Los dueños de Candela, Santa Fé y Melodía, no se han dejado callar por las grandes emisoras

Los dueños de Candela, Santa Fé y Melodía, no se han dejado callar por las grandes emisoras

Fundadas por William Vinasco, Hernándo Bernal Andrade y Efraim Paez Espitia se mantienen independientes

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septiembre 23, 2019
Los dueños de Candela, Santa Fé y Melodía, no se han dejado callar por las grandes emisoras

La radio nació en Colombia como una aventura familiar. Y asi se mantuvo hasta cuando hace tres décadas grandes conglomerados de medios empezaron a absorber las pequeñas emisoras locales y asegurar, encadenándoles, mayor potencia y presencia nacional. Sobreviven pocas emprendimientos radiales nacidos del entusiasmo de gomosos de la radio como es el caso de estas dos emisoras que persisten al embate de la tecnología y los massmedia.

Candela, la creación de William Vinasco Ch

A los cinco años, cuando estudiaba en el Colegio Parroquial Nuestra Señora, al sur de Bogotá, William Vinasco estaba convencido que iba a ser cura. Su mentor y rector del colegio, el sacerdote Guillermo Agudelo Giraldo, famoso en la década del sesenta por dar la misa por televisión, lo consideraba su discípulo más aventajado.  A los 10 años lo hizo debutar en la televisión. Era el muchacho de voz grave, atronadora, que leía los salmos y evangelios. William Vinasco Chamorro había descubierto de la mano de Giraldo su verdadera vocación: ser locutor. Una vez se graduó el sacerdote lo ayudó a entrar a la Universidad Libre en donde empezó a estudiar derecho y Diplomacia en la Jorge Tadeo Lozano. Al ser el menor de cinco hermanos y el único que Doña Tulia y Don Jorge tuvieron en Bogotá –son una familia llegada de Cali- tenía que bandeársela como pudiera. Giraldo, además de la lectura del evangelio en televisión, le consiguió unas horas en la emisora de Kennedy y en el noticiero La Opinión de Radio Horizonte. Los elogios que despertaba su voz portentosa hicieron que se animara a participar en el Campeonato Mundial de Locución que organizaba Armando Plata Camacho. Fue el evento que lo volvió famoso. Las vueltas de la vida lo dejaron en Buenos Aires.

A los 28 años, cuando regresó abruptamente a Colombia, no tenía trabajo. Uno de sus mas cercanos amigos, Rubiel Valencia Cossio, hermano de los políticos Fabio y Guillermo, era a principios de los años ochenta director del INTRA. Le contó su situación y la única ayuda que le pudo dar fue un préstamo para que se comprara un Dodge Dart del año 72. Por esa época Doña Tulia tuvo que devolverse a Cali a raíz de la enfermedad de una de sus hermanas. William la extrañaba pero pronto encontró una manera de verla cada fin de semana. En la madrugada de cada viernes parqueaba su auto frente a la oficina de Velotax en la Av. Caracas con 17 y empezaba a gritar “Paracaliparacaliquienvaparacali” una y otra vez hasta que el Dodge Dart se llenaba. Se gastaba diez horas hasta Cali, hacía negocio y de paso veía a su mamá. Los domingos en la noche parqueaba su auto en la Plaza Caicedo y repetía una y otra vez. Ahí vendía quesos y sanduches. Pero el sueño de la radio lo tenía vivo. Álvaro Monroy Guzmán de Radio Fantasía lo fichó para que vendiera publicidad. William era hábil y así no sólo se llevaba una buena tajada de comisión sino que conocía a empresarios, entre ellos hubo uno que le abrió todas las puertas: Germán Tobón, el hijo del dueño de Todelar, quien le ofreció ser socio de la emisora. William usó sus ahorros, vendió el lavaseco y un caballo que tenía y pudo comprar la mitad de Acuario, la que hoy se conocía como Vibra, su primera emisora.

A partir de allí el ascenso sería imparable. Las deudas se pagaron solas y William perseguía por el mundo a los ídolos del momento: el insoportable José Luis Perales que le hizo más de un desplante, Julio Iglesias y el mexicano Emmanuel.

