El rock está más muerto que muerto
Y el shock está todo en tu cabeza
Tu sexo y tu droga es todo lo que nos dan de comer
Así que al diablo con todas tus protestas y ponlas a dormir.
Marylin Manson
Una niebla de humo azul y olor a marihuana barata invaden el apartamento, Simón y su mamá se fueron dizque de glamping a Villa de Leyva o algo así, el dinosaurio tiene entonces la casa sola e invitó a sus contemporáneos a oír vinilos, tomar trago, fumar bareta y comer pizza hasta perder el conocimiento.
Retozando como vacas en el sofá de la sala tratan de moverse cuando desde los bafles suenan los Rolling Stones pero no la logran, están obesos y aletargados, se rinden y uno solo atina a decir: Es que esto si era Rock maestro, no esa mierda de ahora (eructo y reflujo) ¿Cómo es que se llaman? —Ni idea, ahora les meten raperos, DJ, sintetizadores, maracas, una mierda. —responde el otro. —Pues maestro, es que el rock se murió definitivamente, sentencia el dinosaurio anfitrión.
Acto seguido se quedan profundos roncando y babeando los cojines del sofá, al rato aparece Spinetta, el gato, y se orina en los vinilos desparramados en el suelo. Fin de la escena.
Al rock lo han matado como 50 veces mal contadas, la primera vez más o menos fue cuando Elvis se enlisto en el ejército y nadie veía para donde iba a coger esa nueva música, pero llegó Little Richard y todo se encarriló de nuevo, y cada vez durante su historia que alguna banda se lo apropia y le agrega blues, punk, ska, funk, hip hop o electrónica suenan entonces todas las alarmas y es “asesinado”, pero como en las caricaturas, (Kenny de Southpark por ejemplo) aparece vivo en el siguiente episodio.
Mi padre (Q.E.P.D.), me mostró como a los 9 años Deep Purple, Jimy Hendrix y Led Zeppelin, —mil gracias por eso— y siempre decía: “El rock es en inglés, en español es como tango en chino,” y así lo creí yo como hasta los 15 —fue complicado que le suene bien a uno el rock en español con sus erres y eñes en sus letras— pero oír por primera vez Soledad criminal de las 1280 almas fue mi aceptación total y absoluta a la primera escucha, del rock bogotano.
De ahí en adelante Ultrágeno y la paranoia bogotana con Drulos, después, los punketos hilarantes e importanculistas de Odio a Botero, también de la capital, uno busca la banda sonora de lo que lo rodea para tratar de entender la urbe y sus complejidades absurdas.
Si quería baladas un poco más elaboradas (porque lo que ofrecía digamos Andrés Cepeda, o la nulidad esa de Mauricio palo de agua pues como que no, la verdad) podía pasarme sin problema al trip-hop con Massive Attack o Portishead. Nunca creí que salirme del compás de 4/4 y la santa trinidad: guitarra, bajo y batería era traicionar nada ni a nadie, pero no me entraba el tropipop, ni ese vallenato meloso de motel de tierra caliente.
Voy a explicarlo con esta analogía: ir a una biblioteca y pedir siempre los mismos 5 libros de los grandes de la literatura universal, porque se cree que todo lo nuevo es basura es cerrarse a la banda tontamente, es apasionante preguntar que ha llegado de nuevo, la bibliotecóloga (o el algoritmo y los amigos, en el caso de la música) ya saben que le gusta a uno y que le gustaría que le muestren para seguir construyéndose el criterio, o la playlist —diferente cada vez— para bañarse, lavar la loza, sacar al perro o tener sexo, como lo quieran llamar.
A mí me mostró por ejemplo a los ingleses de Idles, el nuevo punk “progre”, dios mío que banda, son la mejor definición de que hay nuevas (muchas) cosas por decir y experimentar aún.
El reguetón estaría en la sección “quémese después de leer”, obviamente.
En 2024 ya no se ven, ni se verán 150.000 personas para ver una sola banda como Queen en Wembley, ahora son festivales cross over
El caso es que en 2024 ya no se ven, ni se verán 150.000 personas para ver una sola banda como Queen en Wembley, ahora son festivales cross over. El Estéreo Picnic 2025 ya anunció por ejemplo a Tool, Olivia Rodrigo y Galy Galiano. Es como una playlist de alguien con problemas de triple personalidad, pero así es el negocio hoy día. Punto.
Si el asunto es que el rock ya no es de contracultura porque “nadie volverá a escribir letras como Mick Jagger o Charly García,” y ahora todos son unos vendidos, permítanme reírme un poquito, yendo casi 30 años atrás Zack de la Rocha un chicano de Los Ángeles, rapeaba con su banda de Groove Metal, Rage Against the Machine cosas como: “Enciende la radio, no, a la mierda, apágalo el miedo es tu único Dios”.
Y la lista sigue con National Anthem de Radiohead, o hoy día con la rapera/trovadora inglesa Kate Tempest y su impresionante Europa is Lost, o aquí en Colombia con Systema Solar con el botón del pantalón y Alcolyricoz con Medellinificacion, bueno, estos dos últimos no son rock, pero como dicen en comerciales de detergentes: valen lo mismo y rinde más, o dicen más para este caso que cosas tan planas de verdad malas, ya perversas, como Morat.
Todo lo anteriormente expuesto para decir: Señores Dinosaurios el rock no está muerto, los que se murieron fueron ustedes -por dentro-.