El último asesinato del año de un líder social

El último asesinato del año de un líder social

María del Carmen Molina era secretaria de la junta de acción comunal del corregimiento de Buenos Aires, en Valle del Cauca. Sumaron 171 líderes asesinados

Por: César Curvelo
enero 14, 2022
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El último asesinato del año de un líder social
Foto: Leonel Cordero

En el 99 % de los países de nuestro planeta, la muerte de una persona sacada de su casa por un grupo de cobardes criminales sedientos de sangre y asesinada delante de familiares, amigos y vecinos suscitaría un gran cubrimiento de los medios de comunicación, o sea los que ya sabemos. Mandarían las camionetas adornadas con antenas incorporadas en sus techos para informar desde el mismo sitio de la tragedia, con sus vistosos logos de compañías mediáticas en sus anchas latonerías laterales, a fin de que avezados, simpáticos y reconocidos presentadores de noticias se coloquen delante de ella, de manera estratégica, para darle un toque de presencialidad autopublicitaria a la nota.

Si Colombia fuera otro tipo de nación, el presidente de la República viajaría hasta el sitio, con los máximos comandantes del ejército y un puñado de ministros que tengan que ver con lo ocurrido, como el de Defensa, por poner un ejemplo. Los presidentes de las dos Cámaras del Congreso dejarían lo que están haciendo por lo menos para mostrar su indignación en los... medios que ya sabemos. Estando en campañas a la presidencia y al Congreso, todos los candidatos convocarían de urgencia a sus seguidores para sentar una enérgica protesta ante el Estado y reclamar una reacción inmediata y eficaz de los entes oficiales, como la Fiscalía, la Policía y el poder judicial. Entidades de control y del ministerio público como la Procuraduría también dirían presente con sus directores nacionales, dejando de lado la distribución burocrático-milimétrica a grupos politiqueros afectos al gobierno de 1.200 nuevas corbatas. La ola de indignación y llamamiento incluiría la dirección nacional de la confederación de asociaciones comunales, sindicatos, cooperativas, iglesias, universidades, fundaciones, etcétera. Hasta podría haber una convocatoria a un paro nacional.

Pero ha sucedido en Colombia, la vieja Nueva Granada, la Patria Boba y el criminal y atroz hecho no pasará de ser un homicidio más para dichos medios, candidatos, dirigentes. Una persona más, el último de  los 171 los líderes cívicos o comunitarios, o defensores de derechos humanos, asesinados a lo largo de 2021. Y menos si se dio en el día en que medio mundo está de parranda o recibe la noticia enguayabado, con una resaca en que lo menos que se le podría ocurrir es leer trinos de asesinatos de líderes sociales.

María del Carmen Molina Imbachi era secretaria de la junta de acción comunal del corregimiento de Buenos Aires, municipio de San Pedro, departamento del Valle del Cauca. Según un informe emitido por Twitter del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) ONG defensora de derechos humanos, la líder comunal de 31 años fue asesinada en la noche del 31 de diciembre: "Hasta su vivienda llegó un grupo de hombres quienes la sacaron abruptamente de su residencia y la asesinaron en presencia de sus familiares y comunidad...".

Quedará este trino. Noticias puntuales en los medios. Una que otra columna. Comentarios sueltos. Y hasta ahí. Como muy posiblemente ha sucedido con los 170 casos similares. Como a lo mejor siga pasando si no cambia todo esto. Porque la única forma que esto no siga pasando es que cambie. Y por supuesto que evolucione de manera diametral para bien.

Esto tiene que cambiar. La muerte de estos 171 y de todos los asesinados a lo largo de la triste historia del país en este campo no puede continuar en el anonimato, en la invisibilización, en el dejar hacer y dejar pasar, en la indiferencia de los líderes, en la apatía y alienación de las comunidades.

Más tarde o más temprano se izarán las banderas de la indignación social, de la reacción así sea tardía, de la rememorización reivindicativa de estos nacionales inmolados. Es posible que Colombia deje de ser un país con una mayoría que vote por el no a la paz, con una mayoría de congresistas que legislan por la represión de protestantes populares, con una mayoría de medios masivos dominados por la derecha, tanto la retrechera como mermelera.

Amaneció 2022 y sabemos que en un rincón los asesinos comenzarán su cruenta cuenta con la intención de superar sus asesinatos por año. Si es que de poco les vale los llamamiento a la cordura, a la humanización del conflicto político, a un cambio de mentalidad y espiritualidad. Ojalá se dé este cambio. Creo que las futuras generaciones merecen una nueva historia desde este año.

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