La más peligrosa delincuencia está en los medios
Opinión

La más peligrosa delincuencia está en los medios

Indigna la basura que los medios y sus propietarios vierten a diario contra el gobierno, solo por el mezquino afán de no ver afectados sus privilegios

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noviembre 11, 2022
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Caracol Radio informa con malicia que la Fiscalía General de la Nación ordenó devolver al señor Carlos Mattos, condenado por el caso de soborno en el caso de la Hyundai, los casi dos mil millones de pesos que había consignado como parte de un preacuerdo al que llegó con el ente acusador, preacuerdo que luego fue desechado por la Fiscalía en consideración a los posteriores escándalos relacionados con el procesado.

Con independencia de lo que se pueda pensar sobre Mattos, es apenas lógico que si depositó esa suma en virtud de una preacuerdo que después la propia Fiscalía ordenó echar atrás, le sea devuelta la suma que había consignado. Otra cuestión distinta será si la condena envuelve el pago de una multa o indemnización, lo que necesariamente implicaría un trámite posterior ajeno al preacuerdo que fue rechazado.

Las noticias en nuestro país tienen indudablemente un sesgo, que se corresponde con el punto de vista de los directores y propietarios de los medios. Si algo no les gusta, o los afecta de algún modo, se encargan de que sus titulares se correspondan con ese interés, buscando que la opinión se incline por la misma forma de pensar. El ejemplo más a mano está en todo cuanto se relaciona con el actual gobierno.

Suman ya semanas, si no meses, en que se acusa a Petro de bocón, imprudente, acelerado, torpe o cualquier otro adjetivo semejante. Los comentaristas lo sindican de hacer subir el precio del dólar cada vez que se refiere a temas de carácter económico, financiero, petrolero, pensional, etc. Si la divisa alcanzó un valor superior a los cinco mil pesos, la causa no podía ser otra que cuanto Petro andaba hablando en el exterior.

Aún no volvía Petro al país cuando el dólar se vino en picada, pese a lo cual ningún medio mencionó la contradicción de ese hecho con lo que venían afirmando. La cargadilla es evidente simplemente porque la verdad se embolata cada vez que entra en choque con lo que le conviene a los poderosos. Nada mejor, por ejemplo, que abrir cada emisión de noticias con el listado de robos, atracos, violaciones y desgracias que acaecen durante el día o la noche anterior.

Aparte de inducir a culpar al gobierno, se apunta a fortalecer la idea de mano fuerte, más pie de fuerza policial y militar, fiscales, jueces y cárceles, en choque con cualquier visión realista y comprensiva de la situación del país. Ojalá los medios de comunicación investigaran con profundidad las causas de los crecientes índices de delincuencia, particularmente cuando se ligan a delitos contra la propiedad, violencia callejera y agresiones sexuales.

La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, intentando encarnar la inconformidad de la gente empujada por los medios a exigir venganzas, reclamó furiosamente a una juez por haber ordenado la libertad de una banda de atracadores capturada por la Policía. Según la jueza, la cuantía del delito, el hecho de no existir ninguna prueba de que los capturados estuvieran armados, ni de que representaran un peligro para la sociedad impedía privarlos de la libertad.

Cosas del código procesal penal colombiano que son de cumplimiento obligatorio para los funcionarios judiciales, contra los cuales se van lanza en ristre la alcaldesa y los medios que replican sus palabras. Mencionemos tan solo un hecho ignorado, pese a que en otros momentos y escenarios se suele recordar. La reciente pandemia dio lugar a un aumento exagerado de los niveles de pobreza y miseria en todo el país, incluida la capital.

A lo que hay que añadir los cientos de miles de inmigrantes que llegaron a Colombia gracias al acuerdo entre el gobierno de Duque y el de los Estados Unidos, para evitar que siguieran hacia allá. Para nadie es un secreto que aquí se paga a los venezolanos mucho menos que lo que pagarían a un colombiano. De tal modo que ni los unos ganan lo suficiente para vivir dignamente, ni los otros consiguen fácilmente el trabajo que ocupaban antes.

Situación desesperante para ambos. A la que se suma la descomposición por la venta masiva de drogas entre la juventud, producto de la profusión creciente de mafias ligadas a la corrupción de muchas autoridades. Sin hablar de la falta de oportunidades que tienen los jóvenes para estudiar y trabajar. Ser trabajador sexual se ha convertido en recurso fácil para muchas y muchos, incluso por las redes, en medio de la explotación y crueldad que ello entraña.

Serio lo que hace este gobierno con todas las reformas que adelanta en el Congreso y que apuntan precisamente a combatir la causas reales de la delincuencia y de otros graves problemas del país. Por eso indigna la basura que vierten a diario contra él los medios y sus propietarios, solo por el mezquino afán de no ver afectado ninguno de sus privilegios.

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