Los dos excuras que cambiaron el voto de pobreza por el poder en el Quindío

Los dos excuras que cambiaron el voto de pobreza por el poder en el Quindío

Darío Ospina, un peso pesado de la contratación en la gobernación de Carlos Eduardo Osorio, vive en un lujoso condominio, se mueve en BMW y Audi, y quiere sucederlo

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julio 26, 2017
Los dos excuras que cambiaron el voto de pobreza por el poder en el Quindío

Cuando Darío Ospina era un cura de parroquia caminaba esparciendo el incienso por su iglesia, construida en guadua después del terremoto, en el barrio Génesis. Oficiaba entre pobres. Era uno de los siete sacerdotes irreverentes del Quindío: alegres, con un gran compromiso social y vinculados al trabajo con organizaciones de base, con la gente. Todos fueron expulsados en el 2012 por monseñor Fabio Duque, entonces obispo de Armenia, en su cacareada cruzada por la recuperación moral del Quindío. Los encontraba desobedientes, demasiado abiertos e irreverentes en el trato con la gente: no parecían sacerdotes de la iglesia de Dios. Sobre el cura Darío Ospina pesaba una acusación adicional: había violado el voto de castidad. Y lo había hecho a conciencia y repetidamente como siempre lo defendía incluso entre sus feligreses de quienes se despidió en una misa de domingo a las once de la mañana, cuando en medio del calor de Armenia, se paró y dijo: “No más padre. Me llamo Darío Ospina”.

El ataque del obispo fue una catapulta para los curas, también para su entrada al mundo de la política. Cambiaron las hostias por los votos.  Ya desde el gobierno de Andrés Pastrana, especialmente el hoy gobernador de Quindío Carlos Eduardo Osorio, había tenido contactos para trabajar en los programas sociales del Partido Conservador, especialmente con Haz Paz, que buscaba ayudar a los grupos excluidos entre los más pobres: prostitutas, desplazados y ancianos.

Los excuras en acción: Darío Ospina, en el volante y con gafas oscuras, mientras manejaba un taxi durante la campaña Misión Posible para llevar a la gobernación a Carlos Eduardo Osorio

Quien puso la cara lanzándose para la gobernación del Quindío en las elecciones del 2015 fue Carlos Eduardo Osorio. Él había hecho un nombre como director de la Fundación FARO, donde experimentó un novedoso y exitoso método para tratar jóvenes atrapados en la droga y el alcohol. Su amigo de toda la vida y compañero en el camino eclesiástico, Darío Ospina, lo acompañó como asesor de cabecera. Se habían conocido cuando Ospina regresó de Roma, ya ordenado como sacerdote, y con los años y sus fundaciones se convirtieron en un dúo muy popular entre la gente, con concurridas misas y elocuentes homilías que sembró la esperanza entre los quindianos.

En 2005 se unieron con otros cuatro quindianos y crearon la Fundación Shambala para implementar proyectos sociales con recursos privados y provenientes del sector público de los gobiernos nacional y locales. Dario Ospina firmó el acta de constitución y tomó las riendas de la fundación en la que entraron a formar parte el  ex cura Carlos Eduardo Osorio y su hijo Juan Sebastian —quien había nacido en 1996 cuando Ospina aún era sacerdote—, además de Nelly Marin Serna y Camilo Restrepo.

La Fundación Shambala hizo mucho trabajo de base, pero en los últimos años se convirtió en una verdadera mina de contratos con el Estado. En los últimos cuatro años ha facturado más de $10 mil millones en su gran mayoría con la Alcaldía de Armenia, la gobernación y hospitales públicos del departamento e incluso con el Ejército Nacional para suministro de alimentos. Shambala resultó multifacética.

Darío era un hombre humilde. Siendo un cura alternativo, llamaba la atención y seducía con su frescura. Desde que se vio forzado a dejar la Iglesia empezó a cambiar. Pronto se casó con Liliana Palacio, con quien había tenido su hijo Juan Sebastian 21 años atrás y a quien nombró prematuramente representante legal suplente de la Fundación Shambala.

Rápidamente empezaron a verse cambios en sus hábitos y lujos extraños frente a la austeridad en la que vivía en la parroquia Génesis. Aparecieron los carros, grandes cuadros en la decoración de su casa y dejó ver su pasión por los costosos gadgets tecnológicos. La primera alarma llamativa fue la compra del chalet al que se refiere Emerson Castaño en La Crónica del Quindio. La compra coincide con la disparada contractual de la Fundación Shambala. En radio se conoció que Darío Ospina demandaría penalmente al periodista por lo implicado en el artículo.

Los cambios notorios y drásticos se han empezado a ver desde la llegada a la gobernación de su llave de toda una vida Carlos Eduardo Osorio.

Fue su mano derecha desde el inicio de la campaña de recolección de firmas para su inscripción y desde su posesión, oficia como consejero en la sombra. El Partido Liberal fue el primero en acompañar a Carlos Eduardo Osorio y caminó por las calles de Armenia junto a Horacio Serpa, así como con César Gaviria y su hijo Simón, quienes a su vez apoyaban al actual alcalde Carlos Mario Álvarez. La cercanía con los políticos le quedó gustando a Osorio y ya como gobernador publica permanentemente fotos con Dilian Francisca Toro, Simón Gaviria, Clara López y Luis Pérez.

El Partido Liberal fue el primero en acoger la candidatura de Osorio y Horacio Serpa viajó más de una vez al Quindio a apoyar al ex sacerdote.

