Malpensemos el miedo

Malpensemos el miedo

"Nos regalan incertidumbre, muerte e inseguridad, y luego nos venden como única esperanza 'la seguridad', que solo promueve el Estado"

Por: Santiago Alarcón Serna
julio 11, 2018
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Malpensemos el miedo
Foto: Pixabay

Les propongo algo, seamos malpensados por un momento, al menos mientras hablamos, porque leer lo que otro escribe es poner a conversar ideas propias y ajenas. Malpensemos un sentimiento, emoción, idea o factor, como prefieran llamarlo, ahora es un poco indistinto. Malpensemos el miedo, en contexto, malpensémoslo en Colombia y tratemos de extraer algunas explicaciones y al final, pueden volver a la normalidad si les parece.

Qué tal que los asesinatos a quienes lideran procesos comunitarios, defienden derechos humanos, propugnan por la protección del territorio y la restitución de estos, respondan a una lógica macabra incluso superior que lo que la sola muerte ya representa.

Nos han hecho entender que la felicidad es sinónimo de seguridad, de certidumbre, de lograr acceder a bienes y servicios confiando en que si se atiene al pacto social y se da legitimidad a la violencia como monopolio del Estado se nos dará como lo dictamina el sentido común seguridad, protección y abrigo.

Pese a lo anterior, el miedo, generado por la muerte, por la sensación de ausencia de seguridad, es un operador de los territorios del poder para controlar y contener a los ciudadanos y sus deseos, que se produce y analiza en el acontecimiento mismo del ejercicio del poder, siendo a la vez las políticas que lo promueven transformadas y articuladas con las nuevas modalidades de guerra, una especie de Estado de excepción ilimitado que cuestiona abiertamente la vigencia de derechos humanos y sociales al no solo criminalizar al “enemigo” armado, sino además a cualquier forma de resistencia social pacífica.

El pacto hobbesiano de obediencia a los poderes soberanos a cambio de protección deja de funcionar, se advierte una complejidad social que hace parte de la producción biopolítica de la que habla Foucault. Vemos más muertes, cada vez más cercanas, en mayor número y en menor tiempo. Nos dicen que la delincuencia ha aumentado como respuesta al éxito de las políticas de seguridad aplicadas, y que aún debemos dar más seguridad, más policía, incluso militares. En ciudades, parques y barrios el miedo será entonces aplacado por miedos aún más aplastantes. Parafraseando a Guattari habrá un gran túnel de no sentido.

Nos regalan incertidumbre, muerte e inseguridad, y luego nos venden como única esperanza “la seguridad”, que solo promueve el Estado que pretende la estandarización de comportamientos, la negación del disenso y las diferencias, “seguridad” que se torna en guerra, con sus lógicas totalitarias que conllevan a profundizar la pérdida de la palabra y trata de restituir un sentido a lo que no tiene sentido alguno.

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