¿Cuál es el 'gran Pacto' entre el Chapo Guzmán y Sean Penn?

¿Cuál es el 'gran Pacto' entre el Chapo Guzmán y Sean Penn?

"El 'reconocimiento' y la 'fama' son temas que podrían sustentar el encuentro de estos dos personajes en octubre del año pasado"

Por: Francisco Rodríguez Mesa
enero 15, 2016
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¿Cuál es el 'gran Pacto' entre el Chapo Guzmán y Sean Penn?

A pesar de las mordaces críticas que ha recibido Sean Penn por parte de periodistas americanos sobre su reportaje acentuado con el estilo gonzo de la revista Rolling Stone, y a pesar de las amenazas a él y Kate del Castillo por parte del sistema judicial mexicano, la controversial crónica sobre el Chapo Guzman ha logrado su peligroso cometido: propulsa la carrera de Penn como periodista,  director de cine y la carrera del Chapo como un gran capo de la mafia en retiro, además de mostrar a México como un país en declive conocido por el paramilitarismo y el narcotráfico.

Es de no creerlo, y parece que la historia se repite, pero tanto el Chapo Guzmán como Sean Penn-- con el reportaje en primera persona que retrata la intimidad del hombre más buscado y caricaturiza la lucha contra el narcotráfico -- han sellado un trato, que los traslada del 'reconocimiento' a 'la fama' y concreta el sueño de hacer una película, que, probablemente devolvió al Chapo tras las rejas pero con la posibilidad de dejarlo muy bien librado al contar su historia.

Después de todo, el escurridizo capo de Sinaloa se ha dibujado en el panorama internacional como una suerte de Robin Hood-- leyenda víctima de un Estado Tercermundista- capaz de reescribir la biografía cliché del mafioso todopoderoso para mostrarse compasivo, sensible y temeroso ante su suerte y su muerte. Y el nombre de Sean Penn ha sonado en la mayoría de noticieros y periódicos americanos como el superhéroe de la clandestinidad y de Hollywood, que tuvo un encuentro con el criminal más buscado incluso antes que toda la inteligencia de Estados Unidos.

Esto que no solo genera un fuerte cambio de paradigma de la imagen del narco clásico y del periodista decente, sino que, al igual que en Colombia, se muestra como una apuesta mediática capaz de enaltecer la cultura del narcotráfico a cambio de unos centavos, haciendo el truco barato de enfatizar en el drama humano del narcotraficante (fabricado por el director) dejando de lado su obra como delincuente y su crueldad.

Ahora muchos colombianos y mexicanos vemos lo que está por ocurrir con desdén: la patología de las narco-peliculas y narco-series en nuestra cultura es algo tan grave como los estereotipos que de un soplo dañan la autoestima de una sociedad y desploman su cultura. Pero es tanto el repudio, que los medios mexicanos y su ente acusador han optado –exageradamente- por calificar a Kate y Sean Penn de cómplices dando al mundo un grito más fuerte que el de la Revista Rolling Stone sobre el narcotráfico, y sobre el triunfo de la -ya puesta en duda- institucionalidad Mexicana.

Este grito, que en resumidas cuentas afama a los periodistas y los interesados en hacer la película, los hace trending topics. No nos engañemos, creer lo que los medios mexicanos hacen bien satanizando a la actriz y a Penn recalcando en su cinismo, es tan ingenuo, como creer que el Chapo es un hombre de paz. Es algo que infla aún más el tema, e infla más al Chapo y a sus pretensiones de dejar su legado a través del cine. Eso ya pasó en Colombia con Escobar.

Y cómo culparlos, como Colombiano sé que no era para menos. Como también sé que de toda esa tragedia que envilece nuestros países, se forma un inmerecido boom a todo esto, que, como se rumora en este caso, es capaz de ser el producir un hecho fílmico monumental, de esos que entretienen -trazando la transformación de un tipo cualquiera a criminal y relativizan la moral social- y 'sin querer' acaban sembrándole a la juventud una tentadora esperanza por ese camino del falso héroe-villano reivindicador de los marginados, que puede comprar el mundo.

Pero todo esto es un engaño. Al final del día no hay nadie que pueda comprar el mundo y estar feliz con su familia después de ser un delincuente. Ni una formula para evitar lo inevitable. De pronto se haga la dichosa película y más reportajes (por ridículo que suene), porque eso le gusta a la gente y vende mucho. O peor aun, de pronto mañana todos sepan quién era el Chapo y nadie sepa quién era Diego Rivera. Es mejor no jugar con ese pasado ni seducir vendiendo y reproduciendo falsedades.

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