Reconocernos en los disensos para un gran consenso

Reconocernos en los disensos para un gran consenso

Una mirada a propósito de la Convención Nacional Campesina, que se llevó a cabo el 2, 3 y 4 de diciembre en la Universidad Nacional

Por: Sergio Borda Leon
diciembre 14, 2022
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Reconocernos en los disensos para un gran consenso
Foto: Pixabay

En ocasión de la convención campesina es importante preguntarnos: ¿de qué se habla cuando nos referimos al movimiento social campesino en Colombia?, ¿quiénes son?, ¿cuáles son sus antecedentes históricos?, ¿cuáles son las reivindicaciones que hacen necesario generar un espacio de diálogo con el gobierno nacional?

Dentro de las características que definen a los movimientos sociales se encuentran las acciones orientadas al cambio social; es decir, que quieren cambiar ciertas reglas del juego de las estructuras sociales, en lógica de pretender influir en las instituciones (con instituciones, nos referimos a las instituciones sociales, en las que se estructura la sociedad, incluidas las políticas normas, visiones enfoques sobre el campesinado) para reformarlas, transformarlas o quizás construir nuevas.

Ahora bien, ¿cuáles son las situaciones conflictivas que afectan al campesinado en Colombia, que a su vez demandan interpretación, repuestas y acciones no solo por parte del gobierno nacional, sino de sus propias organizaciones? Eso lo conoceremos en las conclusiones de este importante espacio, que tuvo lugar los días 2, 3 y 4 de diciembre en la Universidad Nacional, donde asistieron más o menos 54 organizaciones campesinas.

La percepción de una identidad compartida entre los miembros del movimiento social campesino define sus acciones colectivas no solo en ejercicios mediáticos, sino en sus acciones cotidianas: en una apropiación de social del espacio, en las formas de producción agropecuaria, en su identidad cultural, en sus manuales de convivencia, en su relacionamiento con otros actores, en su construcción de territorio, en la defensa del territorio, en la sublevación frente a una estructura de información y en la forma de relacionarse con la naturaleza.

Este moderno movimiento social campesino da muestras al gobierno no solo de su empoderamiento y organización, sino también de su diversidad. Estos movimientos sociales campesinos trabajan en la promoción de una causa. Tienen un propósito, un objetivo, sobre el cual seguramente nos quedaremos cortos, pero proponemos enunciar a continuación:

  • Acceso a factores productivos (tierra, vías, créditos, asistencia tenencia y comercialización, entre otras).
  • Reconocimiento del sujeto campesino, como un sujeto de especial protección constitucional.
  • Reconocimiento de su diversidad cultural, de su identidad, de su historia.
  • Reconocimiento de relación con la naturaleza, el cual pasa por su resistencia a los modelos neoliberales de desarrollo rural.
  • Reconocimiento de su autonomía territorial.
  • Relacionamiento con sus demandas de espacios para la representación política.
  • Construcción e implementación de políticas con enfoques incluyentes de grupos con condiciones especiales (victimas, pescadores, organizaciones de mujeres, discapacitados entre otras).
  • Demanda de espacios de participación que permitan el diseño e implementación de públicas para el desarrollo rural y la conservación de la naturaleza, entre otros.

Si recapitulamos, son diversos lo intereses y los propósitos de los movimientos campesinos que se encontraron en esta convención. Por eso mismo se requiere que estos espacios de diálogo sean replicados a fin de promover conversaciones y análisis sobre las diversas posturas frente a la reforma rural; la mujer campesina y rural; los conflictos socioambientales (áreas protegidas, páramos, agricultura en gran escala, megaproyectos minero-energético y/o infraestructura); la política de drogas y los usos alternativos a los cultivos de coca, marihuana y amapola; los territorios y la territorialidad campesina; las economías campesinas; la oberanía y la seguridad alimentaria; el reconocimiento del campesinado como sujeto social y político de derechos; la juventud campesina; el derecho a la tierra y al territorio, entre otros.

En ese contexto se demanda una institucionalidad sensible, capaz de leer e interpretar sus requerimientos y sus necesidades, que no solo pasan por lo material, sino por lo inmaterial. A la larga, se espera proponer soluciones y establecer acuerdos al menos sobre los consensos con el gobierno nacional, y diseñar rutas de trabajo para los disensos.

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