William Vinasco, a sus 68 años sigue teniendo un solo interés: la radio . Pasa la mayor parte del tiempo en su gran apartamento de Castillogrande en Cartagena. Hace lo que le gusta, volvió a narrar partidos con RCN al lado de Adolfo Pérez, su compañero de toda la vida y, en Candela, tiene los tres programas que más le ha gustado hacer: Una hora con la Sonora, dedicada a la agrupación cubana que es su pasión, Azuquita pal café y Aguinaldos en Stereo que sale solo en diciembre. Cuando está en Bogotá William Vinasco es el primero en llegar a la emisora a las cuatro de la mañana. Aún tiene intacta el hambre que lo convirtió en uno de los hombres más exitosos de la radio en Colombia.

Lo que hace unos años surgió como una emisora para trasmitir programación variada dirigida a los habitantes de Bogotá y que en su época fue conocida como Radio Nuevo Continente, hoy, 30 años después, es Melodía la Cadena Líder de Colombia constituida por 22 estaciones en el país.

Radio Melodía, la herencia de Efriam Paez Espitia que perdura

En 1959 a Efraim Páez Espitia se le ocurrió la idea de crear Radio Melodía. Había comprado por un millón de pesos La voz del Tequendama y esa fue la semilla. Creativo, se inventó uno de los eslogan más representativos de la radio colombiana de los años sesenta. “La que manda en sintonía” fue el mantra con el que se impusieron. Páez Espitia era un ganador. Fue senador por el partido liberal. Puso al aire memorables programas como «Cundinamarca Al Día», «Ultima Noticias» y «Noticias para Ejecutivos». Poco a poco Páez Espitia empezó a darse cuenta que la importancia de su emisora era tanta que podría reflejarse en su vida política. Le dio voz a la gente en uno de los primeros ejemplos de radio comunitaria.

Efraim Paez Espitia fue  muy cercano al ex presidente Julio César Turbay con el que formó el grupo de Renovación Democrática. Murió en agosto del 2013 de una afección cardiaca a los 88 años. Sus hijos han hecho que el legado sobreviva.

Radio Santa Fe,  las hermanas Bernal  mantienen el legado

Había nacido en un momento en que la radio era el único medio para enterarse del horror que vivía el mundo a punto de entrar en la segunda guerra mundial. En 1938 el nazismo era una fuerza demoniaca que se apoderaba de Europa. Alemania era la potencia máxima y los discursos de Hitler se escuchaban, a través de los radios transoceánicos en Colombia. Los jóvenes soñaban con tener una emisora. Hernando Bernal Andrade era uno de ellos. Tenía 20 años y estaba casado con Luisa Mahé, tal vez la primera dj que tuvo Colombia. Foxtrot, el incipiente jazz de Nueva Orleans y los bambucos hacían parte de su colección. No querían hacer otra cosa que no fuera hacer radio. Desde su casa en el barrio Centenario empezaron a emitir programas como Antología Musical de Colombia o Nocturnal Colombiano. Mientras ella ponía el criterio musical Bernal Andrade se desplegaba en lo que era un genio: el manejo de cables, micrófonos y antenas, que eran la panacea tecnológica de esa época.

Y se establecieron y hasta innovaron. Fueron la primera emisora bogotana en pasar vallenatos y se dedicaban además al radioteatro y a espacios de humor. Sin embargo la primera gran crisis sucedió en 1962 cuando Hernán Bernal Andrade murió súbitamente a los 42 años. Pero sus hijos, Carlos, Blanca y  Maria Luisa Bernal Mahé tomaron las riendas. Levantaron la emisora y la convirtieron en el referente que sigue en pie. Hasta 1998 su noticiero funcionaba tan bien que competía con RCN y Caracol. Sin embargo la audiencia fue disminuyendo. Esta década que se acaba fue fatal para la familia. En el 2014 murió, con más de noventa años, Luisa Mahé, la pionera, la fundadora y tres años después su hijo Carlos. El año pasado, en el 2018 se asociaron con Caracol

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