El domingo 11 de mayo conversaba con un amigo sobre el nuevo Papa -con quien compartimos nacionalidad-, y le decía que no sabía mucho de su narrativa, su inclinación política, ni de su obra. Mi amigo me comentó, entre otras cosas, que el nuevo Obispo de Roma, había aseverado alguna vez que el ser humano solo puede ser hombre o mujer. Atónito ante un pronunciamiento de semejante envergadura, solo atiné a responder que eso demostraba la ignorancia supina con que se permitía a un clérigo sentarse en el sillón de San Pedro.
En efecto, el estadounidense-peruano Robert Prevost, el 18 de febrero de 2023, declaró en Roma: “Quienes promueven la abolición del binarismo sexual, quieren reinventar la creación. Esto es soberbia moderna disfrazada de inclusión”. Asimismo, el 7 de enero de 2012 en una entrevista para una radio en Perú sostuvo: “Nos quieren convencer de que la homosexualidad es una opción neutra. Pero Dios creó al hombre y a la mujer, no una opción fluida”.
Ante mi respuesta, mi interlocutor replicó “Tienes razón, es mentira que el ser humano solo pueda ser hombre o mujer, también puede ser caballo, perro, jirafa, hipopótamo o cocodrilo. En esos casos lo que urge es la atención de un especialista que se llama psiquiatra”. Aquí el binarista no solo confunde sexo con especie, sino que plantea una falacia de hombre de paja. Entonces lo confronté preguntándole ¿qué es lo que define a un humano como hombre?, y ¿qué es lo que lo define como mujer? Evadiendo mi pregunta, contestó “Justamente porque está definido qué cosa es un hombre y qué cosa es una mujer, es que no se puede decir que un hombre es una jirafa y una mujer un caballo”. Nuevamente, no tuvo la capacidad de discernir entre sexo y especie, y otra vez recurrió al hombre de paja. Volví a preguntar y volvió a evadir.
Me propongo entonces presentar cinco criterios de definición de “hombre” y “mujer”, los cuales pueden entrar en conflagración todos entre sí, y además, demuestran que el sexo no es binario.
El primer criterio sería el genético. Tiene que ver en concreto con un gen, el gen SRY, que se encuentra en el brazo corto del cromosoma Y. Su función consiste en determinar el fenotipo y genotipo macho, incentivando la formación de las gónadas, genitales y demás elementos del aparato reproductor masculino, e inhibiendo los femeninos, durante el desarrollo embrionario. Sin embargo, existen casos en los que se da una traslocación del gen SRY al cromosoma X, lo que produce en una persona con cromosomas XX genitales externos masculinos, aunque testículos pequeños.
También puede suceder que el gen SRY esté presente en el cromosoma Y, pero no se exprese, por lo que el individuo XY contendría, no ovarios, pero sí vagina, útero, trompas de Falopio y clítoris alargado. Todo esto da como resultado que un ser humano sea susceptible de ser genéticamente hombre y cromosómicamente mujer, o al revés. Las incidencias, por ejemplo, del Síndrome de Chapelle, donde el gen SRY está involucrado en un 80-90% de los casos, es de uno por cada 20.000 nacidos. En cuanto al Síndrome de Swyer, con una responsabilidad calculada entre el 15-20% de los reportados, lo padece uno de cada 80.000 nacidos.
El segundo criterio es el cromosómico, quizá el más divulgado, el más al uso, el más aceptado, pero no por ello el menos problemático. Se considera que un Homo sapiens con cromosomas XX es hembra y con XY es macho. Pero tenemos congéneres que no son caballos, ni perros, ni jirafas; con cromosomas XXY (Síndrome de Klinefelter), XYY (Síndrome de Jacobs), XXX (Síndrome triple X) y X (Síndrome de Turner). Si sumamos los casos estimados de todas esas trisomías y monosomía, obtenemos que una de cada 230 personas no encaja con el modelo estándar, lo cual vuelve a estampar contra el implacable muro de la realidad, la premisa de que el sexo es binario.
El tercer criterio tiene que ver con las gónadas. Se presupone que aquel que tenga testículos es hombre y aquella que tenga ovarios es mujer. ¿Y los ovotestis? Un ovotestis es órgano híbrido entre ovario y testículo. 1 de cada 20.000 personas expresa una condición de hermafroditismo verdadero. Es decir, tienen un testículo en un lado y un ovario en el otro, o un ovario y un ovotestis, o un testículo y un ovotestis, o dos ovotestis. ¿Solo hay hombre o mujer?, ¿dónde se metió el perro, la jirafa, el caballo y el psiquiatra?
El cuarto criterio consiste en lo genital. A todos en primaria nos dijeron que una mujer tiene una vagina y un hombre un pene. El Síndrome de Morris es un ejemplo genial para desmitificar la dualidad del presente criterio. En dicha patología, la persona compone cromosomas XY y un gen SRY funcional, a la vez, presenta vagina y vulva, pero la vagina se cierra y no tiene útero. Por dentro se esconden los testículos. Estos seres humanos (sean hombres, mujeres, cocodrilos o caballos), carecen de la posibilidad de recibir andrógenos. Los testículos producen testosterona de manera normal, pero los tejidos no la reciben y, por lo tanto, se metaboliza como estrógenos, lo que hace que los rasgos femeninos se acentúen aún más. Se puede observar, por tanto, una mujer hermosa, ella misma se puede sentir una mujer -y hermosa-, pero tiene testículos, y si desea tener hijos lo descubrirá.
El quinto y último criterio que propongo es el cerebral-identitario. Si bien hay un enorme espectro y las conclusiones se basan en generalizaciones, existe cierta bimodalidad en cómo se comporta el cerebro masculino y el femenino. En ese sentido, se ha descubierto que en las personas transexuales, gran parte de la actividad cerebral se parece más al sexo con el que se autoperciben, que al sexo que se les asignó al nacer. El núcleo límbico, por ejemplo, suele ser distinto entre hombres y mujeres, y en los trans funciona de manera semejante a los cisgénero con los que se identifican. A nivel de estructura también se han detectado similitudes, como la conectividad o el volumen de sustancia gris en zonas específicas, según la identidad y no el acta de nacimiento. Sin embargo, es importante resaltar que aún no se encuentran tantas equivalencias como cabría esperar, y sí se han hallado algunas diferencias considerables.
Para terminar: usted doctor Prevost, representante del creador en la tierra, usted que afirma que Dios creó solo al hombre y a la mujer, y que manifestar lo contrario es nada más que soberbia moderna, ilumíneme: una persona que posee dos ovotestis, que es un organismo quimérico y por tanto parte de su genoma tiene cromosomas XY y otra parte XX, que presenta un pseudopene, así como una vagina ciega cuyos labios están engrosados de manera que forman un pseudoescroto, ¿es un hombre o una mujer?
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