Luz Adriana Arias, la lideresa cocalera de Cajibío que aún no le come cuento a Petro

Luz Adriana Arias, la lideresa cocalera de Cajibío que aún no le come cuento a Petro

Aunque campesinos que siembran hoja de coca, amapola y marihuana votaron por el actual presidente las soluciones que plantea el gobierno no los convencen

En la media hectárea de tierra que Luz Adriana Arias tiene en Cajibío, en el nororiente Caucano, siembra coca desde hace unos diez años. La hoja de coca que vende en el mismo municipio no la hace millonaria. Luz Adriana dice que siembra coca porque allá arriba en Cajibío no hay casi ninguna opción para vivir medianamente bien.

Luz Adriana Arias se molesta cuando se refieren a los cultivadores de coca como narcotraficantes. Ella dice que son simples campesinos como cualquiera de los casi 12 millones que hay en Colombia. La única diferencia es que otros cultivan café y otros papá y otros más cultivan caña; ellos cultivan coca. En la media hectárea de tierra que tiene, donde levantó una casa humilde, saca al mes unas 150 arrobas de hoja. Lo que le pone en el bolsillo no más de cinco millones de pesos. Con ese dinero vive ella y su familia y mantiene el cultivo.

Desde hace unos años Luz Adriana Arias se ha vuelto una de las personas más importantes para los cultivadores de hoja de coca en Cajibío. Combina su trabajo de campo con el liderazgo social y campesino. Es la representante de una organización llamada TCC, que es la asociación de trabajadores de Cajibío, donde están agrupados y organizados los campesinos de aquel municipio.

En la TCC, dice Luz Adriana, quien es miembro de la junta directiva de esta entidad, están los pequeños cultivadores de café, caña, y también los de hoja de coca de la región. Ella tiene la labor de ser la voz de aquellos campesinos en las reuniones sociales que se se llevan a cabo junto con otras organizaciones más grandes como la Cocam, que es el movimiento campesino de cultivadores de coca, amapola y marihuana, y el Pupsoc, que es el Proceso de unidad popular del sur occidente del Cauca; esos son espacios desde donde se coordinan los procesos sociopolíticos, las maneras de resistencia y se toman decisiones, según lo dicen sus líderes, en pro de la comunidad.

Luz Adriana dejo un poco de lado el trabajo de cultivar coca por el de ser lideresa para su región. Se enamoró, dice ella, del estar en reuniones con las cordinadoras donde aprende y de compartirlo con sus vecinos de Cajibío. Le gusta ser vocera. Le gusta aprender de políticas públicas, de derechos adquiridos, de injusticias sociales. Son términos que hoy, con su tono de voz campesina bien marcado, maneja al derecho y al revés.

Habla con pasión de los incumplimientos del acuerdo de paz logrado con las Farc. Dice que el punto uno y el cuatro, el de tierras y el de drogas ilícitas, son a los que más se les debe prestar atención por parte del nuevo gobierno de Gustavo Petro. Dice también que los campesinos sí están dispuestos a cambiar los cultivos de drogas ilícitas por otros tipos de cultivo, pero que el gobierno debe adelantar verdaderos programas de sustitución, que incluya entrega de tierras y verdaderos proyectos productivos, no como los que les han intentado meter, con un par de gallinas y unas cuantas semillas.

Luz Adriana levanta la voz para poner claridad que para dar el paso a dejar de cultivar coca, marihuana y amapola los campesinos exigen arreglo de vías, educación para sus hijos, seguridad en los territorios y garantías de que las sustituciones les va a dar el dinero suficiente para vivir bien. Y aclara que vivir bien no es tener lujos sino vivir tranquilos, con alimentación, buena sistema de salud y sobre todo en paz.

Frente al gobierno de Gustavo Petro, del que Luz Adriana sabe que puede estar un poco más cerca de los procesos sociales que los anteriores, la líder cocalera no se hace ilusiones y pone los pies en la tierra para decir que ni con el nuevo presidente ve las cosas tan fáciles para la sustitución de cultivos porque aunque se habla de legaización, erradicación, de sustitución y de cambio de usos de las matas, nadie les ha hecho claridad de cómo realmente se harían las cosas para abandonar aquellos cultivos, que bien les da para vivir.

A Luz Adriana, –sin que existan otras alternativas reales de ganarse la vida— poco le interesa la legalización de las drogas ilícitas. Dice que sería un negocio para los intermediarios y que el precio de la hoja podría disminuir, por lo que los cultivadores recibirían mucho menos por sus cargas. 

Mientras las políticas de Petro frente a los cultivos de uso ilícito se hacen una realidad y son aceptadas por los campesinos que siembran esas matas, los campesinos del Cajibío, bajo la vocería de Luz Adriana, seguirán sembrando en sus pequeñas parcelas coca, de amapola y de marihuana, mientras que, siembren lo que siembren, siguen defendiendo sus derechos de campesinos.

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