Miles de jóvenes en el país saliendo a las calles para exigir una educación superior como derecho fundamental y bien común, miles de jóvenes en Colombia sin oportunidades ingresan al Escuadrón Móvil Antidisturbios. Ambas poblaciones vienen del mismo pueblo al que se le ha arrebatado la posibilidad de soñar con un mejor mañana. Los estudiantes, profesores y trabajadores están protestando para que sus familias puedan educarse pero también alimentarse, tener salud, transporte, vivienda, servicios públicos, porque los derechos laborales de los profes y trabajadores de nuestras universidades son esos de la informalidad neoliberal que solo cuida al patrón. Del otro lado los miembros del Esmad son personas que al igual que miles de jóvenes que han ingresado a las guerrillas y a los grupos paramilitares, hoy ingresan a un grupo violento y guerrerista que tiene la legalidad del Estado, con la misma necesidad de tener un sueldo para cuidar de sus familias, es decir jóvenes reclutados para la guerra.
Culpable ninguno de estar de un lado o del otro, culpable este sistema político, económico, cultural y social que no garantiza la posibilidad de construir un proyecto de vida digno que respete los sueños de cada Colombiano y que obliga a vivir del rebusque en río revuelto y violento. Hace unos días pronuncié unas palabras en el Senado y les dije terroristas a los políticos corruptos, a los enemigos de la paz y a los paramilitares. Hoy lo ratifico y agrego uno más a la lista: terrorista el Esmad que nos persigue, amenaza, golpea y atenta contra nuestras vidas.
Los hechos sucedidos en Popayán son lamentables, me parte el alma tener que ver las imágenes de cientos de bombas que son lanzadas a los jóvenes que salieron a defender la educación pública. Desgarra el corazón tener que ver las imágenes de nuestro compañero Esteban tirado en el suelo, para después saber que las heridas en su cuerpo lo acompañarán por el resto de su vida. No puede ser que protestar nos cueste nuestra integridad, no puede ser que luchar nos pueda llegar a costar la vida, no queremos un solo muerto más en Colombia, queremos vida digna, educación, salud y mucha pero mucha diversión y justicia para el pueblo herido de Colombia.
Por último, no puedo parar de pensar en Esteban y su familia, no me imagino lo que pueden estar sintiendo en este momento. Pienso en mi madre y en mi padre, el dolor que podrían llegar a sentir sería incalculable. A ustedes solo quisiera decirles que: Los estudiantes en Colombia no salimos a las calles para que esto nos pasara, los estudiantes salimos a las calles para llenarlas de dignidad y no de sangre, nosotros queremos ver una sociedad en donde nunca ocurra un hecho como el que ustedes viven hoy y para eso tenemos que educarnos todos en condiciones de libertad. Definitivamente nuestro país necesita de una transformación radical que nos permita caminar hacia la paz y ésta empieza por la educación. Por una mueva Colombia, los estudiantes, profesores y trabajadores seguiremos defendiendo la educación superior como derecho fundamental y bien común.
