Colombia es el país de las manifestaciones

Colombia es el país de las manifestaciones

"Durante el 2013 se vivieron 1027 protestas en el país"

Por: Johnny Gutiérrez Morales
agosto 24, 2014
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Colombia es el país de las manifestaciones
commons.wikimedia.org

En el 2013 se presentaron 1027 protestas de clase social, esto según un estudio del Centro de Investigaciones y Educación Popular (Cinep). Sectores del agro, educación, justicia, transporte, minería, entre otros, hacen parte de estas estadísticas.

Por otro lado, los sectores financieros y de prestación de servicios también generan estadísticas que vale la pena consultar. Un reporte de la Superintendencia Financiera revela que las principales quejas de este sector es hacia los bancos, con el 69%. Por el lado de los servicios, la telefonía móvil sigue en la cuerda floja, ya que el año pasado se presentaron más de 54 millones de quejas por parte de los usuarios, según un informe de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC).

En los casos mencionados hay un común denominador, y es la inconformidad de la sociedad frente a derechos vulnerados, abuso de autoridad, abandono del Estado. Estas estadísticas son solo el registro de algunas entidades controladoras, y para el caso de la protesta social, las investigadas por esta institución (Cinep), pero seguro hay quejas que solo se quedan en los pasillos y contestas que rápidamente suelen ser disuadidas.
Y Colombia parece ser un ir y venir de quejas, reclamos, peticiones y protestas, claro que con justa razón. A diario, campesinos, estudiantes, trabajadores del sector público, privado y de multinacionales hacen oír su voz de descontento. Precariedad en servicios básicos como el agua y la energía, el abandono del Estado y la inconformidad salarial respaldan acciones como la toma de vías de hecho.

Por el lado de los usuarios y clientes de bienes y servicios, aunque no suelen tomar las vías de hecho, también demuestran su inconformidad. Inconformidades que, a diferencias de las protestas sociales, parece está mal dirigida y sustentada, pues personas asesoras de ventas, secretarias, vigilantes y todos, menos los indicados, suelen llevarse hasta un “madrazo” por la precariedad en algún beneficio ofertado.

Un claro ejemplo es que los colombianos de estrato bajo o medio porque en Colombia los ricos no hacen eso, que deben reclamar algún tipo de medicina en las farmacias ambulatorias u hospitalarias cometen un gran error, error que también se vislumbra cuando deben ir a que les autoricen algún tipo de cita con un especialista o al continuar un proceso médico. Error que también cometen cuando se dirigen a pagar una factura de un servicio público o privado.

El error, por cierto injusto, radica en que nos quejamos, alegamos algunos hasta le alzan la mano a quien no puede resolver el problema. Pero sí pasan por entidades como la Superintendencia de Industria y Comercio, la Procuraduría, la Superintendencia Financiera, sin ningún tipo de disgusto. Y son los empleados, del mismo estrato económico suyo quienes a fin de cuentas se ven afectados porque no se saben quejar.

Y en relación a las protestas sociales, parece ser que, aunque ahora protestamos más, en algunas protestas no lo hacemos de la mejor forma.
¿Por qué no es la mejor forma? Atacar establecimientos comerciales con piedras, rayar o bañar con pintura edificios públicos, y desgastar la voz gritando arengas por inmensas avenidas parece ser que solo repercute en que al día siguiente los pequeños comerciantes deben sacar de su bolsillo para restablecer daños causados, las aseadoras tienen más trabajo que de costumbre porque les toca usar hasta thinner para limpiar una pared, y el cansancio físico y la afectación vocal de los que gritan arengas se ve reflejada en comprar medicinas y bebidas energizantes o refrescantes, lo cual favorece al mercado, en últimas, a muchas empresas norteamericanas que son las productoras de los fármacos y las bebidas que consumen, esas mismas a las cuales les gritan arengas.

El éxito de los paros nacionales no se debe a las arengas o carteleras que exhiben los protestantes, se debe a que un paro bloquea el paso de alimentos, mercancías, impide el transporte de los ciudadanos, lo cual redunda en pérdidas económicas para el Gobierno, las empresas privadas y los ciudadanos de a pie. Y cuando se trata de dinero, ahí sí todos ponen cuidado. La Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif) consideró que en el 2013 se perdieron alrededor de 1.8 billones de pesos, y se estima que a la nación le costó 900.000 millones de pesos el paro agrario. Por esa razón escucharon a los campesinos, porque la “platica” se estaba perdiendo.

Y frente a sectores privados como los de telefonía móvil o la banca, siempre resultará injusto descargar nuestra ira por el mal servicio frente a las secretarias o asesores. En estos casos se debe acudir a los entes reguladores que son los indicados para empezar procesos de seguimiento y atención al usuario.

Los colombianos debemos aprender a protestar, quejarnos, indignarnos, reclamar y hacer valer nuestros derechos pero no contra la secretaria o el farmaceuta que poco pueden hacer por usted, tampoco frente a su compañero o su padre, y mucho menos le alce la mano a la aseadora o al vigilante, ellos seguramente tienen tantas ganas de soltar un madrazo como usted. Hágalo frente a la Procuraduría, la Superintendencia de Industria y Comercio, con los PQR, o frente a los entes reguladores de las empresas que los están afectando. Y si es por agua, salud o educación, pues los bloqueos, lamentablemente, parecen ser los que sí sirven, todo porque hay platica de por medio.

@johnnycspm

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