En las urnas debemos castigar la corrupción

En las urnas debemos castigar la corrupción

"Un ciudadano que se precie de luchar contra este flagelo debe votar contra la tradicional manguala de politiqueros que han saqueado las arcas públicas"

Por: Emilio Lagos Cortés
octubre 22, 2019
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En las urnas debemos castigar la corrupción
Foto: Twitter @Registraduria

El próximo 27 de octubre los colombianos asistimos a las urnas para elegir alcaldes, gobernadores, concejales, diputados y ediles. Este es quizá el espacio fundamental en donde el ciudadano puede y debe expresarse contra la corrupción y por la decencia en la administración pública. En este escrito me ocupo de la situación en mi ciudad y mi departamento.

En Bucaramanga y Santander concurren a estas elecciones dos tendencias políticas bien diferenciadas. Por un lado, están los que han gobernado mediante el clientelismo y la corrupción, es decir el liberalismo, que hoy tiene la gobernación y mayorías en el concejo y la asamblea, y la dinastía que encabeza el excoronel de la policía Hugo Aguilar. Este coronel —condenado por parapolítica y con acusaciones por corrupción— ya fue gobernador del departamento, hace 8 años colocó a su hijo Richard como gobernador, y ahora quiere colocar en el mismo cargo a Mauricio Aguilar, otros de sus hijos. Un departamento gobernado durante doce años por un hombre y dos de sus hijos. El coronel tiene nueve hijos en total, de manera que al ritmo que va, haciendo que todos ellos pasen por la gobernación, su dinastía familiar podría gobernar el departamento hasta el año 2048. Lo curioso es que se trata de un coronel retirado de la policía, salido de provincia, sin riquezas en su familia, quien a partir de una pensión de cinco millones de pesos construyó un formidable poder político que puede endosar a sus hijos, adquirió mansión en el sector más exclusivo de la ciudad y tiene millonarios bienes en cabeza de varios familiares y testaferros. En conjunto, liberales y el coronel Aguilar encarnan una corriente política que combina corrupción, parapolítica y narcotráfico.

A esta corriente se opone la fuerza política que articula a los sectores alternativos en Santander y su capital. Tal fuerza se aglutina en torno al exalcalde de Bucaramanga Rodolfo Hernández y al candidato a la gobernación Leonidas Gómez. Este último cuenta con el apoyo del Polo Democrático, la Colombia Humana de Petro, el Partido Verde y otros sectores. Esta corriente tiene en el exalcalde Hernández a su principal impulsor, cuyo arribo a la campaña de Juan Carlos Cárdenas a la alcaldía de Bucaramanga implicó su repunte en las encuestas de las últimas semanas. Su éxito radica en repetir una y otra vez una verdad elemental: una cantidad personajes que se han desempeñado como funcionarios, sean alcaldes o gobernadores, han acumulado grandiosas fortunas y viven como reyes, a pesar de que nunca han hecho empresa o negocios privados que expliquen su enriquecimiento, su único ingreso ha sido el salario de empleados públicos. Por tanto, surge la pregunta: ¿de dónde sacaron la plata para vivir en mansiones, tener fincas y apartamentos por doquier y darse vida de reyes, si no fue robándose la plata del erario público? Esta pregunta, a la que ninguno de los aludidos ha dado respuesta, resume y delata la conducta de la inmensa mayoría de quienes han ejercido la función pública en la ciudad y en el departamento, por supuesto, la situación se aplica al resto del país.

Un ciudadano que se precie de luchar contra la corrupción que destruye las administraciones locales y departamentales, convertidas en fuente de recursos de toda clase de corruptos y ladrones, no puede actuar de manera diferente a votar contra la tradicional manguala de politiqueros y corruptos que han saqueado las arcas públicas de nuestros municipios y departamentos. En esta ocasión Santander y Bucaramanga, afortunadamente, cuentan con opciones que representan un desafío, denuncia y amenaza para la politiquería tradicional. Está en la voluntad de los ciudadanos impulsar el cambio o permitir la perpetuación de las castas políticas de siempre.

Adenda: entre tanto el observador de ballenas ahora parece tener bola de cristal, ya que afirma con seguridad que Petro no será presidente porque él lo será en el 2022.

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