Osorio hizo también alianzas con el Polo, Alianza Verde, una fracción del Partido Conservador y algunos concejales y diputados del Centro Democrático; es decir armó un frente común que le ha arrebatado cualquier amago de independencia que se hubiera propuesto, como lo muestra la milimetría con la que ha formado su equipo de gobierno, en el que siempre ha estado presente la mujer de todas las horas de Darío Ospina, la mujer que lo ha acompañado desde cuando era cura: Liliana Palacio, la mamá de Juan Sebastián y con quien se casó este año. Palacio primero fue nombrada como el enlace con la Secretaria de Transparencia de la Presidencia con un contrato de $86 millones por diez meses y actualmente es la Jefe de Control Interno. El hijo de la pareja, Juan Sebastián, a los 20 años consiguió un contrato por $7 millones para apoyar la oficina de TICs.

Las tentaciones terrenales de Darío Ospina han ido in crescendo dejando bien atrás los tiempos cuando tenía que hacer cuentas para llegar a fin de mes. Este año cambió un automóvil Audi por una camioneta Volkswagen. Juan Sebastián, su hijo, recorre Armenia en una camioneta BMW y su esposa llega a la gobernación en una camioneta Audi. Solo los tres carros pueden costar más de $300 millones de pesos haciendo cálculos conservadores. Se le asuma además el estreno de su última residencia en uno de los más costosos condominios campestres de Armenia: Los Ángeles del Bosque, situado en las afueras de Armenia en la vía que conduce a la población de Circasia.

Una de las casas campestres del condominio Los Ángeles del Bosque donde vive Dario Ospina

La entrada frontal de Dario Ospina al mundo de la contratación pública se la dio la alcaldesa de Armenia (2011 – 2015) Luz Piedad Valencia a através de cuantiosos contratos a la Fundación Shambala, para atenderlos a través de los Centro Vida. La cuestionada gobernadora Sandra Paola Hurtado —acusada de malversación de los dineros de las regalías y derrochar en viajes y viáticos—, también le entregó contratos por un valor de hasta  $768 millones para el manejo de estos centros.

La Fundación Shambala se dedica ahora a todo, mientras haya contrato de por medio. Provee las raciones alimentarias para el Hospital San Juan de Dios en Armenia y el Hospital de Calarcá a través de un contrato de $200 millones. La gobernación le transfirió, por decreto, $317 millones fraccionado en cinco entregas con el mismo objeto: “Se realiza la transferencia de recursos procedentes del recaudo de la estampilla departamental para el bienestar del adulto mayor”.

Desde el 2016 ha logrado firmar convenios interinstitucionales por $620 millones de pesos con las alcaldías de Armenia, Montenegro y Calarcá, municipio este donde habría adquirido recientemente una sede para la fundación.

El gobernador Carlos Eduardo Osorio y el alcalde de Armenia Carlos Mario Álvarez fueron la fórmula ganadora de las elecciones del 2015

Pero el alcalde  de Armenia, quien formó parte del frente político que llevó a Osorio a la gobernación, ha sido el gran proveedor de contratos para Shambala firmados por su representante legal Dario Ospina. Consulte acá el Excel de todos los contratos

El de mayor valor lo firmó con la alcaldía para administrar dos Centro Vida y duraba hasta diciembre 2016, pero tuvo adiciones hasta el  27 de junio del 2017.

En mayo del 2016 firmó un contrato con la Alcaldía por $2,600 millones para manejar dos Centro Vida: Génesis y Galilea, dos sectores de Armenia. Este contrato ha tenido tres adiciones: la primera un día antes de acabarse, el 30 de diciembre por $842 millones; la segunda el 03 de mayo en el que adicionaron $1,042 millones, un 40.08% del valor total; y la tercera por $1,299 millones, el 49% del total. Esta última adenda se hizo el 2 de junio para funcionar hasta el 27 de junio, lo que significa que en 25 días se ejecutó casi la mitad del valor anual.

Este contrato se firmó sin mayores problemas: Shambala fue el único proponente. La subasta del contrato se abrió el 13 de mayo, se avaló el estudio de viabilidad el 19 de mayo y el 27 se firmó el contrato.

En el análisis del oferente, o sea de Shambala, la Alcaldía de Armenia determinó que la fundación era viable, pues contaba con un patrimonio de $1,138 millones, de los cuales $651 son utilidad operacional.

En el 2016 la Fundación Shambala también firmó un contrato con la Alcaldía de Montenegro para atender a 70 adultos mayores y asegurarle el cuidado diario, para lo cual recibió $46 millones.

Según el estudio de este municipio, cada persona le costaba al día $30,000 pesos. En comparación, en el millonario contrato de más de $4.000 millones firmado con la Alcaldía de Armenia cuyo objeto era cuidar 400 ancianos durante el mismo periodo de tiempo.

Por el momento son muchas las quejas sobre la concentración de poder de Dario Ospina y el control sobre la ejecución presupuestal  que ha tenido desde el 2013, con influencia decisiva sobre los $10.000 millones destinados para la atención de los pobres, desplazados, drogadictos y población vulnerable en general.

Recursos que muy seguramente terminarán en la lupa de los organismos de control, pero que ya se encargaron de enterrar los valores y costumbres de quien fuera uno de los más queridos sacerdotes de Armenia, recordado por su sencillez y humildad: Darío Ospina, convertido en un poderoso contratista y un influyente tomador de decisiones en la política del Quindío y de la suerte del actual gobernador Carlos Eduardo Osorio, a quien aspira suceder.

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