Semana: la revista que Felipe López comenzó sin un peso hace 40 años

Semana: la revista que Felipe López comenzó sin un peso hace 40 años

Gabriel Gilinski pagó una fortuna por una publicación que nació pobre en unas oficinas prestadas y con un grupo de periodistas que redactaba en máquinas de escribir

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junio 20, 2023
Semana: la revista que Felipe López comenzó sin un peso hace 40 años

Nadie daba un peso por la idea del joven Felipe López, recién llegado de estudiar en Estados Unidos que quería fundar una revista similar a Time o Newsweek con las que se había familiarizado durante su estancia en Boston. Esta es la historia de la Revista Semana.

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Puso manos a la obra en una particular coyuntura política porque precisamente su papá, el ya expresidente Alfonso López Michelsen aspiraba a regresar a la Casa de Nariño en las elecciones presidenciales de 1982 compitiendo con el conservador Belisario Betancur quien terminó derrotándolo.

A la postre, esto resultó ser una ventaja para el naciente proyecto periodístico que se proponía, según el primero y único editorial, "colocar la información por encima de grupos y presiones, de servidumbres e intereses que puedan limitarle al colombiano su derecho a saber qué ocurre, cómo y por qué".

Semana nació el 12 de mayo de 1982. Cinco años antes, un muchacho norteamericano Steve Jobs le había dado la luz al computador personal, un invento clave para el periodismo pero que tardaría en llegar a Colombia. Entonces se escribía en máquinas de escribir eléctrica y las revistas se montaban manualmente pegando con goma las galeras de textos impresos con fotografías sobre las maquetas diagramadas previamente. Todo se armaba sobre la marcha y en ese momento, se llevaba el material en físico a la imprenta, la Editorial Andes en la zona industrial de Bogotá. El Internet estaba lejos de asomarse al mundo de los medios de comunicación.  

Felipe López consiguió unas oficinas prestadas en el edificio Pedro A. López que en el pasado fue sede del banco del mismo nombre fundado por su abuelo paterno, localizado en la Avenida Jiménez en pleno centro de Bogotá, muy cerca de la emblemática librería Buchholz.

Edificio Pedro A López

El primer Director fue Plinio Apuleyo, quien llegó de París donde se desempeñaba como agregado cultural en la Embajada de Colombia en Francia y se trajo con él a quien sería el jefe de arte Ponto Moreno, un joven colombiano residente en la Ciudad de la Luz con experiencia en revistas. La pequeña redacción combinaba intelectuales veteranos con experiencia de escritores como Eddy Torres y Hernando Valencia Goelkel, con la juventud de periodistas como Carlos Mauricio Vega, José Fernando López y María Elvira Bonilla, reunidos todos en una sola oficina con escritorios improvisados. La austeridad reinaba.

Se redactaba en papeles colocados en los rodillos de unas viejas y sonoras máquinas de escribir, que era necesario rotar porque no había suficientes para todos. En un espacio independiente, trabajaba el Director quien escribía sin parar, al tiempo que daba instrucciones sobre el tono de las notas que harían de esta naciente publicación la primera en su género en el país.

Vieja sala de redacción de Revista Semana

Plinio corregía en voz alta, con vehemencia, implacable para asegurar el estilo que se proponía para marcar la diferencia. Semana había sido ya el nombre de una revista dirigida por el expresidente Alberto Lleras Camargo en los años 60 y sus derechos habían quedado en manos de Alberto Zalamea quien se los cedió a López para su aventura editorial.

Plinio Apuleyo dirigió solo la revista durante un buen tiempo hasta que descubrió a María Elvira Samper quien, aunque no era periodista de profesión, escribió un artículo titulado 'Las garras del águila' sobre el banquero Jaime Michelsen y su poder con el Banco de Colombia –que el gobierno de Belisario Betancur terminó interviniendo-, que impresionó al Director, a quien pocos textos lo convencían. La nombró Jefe de Redacción y convirtió a María Elvira en su mano derecha y el aprendizaje fue veloz.

Concluida la licencia que había obtenido de la Cancillería para permanecer en Colombia durante los seis meses de despegue de la revista y sin intenciones de trasladarse a vivir a Colombia, Plinio regresó a París. Felipe López asumió entonces la dirección y María Elvira Samper siguió con el manejo del día a día periodístico de la revista. Felipe escribía las notas de portada y cuidaba con milimetría los confidenciales. La redacción se trasladó al norte, a una casa en la Calle 85 y el equipo se fue reforzando con colaboradoras como Laura Restrepo y María Isabel Rueda, quien había hecho sus primeros pinitos en El Siglo al lado de Álvaro Gómez. María Elvira y María Isabel hicieron una productiva llave periodística que las llevó luego a retirarse de Semana para licitar un noticiero de televisión y darle vida a QAP.

Llegarían luego otros nombres como Mauricio Vargas y Roberto Pombo quienes se habían conocido trabajando en El Heraldo de Barranquilla e hicieron un efectivo tándem. Felipe decidió manejar Semana desde la sombra y le entregó las riendas de la dirección a Mauricio Vargas. Después, vendrían otros directores, pero con López siempre conservando su rol de gran timonel.

Felipe López hizo de Semana no solo un influyente medio sino rentable y se propuso que la revista estuviera a la altura del progreso editorial en el mundo teniendo siempre como referencia el periodismo anglosajón en el que se había inspirado. En la década de los 90 entró en la era de la modernidad tecnológica con la importación de computadores tanto para la redacción como para el diseño con los cuales se introdujo la diagramación electrónica.

De la mano de la tecnología y con la asesoría del gurú de las revistas en el momento, Robert Blake, el look de la revista cambió, incluido el papel, la paleta de colores y un mayor peso gráfico en cada página. Los cierres de los viernes seguían siendo heroicos con largas trasnochadas, muchas veces hasta el alba, pero el trabajo se facilitó con la sistematización de los procesos. Lo definitivo era la urgencia periodística para cubrir los acontecimientos que han marcado la agitada vida política colombiana y marcaron la pauta informativa.

Portadas de Revista Semana a lo largo de la historia

Semana se convirtió en un semillero de periodistas, una escuela de redacción para revistas –que difiere de la noticiosa de los periódicos- siempre buscando mantener un rumbo trazado por su fundador y propietario procurando  mantener objetividad frente a los hechos, respetar la pluralidad de las ideas con el propósito inicial esbozado en aquel primer editorial de 1982: “Colocar la información por encima de grupos y presiones, de servidumbres e intereses que puedan limitarle al colombiano su derecho a saber qué ocurre, cómo y por qué".

El tsunami de la era digital llegó con toda la fuerza al periodismo en Colombia. Felipe López decidió hacerse a un lado hace cuatro años y le vendió al joven empresario Gabriel Gilinski, por varios millones de dólares, la revista, convertida en un gran holding bajo el nombre de Publicaciones Semana. La revista, transformada en un medio fundamentalmente digital, es hoy otra cosa… Lo que aquí se cuenta es historia.

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