En la “semana de pasión”: La lupa sobre el amor
Opinión

En la “semana de pasión”: La lupa sobre el amor

Por:
marzo 31, 2015
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Debido a los encuentros y conversaciones que hemos sostenido en Cali para hablar del amor, varias parejas y también varias personas jóvenes me han abordado a preguntarme varias cosas. Por ejemplo, una joven pareja me pregunta ¿cómo se sabe si estamos caminando hacia una relación dañina?

Como hemos propuesto, es necesario explorar cuáles son las formas de amar que hemos aprendido, desentrañar sus trampas y cautiverios e intentar desaprenderlos. Para esto es necesario además, explorar las pistas que hemos venido construyendo, las maneras diferentes de amar que también existen y que sin ser recetas mágicas, nos pueden dar luces en los tenebrosos paisajes que a veces recorre el sentimiento “más puro, noble e inspirador” que conocemos.

Me aventuro a describir algunas variantes del amor romántico que son verdaderamente devastadoras y les dedico algunas bandas sonoras que ojalá cada cual desde sus gustos y conocimientos musicales pueda ampliar, para hacer un verdadero manual de amores tóxicos, a los cuales hay que huirles o cambiar el rumbo:

El amor–propiedad: Es el más evidentemente peligroso y sin embargo, caemos en él de a poquitos. Puede ser que en la intimidad, en medio de la arrechera, nuestro amante nos diga al oído “eres mía” y nos derritamos de pasión. Pero de allí a que nos revise (o le revisemos) la ropa, el teléfono, las redes sociales, la cuenta bancaria, hay pocos pasos, transitados con mucha inconciencia hacia el despeñadero. Si en mi inconsciente construyo a la pareja como propiedad, cualquier amenaza (amistades, familia, privacidad, vida propia), dispara mis mecanismos de defensa de esa propiedad. La mayoría de feminicidios los ejecutan hombres que no soportan la idea de que su pareja o expareja tenga una vida al lado de otra persona. Es un amor tipo “la Cuchilla”

Es una expresión pura de la cultura patriarcal, en la que todo lo que rodea al patriarca es su propiedad, incluyendo a las mujeres y los hijos(as). Tampoco es que las mujeres se salven de experimentar esta emoción. Basta pensar en el discurso cuando el hombre es infiel: Siempre hay de por medio una “zorra”, “perra”, “quitamaridos”

https://www.youtube.com/watch?v=8O4MeznM7vg,

que se metió en medio del idilio. Y las amigas le aconsejan “defender lo suyo”. Casi siempre, a costa de establecer una batalla contra la otra mujer.

El amor-fusión: Es el que viene envuelto en la sensación de haber encontrado la media naranja o complemento ideal. Se vive, como dice Estanislao Zuleta, en un océano de mermelada. O mejor en una isla, pues la pareja te complementa en todo. Dejas de necesitar contacto con el mundo exterior, al punto que sacamos disculpas para no volver a encontrarnos con familia, con amistades. “Nos bastamos uno al otro”

Hay una variante de este amor y es el de la superdependencia. Conozco parejas que escogen la ropa juntos o ella le prepara todos los días la ropa a él y hasta lo peina. A su vez él hace el mercado, elige los productos, es el representante legal de la familia. Es impresionante cuando estas parejas se disuelven, por muerte o separación. Abundan hombres que en varias décadas de vida nunca han decidido sobre su ropa o se han preparado un desayuno. Son bebés indefensos de 40, 50, o más  años. Abundan mujeres que nunca han salido a mercar ni a pagar una cuenta, ni han recibido un salario en su vida. Son niñas y analfabetas, a la edad que sea. Estas personas en realidad se sienten cercenadas, incompletas y algunas “mueren de amor”. Cuando en realidad están muriendo del más profundo desamor y falta de confianza en sí mismas.

El amor devoción: Este amor es totalmente idealizado. No se logra ver ningún defecto en la persona amada. Se eleva por encima de lo humano, se diviniza. Incluso en el lenguaje, las mujeres le contamos a las amigas: “Él es tan divino”

… O los hombres beben mientras cantan a voz en cuello “Mujeres tan divinas… no queda otro camino que adorarlas” https://www.youtube.com/watch?v=gfX0ijwj1mw. Se deposita tal nivel de expectativa en la otra persona, que tarde o temprano se desbarata su imagen. El peligro de este ciego amor, es que la desidealización es tremenda, devastadora. Si he elevado al nivel de divinidad al otro o a la otra, su caída ante mis ojos, tiene todos los ingredientes de un drama. Y lo más seguro es que así sea el desenlace.

El amor confesional: Es una variante del amor propiedad, pero con acuerdos voluntarios de por medio. En medio del arrobamiento del amor, la pareja jura que no tendrá secretos. De esa manera, una prueba de amor es que ambos manejen las claves de internet del otro o la otra, las del cajero automático, que se revisen el teléfono, la billetera, los gastos, las amistades, las conversaciones con la familia. Si hay algún aspecto que por delicadeza o por discreción, o por cualquier motivo no se comparta con la pareja, desencadenará un sentimiento de decepción, desconfianza, de traición incluso, que puede tomar tintes dramáticos y graves. He visto amigas sin ganas de vivir porque su pareja no le contó un encuentro con la exnovia.

Sienten que su sueño de controlar lo que piensa, dice y hace la otra persona se ha derrumbado. Me dan ganas de decirles “menos mal, ahora sí puede empezar el amor si asfixia”

El amor desasosiego: Es un amor masoquista. No importa si en la intimidad solo hacen la posición del misionero. Son parejas que se acostumbran a sentir la adrenalina de las peleas y reconciliaciones y se olvidan de otras maneras de vivir y pasarla bien. Su relación es un campo de batalla. Él te hace un desplante, tú le haces una cagada mayor, planeas, gastas tiempo, energía y dinero pensando en qué le dolerá más. Es la “Guerra de las Rosas”. Una amiga nos decía: “Queridas, vengo a hablar mal de mi marido, pero no me vayan a apoyar porque salimos peleando”. A continuación contaba historias del tipo “El hijueputa me falsificó la firma y se fue con mi dinero a San Andrés con la moza”. Si alguien le decía “Tenés razón. Es un hijueputa”, la mujer le saltaba a la yugular diciendo” No lo trates así, que es mi marido y no me gusta que lo insulten”.  Tengo también amigos que llevan muchos años al lado de mujeres a las que desprecian o temen y no se separan por razones como “los hijos” o “qué será de ella sin mí”. Este es un amor de “ni contigo ni sin ti”

Nadie está desahuciando al amor. Lo que se propone más bien es desmenuzar cuáles son los caminos que va tomando y que nos llevan a destinos tristes o crueles, para establecer “alertas tempranas”. Sobre todo porque la repetición de las fórmulas de siempre nos ha amargado la existencia a muchos y muchas y sabemos que tienen que haber mejores destinos para la gran capacidad de amar que albergamos.  Feliz semana de pasión ¡y de reinvención del amor!

 

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