La realidad de los medicos y otros profesionales en salud del país

La realidad de los medicos y otros profesionales en salud del país

"Conocíamos falencias del sistema pero en medio de la pandemia actual se destapó otra dura realidad, la situación laboral del talento humano asistencial"

Por: Cristian E Duarte
mayo 12, 2020
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La realidad de los medicos y otros profesionales en salud del país

Durante años, el sistema de salud colombiano ha sido blanco de críticas por parte de pacientes, médicos y enfermeras; constantemente conocíamos falencias del sistema que afectaban a todos sus actores, pero en medio de la pandemia actual se destapó otra dura realidad, la situación laboral del talento humano asistencial.

Según varios expertos, en Colombia para considerar un contrato laboral se deben cumplir tres requisitos:

  1. Tener subordinación, es decir, un jefe que de órdenes y un horario que cumplir,
  2. actividad personal del trabajador, dicho en otras palabras que la persona lo haga de manera directa y en el lugar que el empleador está señalando,
  3. Recibir una remuneración.

Sin duda alguna todo los profesionales asistenciales  en salud (medicos, enfermeros, bacteriólogos, terapeutas y demás que estén dedicados a atender pacientes) en Colombia cumplen estos requisitos, pero no todos tienen un contrato laboral. Se ha venido implementando una estrategia de vinculación conocida como orden de prestación de servicios, que si bien no es exclusiva del estos profesionales, si es en ellos donde se hace más visible y palpable.  En teoría este tipo de contratación implicaría para el trabajador, o más bien para el contratista, independencia y autonomía, algo así como si fueran sus propios jefes; y así cotizan a salud, pensión y ARL, como independientes, al igual que cualquier emprendedor.

No es necesario ser parte activa del sistema de salud para darse cuenta que los profesionales están lejos de ser independientes y autónomos, que en la práctica si son trabajadores y que lo que se está haciendo con este tipo de contratación es una pauperización del trabajo y desnaturalización del contrato laboral.

Ejemplificando un poco la situación, dentro de una IPS pública de Bogotá pueden existir dos médicos. El primero de ellos realiza las labores que le asignen sus jefes en la Unidad de cuidados intensivos, atiende pacientes según el horario que realice su coordinador, sigue las órdenes que le dan los administrativos, goza de un salario, primas, cesantías y vacaciones anuales; el segundo de ellos también  está en la unidad de cuidados intensivos, es compañero del primero, realiza las mismas labores asignadas, atiende iguales pacientes, sigue órdenes, pero a diferencia del primero no recibe salario si no que le dan horarios, no goza de primas, cesantías ni vacaciones, así puede durar años. Es decir, tenemos a dos personas trabajando por igual recibiendo diferente trato y pago. En algunos casos podemos encontrar personas que durante más de 10 años han trabajado bajo esta modalidad, sin recibir nunca una prima o unas vacaciones.

Esta situación había pasado desapercibida durante años, pero la reciente emergencia sanitaria que nos trajo el COVID-19 puso al descubierto este problema y desde muchos lugares denuncian que se aprovechan de la vulnerabilidad laboral para presionar y coaccionar el actuar de los médicos. El presidente de la Federación Médica Colombiana, Dr Sergio Isaza, hizo pública también denuncias  en las que los médicos no pueden hablar de la escasez de los elementos de protección personal, ni de las faltas de garantías laborales, ni siquiera con sus compañeros porque, si descubren quién lo hace, podrían quedar sin empleo o desmejorarle sus condiciones laborales, según se dio a conocer en el portal web de la revista Semana.

Esta no es una situación nueva, pero la pandemia del COVID-19 ha hecho que esta situación salga a luz pública porque muchos administrativos han usado esta vulnerabilidad laboral para aprovecharse de los profesionales, negándoles los elementos de protección personal (entiéndase tapabocas, batas antifluido, gafas, trajes, entre otros), aduciendo que por ser independientes las clínicas y hospitales no están obligados a darles estos elementos ante la naciente enfermedad (ver imagen). Además, según han manifestado, quedan en inestabilidad laboral y riesgo de quedar cesantes ya que al no tener un contrato de trabajo en cualquier momento, en caso de enfermarse, podrían darles por finalizado su prestación de servicios y quedar sin fuente de ingresos.

El hecho que un trabajador de la salud se enferme es per se grave, no solo por la salud de la persona, a eso hay que sumarle que en este país no hay suficientes médicos para cubrir toda la población (según los últimos datos del Banco Mundial tenemos 2.1 médicos por cada 1000 habitantes) y, como si no fuera suficiente, este trabajador podría estar contagiado pero asintomático, y sin saberlo transmitiría la enfermedad a más personas. De ahí la importancia de los elementos de protección personal que tanto han exigido y a la que muchos administrativos se hacen de oídos sordos y vista ciega.

Durante años el talento humano en salud ha pedido a los gobernantes soluciones de fondo para su situación laboral y aunque han encontrado muchas promesas no han llegado las soluciones de fondo; han tocado puertas de ministros, presidentes, alcaldes, congresistas, de la izquierda y de la derecha por igual, pero se han encontrado con compromisos que no se cumplen,  esto ha provocado que se cansen de tanta retórica y poca acción.

El pretexto siempre había sido por falta de dinero, pero los millonarios escándalos de corrupción en el sector, como los famosos sobrecostos o el cartel la hemofilia, en un país donde se estima que la corrupción se lleva anualmente cerca de 17mil millones de dólares (acerca de 50 billones de pesos, casi el 21% del presupuesto de la nación), la falta de recursos no es una excusa. Lo que en realidad hay es desidia por parte de los que imparte justicia, de quienes hacen las leyes y de quienes nos gobiernan, que les ha faltado mano dura contra la corrupción. Después de todo quienes se roban el dinero de la salud de los colombianos son responsables por tantas o más muertes que la mayoría de los grupos armados.

El 25 de marzo se envió una carta (ver imagen) vía electrónica a varias entidades de gobierno, para la cual durante la redacción de esta nota aún no recibían respuesta oficial; en la carta exponían su situación y preocupaciones y pedían soluciones reales. Como si fuera poco en algunas clínicas y hospitales ya se rumora un posible paro nacional de trabajadores de la salud que podría ser al pasar esta pandemia. No queda mas que agradecerles a los que hoy llamamos héroes, pero en realidad debemos llamar víctimas, por su labor y por no para durante esta crisis sanitaria, pero nosotros como pueblo debemos dar nuestro respaldo porque, como dice su carta, no podemos mejorar un sistema de salud enfermo si quienes se encuentran en primera línea no cuentan con las condiciones necesarias para trabajar adecuadamente, mientras el dinero se queda en bolsillo de unos pocos.

 

 

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