago. ¿Por qué Santiago?, ¿por qué tuvo que ser un pescador cubano?, ¿por qué no se pudo llamar Frank o Andy? Tal vez porque el escritor redactó esta novela en Cuba, o tal vez por ese estereotipo que tiene el centro y suramericano de ser pobre y fracasado. Preguntas que me atormentan en la vida.

Volviendo a la historia, Santiago es un pescador que pasa por un mal momento, lleva más de ochenta días sin pescar absolutamente nada y se encuentra en un estrés lamentable. Un día, decide ir al mar, a pescar un gran pez, jugándose su vida, yendo más allá de lo que un pescador normalmente se atreve, se sumerge mar adentro. Consigue su oportunidad y batalla con un gran pez espada. Es un libro metafórico, optimista y con un gran legado de lo que es la vida en todas sus fases, narrado cronológicamente desde la perspectiva del paso del tiempo en el mar.

La increíble narración que ejerce Hamingway sobre este libro lleva al lector a una gran experiencia sensorial, su brillantez a la hora de narrar hace sentir esa sensación del protagonista, se puede sentir el calor, la desesperación, el hambre, el miedo por arriesgar, incluso, la fe que le tiene "Manolin”, un niño que siempre creyó en Santiago.

Es una novela corta, ideal para una persona que dispone de poco tiempo, o sea, un adulto. Siempre asocio a la adultez con falta de tiempo, para mí son sinónimos, ya que la persona está en la cúspide de su desarrollo físico y mental, lo que lo hace una pieza que engrana muy bien para hacer rodar la máquina del capitalismo. También supongo que en esa etapa de la vida, las personas ya están muy agobiadas y descargadas por todo el peso y dificultades que ejerce la vida sobre ellos; lo que hace a este libro un gran aliado para tratas de sobrellevar dicho peso adquirido, tratando de dar una solución muy escondida bajo una gran historia. En fin, una gran novela, para una etapa de la vida no tan grande.

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