No más congresistas antitrabajadores
Opinión

No más congresistas antitrabajadores

Si los 1.2 millones de trabajadores sindicalizados eligiéramos con nuestros votos un par de decenas de congresistas que propongan las leyes y realicen los debates que necesitamos, las cosas cambiarían

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febrero 06, 2018
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El domingo 11 de marzo será elegido un nuevo congreso. Y los politiqueros tradicionales saben del rechazo que vastos sectores de la sociedad tienen por ellos y ellas. “Todos son iguales”, “¿Para qué votar?”, son frases y preguntas que se repiten todos los días en redes y tertulias sociales.

Y lo que quieren los políticos tradicionales es que le dejemos la política a ellos y que sus clientelas sean los que voten para que sigan haciendo de nuestro país su hacienda particular en donde delinquen impunemente.

Sus empresas políticas familiares maman de la desigualdad y la mantienen, se apoyan en grupos armados y viven de los recursos públicos que financiamos los colombianos y deberían dedicarse a realizar los derechos constitucionales que todos tenemos.

En campaña, como sucede en estos días, se mueven por todo el país prometiendo cosas, consiguiendo aliados, casi siempre a cambio de dinero, contratos y nombramientos. Pagando a sus intermediarios electorales, preparando y financiando como llevar a los puestos de votación sus miles de votos amarrados el día de elecciones, a sus testigos electorales y a sus abogados para que garanticen la elección.

Todo esto, que cuesta billones de pesos, tiene como consecuencia que se mantenga un sistema político en el que nada cambia, en especial que la educación pública sea pobre en calidad y escasa en financiación, y se limite al máximo la posibilidad de formar jóvenes ciudadanos y críticos que se liberen de esas redes delincuenciales.

El mejor caldo de cultivo para ellos es la pobreza y la miseria. El político o política tradicional consigue sus votos a cambios de prebendas, dinero en efectivo o migajas. No lucharán para combatir la pobreza, porque ese es su mejor escenario, ahí se mueven como pez en el agua.

Tenemos que entender esta trampa que degrada el sistema democrático colombiano para reconocer que somos capaces de salir de allí y cambiar las cosas. Masivamente debemos participar del debate político y de la elección de nuestros representantes.

Al menos antes de votar, revisemos la hoja de vida del candidato, sus relaciones, sus familiares, sus antecedentes, su historial político, ya eso sería un avance. No se puede generalizar diciendo que todos los políticos son malos, hay políticos decentes, atrapados en varios partidos políticos.

Quiero aprovechar esta tribuna para invitar a los trabajadores a que no solo se involucren en todos los debates políticos, sino a que decidan bien. Ver trabajadores haciendo apología a candidatos de partidos que han promovido reformas laborales que producen mayor precariedad, explotación y seguir reduciendo salarios, no solo es un sinsentido, sino un exabrupto. Es elegir a nuestros propios verdugos.

 

 

No le podremos pedir peras al olmo votando por candidatos antitrabajadores,
que les parece que la huelga es un delitoy que reducir la jornada de trabajo es un premio a la holgazanería

 

 

Los trabajadores necesitamos más derechos, individuales y colectivos y habrá que preguntarles a los candidatos al Congreso y a la Presidencia qué proponen.

Existen en el país más o menos 1.2 millones de trabajadores sindicalizados, si al menos ellos y ellas, decidieran promover y votar por candidatos coherentes con las necesidades de los trabajadores y eligiéramos un par de decenas de congresistas que propongan las leyes y realicen los debates que necesitamos que se den en el país, muchas cosas cambiarían.

En estos cuatro años que están terminando los debates sobre el mundo del trabajo han brillado por su ausencia o por su debilidad, y no le podremos pedir peras al olmo votando por candidatos antitrabajadores, que les parece que la huelga es un delito y que reducir la jornada de trabajo es un premio a la holgazanería.

Los trabajadores y los sindicatos deberían pedirles a sus candidatos al Congreso de la República:

  1. Una ley estatutaria que permita que alrededor de un millón de servidores públicos rasos participen activamente en política. Los políticos tradicionales saben y conocen que en el sindicalismo del sector público enfrentan una gran competencia. Por eso, mantener la prohibición es para ellos, necesaria.
  2. Una reforma constitucional que modernice el modelo sindical de nuestro país. El sindicalismo no se va a fortalecer ni a unir por su propia voluntad. Necesitamos cambiar de raíz el modelo para que el sindicalismo deje en el pasado las precarias tasas de sindicalización y la absurda dispersión que en 2016 dejó más de 4 mil sindicatos donde el 80% tiene menos de 100 afiliados.
  3. Una reforma legal que, si no va a prohibir la tercerización, al menos la haga poco atractiva para los empleadores, generalizando la solidaridad laboral y estableciendo la igualdad de derechos salariales y prestacionales entre trabajadores directos y trabajadores tercerizados.
  4. Una contrarreforma laboral que derogue la reforma laboral de Uribe y que mejore los ingresos de los trabajadores del país.
  5. Una reforma constitucional que permita, fomente y desarrolle la negociación colectiva por rama para ampliar las tasas de cobertura que en el país no superan el 3%.
  6. Una reforma legal que permita la formalización de cientos de miles de cargos en el sector público que se mantienen en la provisionalidad, en la temporalidad, y bajo el vaivén de los politiqueros de turno.
  7. Una ley que desarrolle el estatuto del trabajo y del derecho de huelga que nos adeudan a los trabajadores desde la expedición de la Constitución.
  8. Leyes que ratifiquen e incorporen a nuestro ordenamiento jurídico los convenios internacionales del trabajo de importancia para los trabajadores y el sindicalismo colombiano.
  9. Más y mejores debates al Ministerio del Trabajo para que cumpla con sus obligaciones de generar empleo y vigilar el estricto cumplimiento de las normas laborales en el país.

La aprobación de las leyes requiere de mayorías en el Congreso, pero si su candidato se compromete con estas y todas las necesarias para favorecer a los trabajadores no habrá perdido el voto. No vale quejarse en redes sociales o pensar que el problema es de su sindicato, su dirigente o su empresa. Nuestro país necesita modernizar las relaciones laborales y eso implica nuevas leyes, nuevas reformas y contra reformas.

Así las cosas, apreciado compañero, querida compañera, no regale su voto, no se quede en su casa. Comprometa a su candidato y vote bien.

 

 

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