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En una jugada clave para destrabar la reforma laboral del gobierno Petro, el presidente del Senado, Efraín Cepeda, designó a los senadores Carlos Abraham Jiménez, de Cambio Radical, y Juan Samy Merheg, del Partido Conservador, como conciliadores del articulado aprobado por las plenarias de Cámara y Senado. Ambos senadores, con estrechos vínculos con Cepeda, fueron los encargados de armonizar los textos y ya lograron radicar el informe de conciliación, abriendo la puerta a una inminente aprobación final antes del cierre de sesiones del Congreso.
La decisión de Cepeda no fue fortuita. Tanto Jiménez como Merheg cuentan con trayectorias legislativas consolidadas y son considerados dentro de su órbita política. Juan Samy Merheg, senador conservador por el departamento de Risaralda, es una figura con más de dos décadas de experiencia política y un operador clave en las mayorías del Senado. Su cercanía con Cepeda se ha evidenciado en múltiples episodios, particularmente en temas de reforma económica y laboral, donde han actuado de forma coordinada. En el caso de Carlos Abraham Jiménez, aunque pertenece a Cambio Radical, ha sido un aliado pragmático del bloque moderado liderado por Cepeda, especialmente en momentos de votaciones clave en las comisiones económicas.
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Esta afinidad política fue determinante para el éxito del proceso de conciliación. El informe, radicado el jueves 19 de junio, tomó como base el texto aprobado en el Senado, considerado por varios sectores como más equilibrado y menos intervencionista que la versión original del gobierno. De los 70 artículos, 66 fueron aprobados en ambas cámaras, lo que facilitó el trabajo técnico. El informe consolidado será votado el viernes 20 de junio, en la que será la última sesión antes del cierre del periodo legislativo.

Aunque Jiménez ya advirtió que no votará a favor del texto conciliado por considerar que afecta a las microempresas y desincentiva la formalización, su papel como conciliador fue clave para sellar los acuerdos técnicos y asegurar que el informe se entregara a tiempo. Por su parte, Merheg ha mantenido una postura institucional, enfocada en garantizar que el trámite siga su curso sin sobresaltos.
Cepeda confió en dos fichas de su plena confianza para culminar una de las reformas más complejas del actual gobierno. En medio de una Cámara polarizada y un Senado con mayorías fragmentadas, la maniobra permitió destrabar un proyecto que, durante semanas, estuvo en riesgo de naufragar. La decisión también refuerza el peso de Cepeda como figura de equilibrio en el Congreso, capaz de tejer consensos entre sectores de oposición, independientes y afines al gobierno.
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La jornada del viernes será determinante. Si el informe de conciliación es aprobado en ambas cámaras, la reforma pasará directamente a sanción presidencial. De lo contrario, el proyecto se hundiría, y el Gobierno tendría que buscar alternativas jurídicas y políticas para insistir en su agenda laboral. Por ahora, el papel de Jiménez y Merheg ya fue cumplido: lograron entregar un informe en tiempo récord, con respaldo técnico y con el sello político de quien hoy marca el pulso del Senado.
La reforma laboral, que incluye cambios en recargos nocturnos, estabilidad laboral reforzada, derecho a la desconexión y modificación de contratos de aprendizaje, está más cerca que nunca de convertirse en ley. Y en ese avance, dos nombres quedarán marcados: Jiménez y Merheg, los hombres de confianza de Cepeda.