En Colombia, ser joven es sinónimo de incertidumbre laboral. A pesar de las cifras optimistas que indican una disminución general del desempleo, la realidad para los jóvenes sigue siendo desalentadora. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la tasa de desempleo juvenil se situó en 16,8% durante el trimestre diciembre 2024 - febrero 2025. Esta cifra es alarmante, ya que refleja que más de 1 de cada 6 jóvenes en edad laboral no tiene empleo formal.
Esta situación se agrava en regiones como Quibdó, donde el desempleo juvenil alcanza el 44,8%, y Sincelejo e Ibagué, con tasas del 28% y 27,2% respectivamente. Estas cifras no solo evidencian una crisis laboral, sino también una profunda desigualdad territorial que obliga a muchos jóvenes a abandonar sus lugares de origen en busca de oportunidades en otras ciudades o países.
Además, el fenómeno de los "Ni-Ni" —jóvenes que ni estudian ni trabajan— afecta al 24,2% de la población juvenil. Este grupo se ha visto afectado principalmente por la falta de oportunidades educativas y laborales, lo que aumenta su vulnerabilidad.
La migración, entonces, se convierte en una estrategia de supervivencia. Los jóvenes no migran por elección, sino por necesidad. La falta de políticas públicas efectivas que fomenten el empleo juvenil, especialmente en regiones apartadas, los deja sin opciones. Es necesario implementar programas que promuevan la educación técnica y tecnológica, incentivos para el emprendimiento juvenil y una descentralización de las oportunidades laborales
Es imperativo que el Estado reconozca y aborde esta problemática con urgencia. Los jóvenes son el presente y el futuro de Colombia, y merecen tener la posibilidad de construir sus vidas en su propio país, sin tener que migrar para sobrevivir.
También le puede interesar: