Respuesta a “Peñalosa, el alcalde incomprendido” de la revista Semana

Respuesta a “Peñalosa, el alcalde incomprendido” de la revista Semana

Un lector considera que la revista Semana buscó favorecer la imagen del alcalde para evitar una revocatoria

Por: Nelson Villarreal
enero 12, 2017
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Respuesta a “Peñalosa, el alcalde incomprendido” de la revista Semana

Un fuerte rechazo ha generado en redes sociales y algunos medios de comunicación lo que se ha conocido como los “publirreportajes” que buscan cambiar la imagen negativa de la alcaldía de Enrique Peñalosa y que de forma casi descarada se alejan del rigor periodístico y toman parte en la defensa del alcalde.

Ejemplo de lo anterior son los dos artículos de la revista Semana publicados el 28 de diciembre del año inmediatamente anterior y el 7 de enero del presente año con títulos parecidos: “Balance a Enrique Peñalosa: ¿un alcalde incomprendido? Y, Peñalosa, el alcalde incomprendido” respectivamente. En los que la defensa a la gestión de este “gerente fallido” es evidente y ha generado incluso interrogantes que cuestionan si dichas publicaciones están siendo pagadas por la alcaldía con los recursos de los bogotanos ante la baja popularidad del mandatario.

En este último artículo se esbozan datos y cifras de forma amañada  en lo que parece tener un fin claro y es demeritar lo que ha comenzado a moverse con fuerza y es la revocatoria del mandato del alcalde tras su primer año de gobierno, y es tan parcializado el texto que prácticamente pone un lastre a esta iniciativa ciudadana al decir que: “Arranca el intento de revocatoria del mandatario de Bogotá. Seguramente no va a prosperar”. Esto se convierte sin duda no solo en una falta de respeto para sus lectores, sino una afrenta a la democracia colombiana que permite al ciudadano de a pie retomar las riendas mediante la revocatoria cuando considere que sus elegidos no cumplen lo prometido en sus planes de gobierno.

Dicen que Peñalosa no puede demostrar su efectividad en un solo año porque primero debía “ordenar la casa”, al parecer olvidaron que cuando Gustavo Petro llegó a la alcaldía debió ordenar nada más y nada menos que el desfalco monumental causado por el cartel de la contratación que tenía a la ciudad paralizada en todos los flancos y a él no le dieron ni dos meses cuando comenzaron a hablar de su revocatoria.

Le adjudican a Peñalosa un gesto altruista al no publicar el llamado “libro blanco” en donde se suponía estaban las cuentas claras y con lo que en su momento se hizo noticia contra su antecesor, lo claro aquí aunque la revista Semana lo ponga en términos románticos es que “el tal libro blanco no existe” pues tamaño papayazo no hubiera sido desaprovechado por el mandatario para justificar su incompetencia culpando a su antecesor por presuntos desfalcos.

Tratan de demeritar el movimiento revocatorio diciendo que éste es orquestado por el Petrismo y paradójicamente esos mismos medios escritos y hablados le dan la vocería al comité que abanderan miembros del MOIR (tendencia del senador Jorge Robledo al interior del POLO democrático) opositor por igual o quizá más radicalmente a Gustavo Petro a quien no le perdonan lo que consideran el inicio del fin de esa fuerza política de izquierda con sus denuncias de corrupción a otros polistas como Samuel Morenos cuando aún era miembro de ese partido. ¿Habrá desde ya una estrategia mediática claramente definida? ¿Entendieron estos medios serviles a Peñalosa que es más fácil derrotar al POLO que a Petro en un proceso de revocatoria? Quieren invisibilizar al movimiento que inició el movimiento revocatorio catalizando el sentir de la ciudadanía, al que hoy no invitan a sus espacios ni les brindan una vitrina para exponer las causas de su iniciativa, el movimiento ciudadano de “Revoquemos a Peñalosa” que ha hecho una tarea juiciosa, argumentada, sustentada en datos, hechos y estadísticas en las localidades de Bogotá, se han organizado en comités jurídicos, tecnológicos y territoriales, y tienen una fuerza imparable no solo en redes sociales sino en los movimientos sociales que no se identifican con un color político sino con el sentir de las nuevas ciudadanías, es esto a lo que realmente le temen algunos medios y sobre todo la alcaldía y sus grandes contratistas, pues al parecer se les creció el enano con un grupo de jóvenes que entendieron que eran parte del cambio y de la solución. Aun cuando medios como la revista Semana insista en desmotivar a los impulsores de este tipo de iniciativas.

Habla también la revista sobre los sueños y fantasías de Peñalosa en la alcaldía e ignora las realidades que hoy viven miles de familias, como aquellas de vendedores ambulantes a los que se persigue a diario sin brindar soluciones viables o por lo menos realistas más allá de confinarlos a espacios alejados de las zonas de comercio, olvida a los habitantes de la calle que de nuevo han vuelto a tomarse toda la carrera séptima tras la fallida intervención del Bronx en el aspecto social y que hoy los tiene deambulando sin doliente, ignora la realidad de las familias más pobres donde al menos quince mil niños y niñas de prejardín que se quedarán sin acceso a colegios públicos por la recién aprobada resolución 1293 de 2016 de la secretaría de Educación Distrital para reducir costos en perjuicio del futuro de esos niños.

Dicen también que lo que no le gusta a la ciudadanía es la arrogancia de Peñalosa y su incapacidad para comunicar, es cierto, pero no nos crean tan tontos, más allá de eso la ciudadanía entiende y hoy se puede expresar de diferentes formas por muchísimos temas ya conocidos, como el hecho de tirar a la basura 132 mil millones de pesos de los estudios del metro subterráneo que desechó este alcalde, querer urbanizar la reserva Thomas Van Der Hammen (que para él son potreros), perpetuar el sistema transmilenio que ha resultado ineficaz hasta hoy (dijo el alcalde que en un mes solucionaba el tema del transporte, ya van 12 meses y todo está peor), aún así su primera medida fue decretar las alzas del transporte, elevar el costo de los parqueaderos, impuestos a motociclistas y crear nuevos cobros por peajes, vender la empresa de telecomunicaciones y las acciones de la empresa de energía de Bogotá, y ni que decir de las denuncias por sus falsos estudios de doctorado que enarbolan su hoja de vida pública.

Mientras tanto halaga la publicación la capacidad del alcalde para manejar una buena comunicación con el concejo de la ciudad (tácitamente ocultan que las mayorías de ese concejo le están aprobando todo al alcalde por que representan a Cambio Radical, partido que lo llevó donde está).

Lo más absurdo del asunto es que estos medios que desde siempre han criticado la democracia venezolana ahora la citan como ejemplo para decir que no ha transcurrido el tiempo suficiente para juzgar las acciones del alcalde. ¿De cuándo a acá tan Castrochavistas?

Si de verdad piensan en lo que le convienen a la ciudad, deben pensar también en lo que le conviene a la democracia pues calcular los costos de una revocatoria como lo están haciendo y lo harán cuando ésta entre en furor para decir que es muy costosa (90 mil millones), entonces sería justo comparar esa plata con lo que se está jugando la capital en manos de los negocios en los que se ha montado el alcalde comenzando por esos 132 mil millones que prácticamente embolató al desechar los estudios del metro subterráneo de la administración anterior. La revocatoria hoy es cuestión de Amor por Bogotá.

@Nevil_22

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