Por qué Petro no está en la coalición contra la corrupción

Por qué Petro no está en la coalición contra la corrupción

Doy 3 ejemplos de las costumbres políticas despreciables que practica: el oportunismo, el clientelismo y la corrupción.

Por: Angel Ramirez Pineda
septiembre 03, 2017
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Por qué Petro no está en la coalición contra la corrupción

No comparto la obligación que nos imponen los seguidores del exalcalde Petro de incluirlo en las opciones de voto de los sectores alternativos. Cuando hablo de nosotros, hablo de un sector político del Partido Alianza Verde que se ha propuesto la tarea de servir como bisagra para la construcción de la unidad de lo mejor de la política colombiana, alrededor de una agenda que priorice la lucha contra la corrupción y el clientelismo.

En otras ocasiones he señalado que Gustavo Petro no representa los valores que pretende representar esta coalición. A continuación, voy a mencionar tres episodios que evidencian costumbres despreciables en la política, las cuales ha vinculado a su estrategia, y soportan mis críticas a su actuar político y a su gestión como mandatario. No sobra decir que es una opinión a la que tengo derecho, que no le impongo a nadie, y que no me asocia con Peñalosa, cuya revocatoria firmé (https://goo.gl/kLC66B).

  1. El oportunismo. En el año 2009, el entonces senador Gustavo Petro se inscribió para competir por la candidatura presidencial del Polo Democrático contra Carlos Gaviria Díaz, quien, aún hoy, a dos años y medio de su fallecimiento, ostenta la mayor votación en la historia para un candidato de la izquierda colombiana, con 2.6 millones de votos en 2006, contra el entonces candidato-presidente Álvaro Uribe Vélez. El 18 de febrero de 2009, Petro publicó una columna en el diario El Tiempo donde afirmaba: “le hemos propuesto al sector del Alcalde de Bogotá, dado el rechazo público a nuestra propuesta por la izquierda tradicional, cuatro puntos de acuerdo para hacer del Polo un real movimiento de izquierda democrática”. La Alianza no fue clara. El panorama interno del Polo que describe el alcalde en su columna (https://goo.gl/6J2nnw) se mantuvo, incluso, cuando fue candidato presidencial. También mantuvo su propuesta. Incluso vinculó a los Moreno a su campaña y durante un evento político, en mayo de 2010, resaltó la gestión del alcalde de Bogotá, entonces ya cuestionada (https://goo.gl/C7kQxj).
  2. El clientelismo.  La tercerización laboral en el Estado no solo tiene el propósito de reducir el gasto de las entidades públicas, porque, de hecho, no lo hace: genera nóminas paralelas que encarecen su funcionamiento y se suman a la complejidad de la disfuncional administración del Estado. En la práctica, la tercerización laboral, o el contrato por OPS, es una herramienta utilizada por los mandatarios para pagar deudas políticas, o aceitar sus estructuras. Petro no fue la excepción. Al contrario, su política de tercerización fue mucho más audaz que la de Samuel Moreno, aún cuando en sus discursos de campaña se pronunció contra este fenómeno. Aurelio Suárez, en minuciosas investigaciones, que no han sido refutadas por el exalcalde, mencionó numerosos casos que van desde el magisterio hasta su proyecto de basuras (https://goo.gl/QYL23i).
  3. La corrupción. Creo que para un político que ha denunciado la corrupción, no hay peor situación que ser sorprendido en la comisión de conductas reprochables dentro de la administración pública. Ese fue el caso de Petro cuando, en 2012, con la buena intención de quitarle el negocio de las basuras a las empresas de los amigos de Vargas Lleras, y, reducir los costos de los servicios de recolección y transporte, así como impulsar una política de reciclaje, desató durante días el acabose en Bogotá. De mala fe, los concesionarios se negaron a cumplir con la recolección hasta el último día de contrato, y una mañana de diciembre la ciudad amaneció con toda su basura en las esquinas y calles. La crisis se prolongó durante varios días, hasta que, con una circular, el alcalde autorizó la utilización de volquetas para hacer la recolección, lo que era a todas luces ilegal pues dichos camiones de carga no tienen las especificaciones técnicas requeridas para cumplir con ese servicio sin poner en riesgo la vida e integridad de los operarios. El problema se agravó con el alquiler de 160 camiones compactadores. El costo mensual era de entre 20 y 25 millones de pesos por camión, los cuales ingresaron al país por Cartagena, presentaban deterioro y fueron detenido en puerto por no acreditar que no representaban riesgo ambiental (https://goo.gl/6KJc4S).  A pesar del evidente sobreprecio, Petro defendió hasta último momento la contratación.

Si mencionara con detalle las circunstancias en que dio el voto por Alejandro Ordóñez en la Procuraduría —a cambio del nombramiento de su amigo Diego Bravo como procurador judicial—, el contexto de los nombramientos de Alberto Alcocer como gerente del acueducto —cargo que había ostentado ya y del cual salió investigado por serias irregularidades— y de Tania Tejada de Alcocer en la ETB, el millonario salario de Ana Teresa Bernal en la Alcaldía —que no tenía título profesional—, la compra a sobreprecio de la máquina tapahuecos, el voto en primera vuelta por Santos —para asegurar políticamente la sepultura de su destitución—, entre otros casos que hablan de su extremo pragmatismo como político, este artículo de opinión se extendería tanto que nadie querría leerlo.

Para culminar quiero mencionar un hecho que ilustra, no solo su mala leche, sino su mediocridad. En marzo pasado, la Unidad Democrática, una corriente del Partido Alianza Verde encabezada por el exsenador Luis Carlos Avellaneda, invitó a un foro sobre las perspectivas de coalición. En este foro participaron desde Claudia López y Robledo, hasta Piedad Córdoba y Clara López. Cada uno habló por cerca de 20 minutos. A última hora, Petro se presentó y durante dos horas dio un discurso que recordaba su épocas en el balcón del Palacio de Liévano. En dicho espacio, se pronunció contra la Consulta Anticorrupción que miles de ciudadanos promovemos junto con Claudia. Dijo que nuestro esfuerzo no servía, que eso de bajarle el sueldo a los congresistas no resolvía el problema.

Estoy de acuerdo en considerar que bajarle el sueldo a los congresistas es apenas un punto que puede ayudar a que la dignidad retorne a la política, pero nuestro proyecto es mas que eso: tenemos siete propuestas, que seguramente Petro desconoce y no investigó para elaborar su juicio, y que, creemos, pueden aportar en el propósito de reducir la corrupción en nuestro país. Independientemente de lo dicho, tampoco es quién para lanzar semejante ataque a nuestra iniciativa. Su falta de autoridad moral lo invalida para enjuiciar acciones que tratan de suprimir las costumbres que hacen de la política un espacio desagradable y repelente para los ciudadanos del común, y también para encabezar nuestra coalición. Esas costumbres que censuramos son las que el exalcalde Petro aprendió ágilmente y aplica como el mejor de los expertos.

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