Twitter no es la mejor red social. Tampoco es mi red social favorita. Si tuviera que escoger, prefiero la tradición y mi primera red social fue Facebook y con ella —a pesar del aluvión de publicidad del último tiempo— me quedo. Pero Twitter es la red social del poder en Colombia y si uno quiere saber qué pasa en el país debe tener una cuenta de Twitter y revisarla constantemente.
No importa que nadie nos siga, no importa que nadie nos lea, no importa que no tengamos una opinión formada, Twitter nos permite saber qué está bien y qué está mal en este país. Pero más que eso, Twitter nos permite tomar una posición clara sobre la situación política.
Twitter funciona como una especie de cedazo noticioso. Podemos pasarnos tres horas y media frente al televisor viendo las noticias de Caracol o RCN, podemos quedarnos media mañana escuchando a Néstor Morales o a Julio Sánchez Cristo. Nada de lo que ellos digan es relevante. O mejor: poco de lo mucho que ellos dicen es relevante. Y Twitter toma eso relevante y lo somete a la discusión pública, es decir, lo vuelve tendencia. Lo demás —el robo de un celular en una calle de Bogotá, el accidente de tránsito en una carretera de Colombia, la intoxicación de unos niños en una escuela de Córdoba— pasa desapercibido o apenas comentado.
Y esta es la primera razón por la que Twitter es importante. Yo suelo entrar dos o tres veces a mi cuenta personal y revisar el TL para saber qué han dicho las cuentas a las que sigo. Luego, me voy a la sección de tendencias, pero no a las que secuestraron los programas de radio de la mañana, sino a la sección Para ti, y leo qué pasó con tal o cual político, con tal o cual artista, con tal o cual futbolista. Leo las mentadas de madre, los argumentos lúcidos, los tuits ingeniosos y salgo. A veces participo de la discusión, doy mi punto de vista con uno o dos tuits y ya.
Si hay una noticia que me dé contexto o profundidad sobre el hecho, la leo y la retuiteo. Si no, paso de ello fácilmente. Si hay un tema que me interese, averiguo mucho más. Si no, paso de ello sin darle relevancia alguna como cuando es tendencia Carolina Sanín, Miguel Polo Polo o La Liendra: todos en el mismo nivel.
La segunda razón por la que es importante tener una cuenta de Twitter es porque a la comunidad tuitera le interesa el poder. Y por eso es una red social para discutir y para señalar a los poderosos: políticos y periodistas por igual. Podrán decir que es una cloaca donde se ofende y se injuria, podrán decir que allí se difunden las fake news. Sin embargo, creo que, de tanta basura, siempre se sacan cosas buenas. En ese sentido, Twitter nos permitió saber al instante lo que ocurre en el país y el mundo, pero más que eso, también nos permite escudriñar y cuestionar a los que antes decían y hacían lo que les daba lo gana. Hoy también lo hacen, pero saben que tienen la crítica y el desprecio de una masa importante de ciudadanos.
Nada determina más el carácter democrático de un político o de un periodista que su tesón para aguantar la crítica. Y por eso sé que personajes como Uribe, Abelardo de la Espriella, Gonzalo Guillén, Vladdo, Daniel Samper, Luis Carlos Vélez, entre otras personalidades que me tienen bloqueado de Twitter, no son democráticos ni tolerantes. Posan de democráticos, pero solo les gusta la lisonja.
Yo no bloqueo a nadie que me cuestiona, aunque tampoco es que tenga muchos seguidores. Pero si alguien llega y me mienta la madre —alguien a quien no conozco, alguien que no sé cómo es o si realmente existe— lo máximo que podría hacer es reírme o ignorar. Pero los poderosos del país —poderosos por sus micrófonos o su chequera— no soportan la crítica porque han crecido en un ambiente de adulaciones. Bloquear es silenciar, y todos sabemos el otro sentido que tiene el término. Te bloqueo en esta red social porque no te puedo callar definitivamente en el mundo real: así, supongo, piensan.
Twitter hacer metaperiodismo. Es decir, cuestiona a los que periodistas que históricamente estaban acostumbrados a hablar y hablar sin que nadie los cuestionase. En la W Radio, Julio Sánchez te cuelga apenas dices algo que no le gusta o que no le conviene. En Twitter te desahogas y dices libremente lo que piensas. Ya no tienes que enviar una carta y rogar que te lean. Ahora tomas tu celular y lo escribes.
Los tibios dicen que Twitter radicaliza y que muestra a una sociedad falsamente polarizada. Yo digo que Twitter muestra a los hombres del poder tal como son. Yo digo que si el resto de la gente no está polarizada es porque está adormecida. Y la mejor forma para empezar a despertarse es abrir una cuenta de Twitter y practicar ese otro deporte nacional: mentarle la madre al prójimo con sabrosura.
Mi cuenta de Twitter es @victorabaeterno. Allá puedes ir para que me mientes la madre por esta columna. Yo sabré ignorarte.
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