¿Han notado que a mucha gente le está dando la chiripiorca?

¿Han notado que a mucha gente le está dando la chiripiorca?

Ahora es muy común ver a la gente llena de miedo, tristeza y rabia todo el tiempo. Es más grave que el problema de la tributaria, y no se cura con pastillas

Por: Marcos Velásquez
septiembre 14, 2022
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¿Han notado que a mucha gente le está dando la chiripiorca?

¡Doctor Calle! Venga tomémonos un tintico de afán, porque hay que ir a trabajar, pero usted sabe cómo somos nosotros, no tenemos vida sin un tintico en la maña, es como un acto de contrición pa’ matar el hambre del día que viene.

Es que le cuento, porque necesito desahogarme, ¡usted sabe! Estoy preocupado por la salud mental de Colombia.  No es que la gente esté loca, ni más faltaba, aunque no falta el loco, claro está, pero la neurosis sí está desbordada definitivamente.

Para explicarme y no caer en terminología médica o farmacéutica que, a lo sumo, solo la entienden esos que pasaron por la U y dizque aprendieron algo: ¿no sé si has notado últimamente que a mucha gente le está dando la chiripiorca?

¡Sí, hombre! Yo veo que hay mucha gente de mal genio, con unas rabias tenaces y si no, buscando pleito, pelea, a toda hora, contra el que sea. Eso ya se salió de las peleítas tradicionales entre la esposa y el marido o entre los papás contra los hijos o los hermanos entre ellos.

Ya eso va entre un vecino con otro, en el que está en el trancón o en el que le pasó por el lado, o en el trabajo, entre compañeros o jefes déspotas que se la quieren desquitar con el que se les atraviese. En fin, pregunte y verá que cada vez hay más peleas entre la gente y a eso no se le ha parado bolas.

Es como si se hubiera normalizado el mal genio en la gente, y ni qué decir de la tristeza o del miedo. ¿Si me entiende de lo que le estoy hablando? Uno se pone a hablar con la gente y cuando uno profundiza una palabrita más allá de lo cotidiano, agárrese porque lo que va a escuchar, son tristezas o una cantidad de miedos ni los, ¡ya usted sabe!

Esto está más teso que la reforma tributaria, el alza de la gasolina y todas las maricadas que la oposición está viendo en el inicio del gobierno de mi presidente Petro, tratando de echarle mal ojo a sus pasos, a través del odio y la frustración que los tiene condenados a no comprender que, si Colombia hubiera seguido como iba, el despiporre era ni el, ¡usted sabe!

Y si es que esa forma de sembrar cizaña y ese afán de producir odio en una sociedad que se cansó del odio, del miedo, del desplazamiento y de ver cómo sólo los que tienen, eran los únicos que podían tener y de resto, cada día que pasa, para el que no tiene es otro de agonía para llegar a fin de mes, o el tremendo susto del bendito cuentagotas en esas motos con esos bolsitos manos libres, donde no se sabe si lo que llevan ahí es el talonario pa cobrar, o el fierro pa quebrar, ¿usted me entiende?

No, por Dios mi doc, qué cosa tan berraca este país indolente y egoísta que se formó. Yo le echo cabeza a este problema y llego al 25 de agosto del 87. Ese día, cuando me enteré, ese día lloré mis ojos de la rabia, la tristeza, la frustración y la impotencia de ver cómo asesinaron, si no al único, sí a uno de los últimos políticos buenos de este país.

Ese día mataron al doctor Héctor Abad Gómez, un hombre bueno, médico, político preocupado por la salud pública de la gente y defensor de los derechos humanos. Para ese año ya este país empezaba a ser el país indolente e indiferente en el que estamos, un país narcoparamilitar que se resiste a comprender que aquí cabemos todos, como era la preocupación del doctor Héctor Abad Gómez, y no como insisten los godos que quieren vivir sabroso de cuenta de los demás.

Tan indiferentes son que, ni se percatan de su propia chiripiorca, llenos de miedo, proyectando odio y rencor a toda hora y en cada trino.

La salud mental en Colombia es un problema berraco, empezando porque todavía se piensa que esta se cura y, sobre todo, con psicólogos o con pastillas. Si bien eso ayuda, también la responsabilidad social exige un compromiso con el lazo social, donde los medios de comunicación, los políticos incendiarios y las redes sociales, son responsables de la zozobra y el miedo en el que se encuentra Colombia porque antes que mermarle a la incertidumbre, viven arrechos echándole leña al fuego.

Yo sé que es complejo entender que después de la pandemia el mundo está cambiando y con el nuevo gobierno, comprender que antes que emular a Venezuela, lo que se busca es equilibrar la cruda realidad de una sociedad en la que unos pensaban que era imposible vivir con dignidad, mientras que los otros creían que la única forma digna de vivir era la que ellos tenían, sin importar el costo que no asumían para vivir así.

En Colombia hay más gente buena que mala, más gente que trabaja que flojos, más gente dispuesta a vivir en paz que aguzadores de violencia. Por eso mi doctor Calle, le agradezco que a partir de hoy procure ayudar a los suyos a identificar sus chiripiorcas, antes que caer en la trampa de responderles sus demandas, porque ahí sí, pierde el otro y pierde usted. ¿Me hago entender?

Muchas gracias por la compañía y tranquilo que el tintico lo invito yo. Mi señora, ¿qué le debo?

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