JPMorgan, una de las entidades cuya corrupción ha acentuado la inequidad en el planeta y cuya insostenible gestión ha nutrido y derivado las recesiones del siglo XXI, anuncia que el riesgo país de Colombia empieza a dar mejores señales.
Su índice, denominado EMBI (traducido en español como Indicador de Bonos de Mercados Emergentes), mide el apetito del mercado hacia la deuda emitida por los países subdesarrollados, en contraste con los bonos de referencia, del tesoro de origen estadounidense, considerados libres de riesgo.
Es curioso que ese país continúe ostentando semejante etiqueta y prerrogativa; y no hago referencia a los “T” (Treasury Bills), que muchos descalifican durante la era Trump, pues la decadencia de la ética, el riesgo y la rentabilidad acarrean el legado de décadas; de hecho, el actual presidente es simplemente un catalizador más, tal como el contagio de la pandemia (por supuesto, la solución no oscila hacia el péndulo que ha impulsado China, país cuyo desafío es igualmente cuestionable, e incluso peor, que el de Estados Unidos).
Retomando, el EMBI permite atribuir a determinados bonos una calificación de riesgo, que eventualmente impone a los emisores pagar una tasa diferencial de rendimiento, para compensar la correlacionada probabilidad de incumplimiento. En el caso de Colombia, el techo histórico se estableció el 16/3/2020, cuando alcanzó los 807 puntos; desde entonces, la tendencia es a la baja, y supuestamente está retomando los niveles considerados aceptables durante la “antigua normalidad”.
Muchos analistas, quienes insisten en sostener que el mercado es inteligente y eficiente, con euforia impulsan las bolsas anunciando que la mano invisible ha descontado toda la distorsión, y el futuro, visto desde hoy, está despejado. Sin embargo, y a pesar de que los aforismos económicos (y populares) señalan que “después de la tormenta sale el sol”, afrontamos una crisis “multisistémica”: es decir, la suma de muchos males.
Verbigracia, Fitch advierte récord de incumplimientos en el pago de la deuda soberana (Sovereign Defaults Set to Hit Record in 2020, 12/5/2020), situación a lo que se denomina “default”. Por cierto, el EMBI de Argentina multiplica aproximadamente por 6 veces el de Colombia, y realmente no creo que estén tantas veces peor que nosotros.
No creo que ese país debiera estar sintiendo “embi-dia” y tampoco creo que, para nuestro país, se avecine el día, como sugiere el volátil comportamiento de ese indicador suministrado por una organización tan pirata y persecutora como la histórica JPMorgan Chase.
En época de economía de guerra, especialmente, convengamos que no es bueno despertar ni sentir envidia. Aboguemos por el fin de la deuda y el inicio de una era de la igualdad.