El mito de Diego Luis Córdoba y las campañas electorales en el Chocó

El mito de Diego Luis Córdoba y las campañas electorales en el Chocó

Diego Luis Córdoba fue un político chocoano que murió hace 53 años, pero sus seguidores crearon un mito sobre su figura que explotan en cada contienda electoral

Por: José E. Mosquera B.
septiembre 06, 2017
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El mito de Diego Luis Córdoba y las campañas electorales en el Chocó

El escritor español José Luis Jérez Riesco, dice: “el historiador no tiene que amoldarse a una sola versión, ni ceñirse al eco rutinario de una infinita falsedad, porque una investigación crítica, rigurosa y documentada puede poner en entredicho textos hagiográficos”. Hace tres años publique el libro Diego Luis Córdoba: Mito y Realidad. Historia de las luchas de los chocoanos por la creación del departamento del Chocó 1830-1947, donde plasmo un estudio riguroso sobre los 117 años de luchas de los chocoanos por su autonomía administrativa. Uno de los aspectos más interesante del libro es el análisis que estructuro sobre el acenso del negro al poder político desde los años 30 del siglo XX en el Chocó, donde resalto como su máximo exponente a Diego Luis Córdoba.

Durante una década me dediqué a estudiar el papel de Diego Luis Córdoba, en la creación del departamento del Chocó, su trayectoria como líder negro en la política colombiana y sobre su silencio frente al apartheid que instauró la empresa minera Chocó Pacífico en Andagoya (Chocó). Empresa que finalmente se asoció a través de su filial Minas de Neguá, y que se constituyó en pieza fundamental de la financiación de su carrera política.

Investigación que realice sin sesgos racialistas y despojado de la retórica de los odios étnicos. Por lo tanto, me orienté a estudiar y confrontar muchas fuentes que históricamente se han manipulado con fines políticos para perpetuar la mitología de Córdoba en las reivindicaciones de las luchas de los derechos de los negros en Colombia.

En el libro parto de la premisa que no es con revanchismo histórico que debemos abordar este tipo de tema, ni negando con argumentos poco documentados los aportes de los “blancos” y mulatos, ni exaltando el papel de los de negros con análisis sin sustentos documentales profundos cómo se debe analizar el papel de Córdoba en la política colombiana, sino con profundidad analítica, ponderación y sin esguinces racialistas.

Porque se cae en una manipulación similar a la de los historiadores del establecimiento que han ocultado el papel del negro en construcción de la nacionalidad colombiana, aspecto que muchos negros criticamos. Por eso me dedique a examinar con un enfoque crítico el ascenso del negro al poder con Córdoba. Al igual que sus luchas en contra de la mulatocracia chocoana, en donde utilizó el racialismo para perpetuar en el Congreso de la República de 1933 a 1964.

En el libro no desconozco la importancia que tuvo Córdoba en la política colombiana en el siglo XX, exalto sus luchas contra el imperialismo norteamericano en sus primeros años en el Senado. Igualmente muestro que fue un orador brillante y una de las figuras políticas más destacadas del Partido Liberal de 1932 a 1964.

Indudablemente que han hecho falta estudios más profundos y críticos sobre su carrera política, sus contradicciones y su legado más allá de las alabanzas hagiologicas que se han escrito sobre su trayectoria. Y como dice, el escritor Carlos Arturo Caicedo Licona: “Ni siquiera se atrevió a hacer un breve ensayo humanístico para probarse, ni creó una doctrina, ni nunca cruzo un río que no fuera por el interés electoral”.

Los chocoanos  blancos, mulatos, indígenas y negros lucharon por su autonomía política del Cauca como Intendencia y luego para convertirse en departamento. De manera que es una falacia decir que Diego Luis Córdoba fue el único artífice de la creación del departamento del Chocó, debido que el proceso de departamentalización no fue obra de un solo líder, sino una lucha de tres generaciones del chocoanos.

El sueño de los chocoanos ser departamento no se concretó durante la Hegemonía Conservadora de 1886 a 1930, ni en la República Liberal de 1930 a 1946, sino durante el gobierno de Unidad Nacional de Mariano Ospina Pérez, en 1947. En consecuencia, examine con rigor dicho proceso mediante examen documental muy detallado en los Archivos Nacional y del Congreso de la República, al igual que en otras fuentes primarias sobre las falacias de la paternidad de Córdoba sobre la creación del departamento del Chocó.

Demuestro que fue una lucha centenaria donde personajes como Nicomedes Conto, Régulo Ibáñez, Gonzalo Zuñiga y Eduardo Ferrer, entre otros, jugaron un papel trascendental en el siglo XIX. Luego en las primeras dos décadas del siglo XX, líderes como Heliodoro Rodríguez, Cicerón Ángel, Reinaldo Valencia, Delfino Díaz Ruíz, Emiliano Rey Barbosa y Alfonso Meluk. Y a partir de 1930, Diego Luis Córdoba, Eliseo Arango, Sergio Abadía Arango, Ricardo Echeverry Ferrer, Manuel Mosquera Garcés, Manuel Mosquera Rivas y Adán Arriaga Andrade, entre otros, desempeñaron papeles trascendentales en la última etapa.

Por la mitología que se estructuró, también se desconoce el rol que desempeñaron el grupo de los Leopardos para que ese sueño se convirtiera en realidad. Un grupo de políticos de conservadores, conformado por Eliseo Arango, Augusto Ramírez Moreno, José Camacho Carreño, Joaquín Fidalgo Hermida y Silvio Villegas, quienes fueron claves en la reforma constitucional para que la Intendencia del Chocó fuera elevada a la categoría de departamento.

Córdoba astutamente se atribuyó la centenaria lucha como el ideólogo y líder de la iniciativa, una historia que pocos se han atrevido a desenmascarar. Señalo con un análisis riguroso de un acervo documental de muchas fuentes primarias que el hombre clave en la culminación de esa centenaria lucha no fue Diego Luis Córdoba, sino Eliseo Arango Ramos.

La destreza política de Córdoba fue negar las luchas de tres generaciones de la clase dirigente “blanca”-mulata que desde el siglo XIX proyectaron un desarrollo chocoano sobre la base de la autonomía administrativa y política, que en su primera etapa lograron la creación de la Intendencia y luego emprendieron la lucha por la departamentalización sin distinciones partidistas y raciales.

Movimiento que estuvo ligado a un desarrollo cultural que fortaleció una conciencia de identidad chocoana, pero que Córdoba en su demagogia racialista satanizó para sacar provecho electoral en beneficio de su causa política. Lo controvertido es que su estrategia política para ascender al poder ha tenido consecuencias desastrosas en el desarrollo del Chocó, un aspecto que amerita que se estudie con profundidad para entender muchas variables sobre las causas del retroceso del Chocó.

Ahora que se avecina una campaña electoral vuelve y juega su mito y su figura política que desde hace 53 años se explota con fines electorales por sus seguidores. Ya han comenzado como en las anteriores elecciones a exponer su retrato en todas las manifestaciones y reuniones políticas. La compra de conciencias a los electores y sus fotográficas son los únicos mecanismos movilización electoral de los seguidores de aquel movimiento político. Un reflejo claro que la política en el Chocó, sigue haciéndose con los mismos métodos del siglo XX: compra de votos, regalos de alimentos, bultos de zinc y cementos; pasteles y bebidas embriagantes.

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