En Magangué en el departamento del Bolívar, el calor pega con fuerza, es un calor que abraza con rudeza. Pero a los visitantes de AgroBolívar 2025 el calor no les incomodó, solo fue un protagonista más de la fiesta que se vivió en esta ciudad ribereña, una feria agropecuaria que se convirtió en la celebración del verdadero campo, una declaración de fe en la tierra, en quienes la trabajan, en quienes creen que el futuro.
| Lea también: "Los deportistas solo deben concentrarse en entrenar": la apuesta del gobernador Yamil Arana
Durante tres días, el corazón agrícola de Bolívar latió con fuerza en AgroBolívar 2025, una feria que no solo movió cifras millonarias —más de un millón de dólares en ventas—, sino que volvió a poner al campo en el centro de la conversación sobre desarrollo, futuro e identidad.
El recién inaugurado Centro de Exposiciones Agropecuarias de Bolívar (CEB), una moderna estructura que se levanta en Magangué gracias a una alianza entre la Gobernación y la cooperación internacional, fue el escenario de este encuentro sin precedentes. Allí confluyeron las manos campesinas, las ideas emprendedoras y los grandes compradores, como lo resumió el gobernador Yamil Arana: “Esta feria no es solo un logro económico. Es una apuesta por descentralizar las oportunidades y acercarlas a quienes trabajan la tierra”.

En los pasillos del CEB, entre subastas ganaderas, exhibiciones equinas, ruedas de negocio y vitrinas agroindustriales, se tejían historias. Una de ellas, la de Abad Sosa Navarro, gerente de Vino Mompox, quien presentó su línea de vinos tropicales elaborados con corozo y otras frutas exóticas. Otra, la de Diógenes Larios, de la Asociación Amigos del Parque, que llevó desde La Mojana el arroz pilado cultivado por pequeños agricultores. Ambos coincidieron en algo esencial: espacios como AgroBolívar abren puertas reales para crecer, comerciar y creer en lo propio.
La feria también fue una plataforma para mirar hacia afuera. Gracias a Futurexpo, una iniciativa de ProColombia, más de 250 productores descubrieron que sus productos —ganado en pie, lácteos, hortalizas, café, cacao, ñame— tienen potencial en mercados internacionales. Por primera vez, muchos entendieron que exportar no es un sueño lejano, sino un camino posible.
Pero AgroBolívar fue mucho más que negocios. Fue una fiesta del campo. Familias enteras llegaron para ver de cerca a los ejemplares bovinos y equinos, para probar sabores de la tierra en el mercado campesino y para participar en talleres y espacios educativos. Niños curiosos, jóvenes emprendedores, adultos mayores con orgullo campesino: todos vivieron una experiencia que les recordó el valor —y el futuro— del agro.
La feria también trajo consigo un impulso palpable al turismo local. Con una ocupación hotelera del 99%, Magangué vivió un inusual bullicio. El comercio informal, los emprendedores locales, las cocineras tradicionales: todos tuvieron su momento. Marcas como Matié y Marca Bolívar reflejaron la creatividad de una región que no solo siembra, sino que transforma.
En paralelo, estrategias como MercaBolívar han fortalecido la conexión entre el campo y la ciudad. En este espacio, productores de miel, hortalizas, harinas artesanales y aceites naturales ofrecieron sus productos sin intermediarios. “MercaBolívar reconoce el valor de quienes alimentan al departamento”, aseguró Víctor Méndez Galvis, secretario de Agricultura de Bolívar. No se trata solo de vender: se trata de dignificar al campesinado.

“Vamos por más” dijo el gobernador Arana al cerrar la feria. Y sus palabras no quedaron en el aire. AgroBolívar 2025 no fue simplemente un evento. Fue una declaración de principios. Una forma de decirle al país que Bolívar quiere ser el epicentro de una agroindustria moderna, incluyente y con rostro humano. Un departamento donde el campo no solo produce: también innova, exporta y lidera el futuro.
| Le puede interesar: ¿Cuál sería el costo del pasaje del Metro en Bogotá? Galán lo reveló