El populismo del siglo XXI...
Opinión

El populismo del siglo XXI...

Ambos tiranos, tanto Chávez como Maduro, con una equivocada interpretación del legado de Bolívar, usaron la indignación de la gente, e inyectaron a su paranoia, grandes dosis de populismo

Por:
febrero 22, 2018
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No podemos olvidar que Chávez y Maduro son fruto del desprestigio de los políticos, los partidos y empresarios de Venezuela; lo sucedido en la hermana nación, no es casualidad; quienes precedieron estos gobiernos populistas tienen grave culpa, por su pobre desempeño.

Pero tampoco podemos olvidar que en Venezuela, el socialismo del siglo XXI, al transformar radicalmente y por la fuerza, su anterior sistema de gobierno, naufragó prisionero de sus propios dogmas, irrealizables al intentar la felicidad de su pueblo, enfrentando al mismo pueblo y quitándole al que ya tenía fortuna, para regalarlo en función de la igualdad de clases, al numeroso comité de aplausos de la revolución.

El papa Francisco recientemente recordaba que a la gente la empobrecen para que luego voten por quienes los hundieron en la pobreza; y eso ocurre no solo en Venezuela; pero allá, es muy claro el ejemplo de las ideologías que terminan en dictaduras que no asumen al pueblo, sino que someten al pueblo, piensan por el pueblo, pero no dejan pensar al pueblo; dicen que hay que hacer cosas para el pueblo, que todo es con el pueblo, pero finalmente poco o nada para el pueblo y el pueblo de Venezuela suma casi 32 millones de almas.

Ambos tiranos, tanto Chávez como Maduro, con una equivocada interpretación del legado de Bolívar, usaron la indignación de la gente, e inyectaron a su paranoia, grandes dosis de populismo.

El populismo es el que desmantela instituciones, el que expropia al que tiene, el que ama tanto a los pobres que los multiplica, es el que reescribe constituciones para acomodarlas al antojo de quien manda; se aprovecha de la desdicha de la gente, de sus ideales, promete lo imposible sin establecer de dónde y cómo salen los recursos para cumplir lo prometido.

El populismo destruye la dignidad de la gente hasta arrebatarle su empoderamiento y su carácter, poniéndola a pensar que solo quien manda, es quien resuelve todos los problemas, porque él todo lo puede y sus obras son inigualables.

Para dar rienda suelta a sus postulados, el gobierno chavista-socialista hurtó los fondos del petróleo, los recursos de las empresas nacionales y  privadas, hasta quedar por fuera de la razón y de la lógica en la toma de decisiones. Maduro mantiene prisionera a buena parte de la población venezolana, luego de sumergir al país en el fango de la hiperinflación y la quiebra; millones de venezolanos dependen del esquema gubernamental de distribución de alimentos subsidiados y carecen de poder adquisitivo para comprar elementos de primera necesidad.

Uno de los primeros actos políticos de Chávez, fue reformar la Constitución, (como también lo haría Gustavo Petro, si llegara a ser presidente), ya con la Constitución hecha a su medida, aseguró los años necesarios para la continuidad de su revolución, aprovechándose de la miseria de mucha gente y manipulando las pasiones e ilusiones de su pueblo.

Seguramente que ambos dictadores, antes de llegar al poder eran mentalmente sanos; pero en la medida que se atornillaron en la silla del Libertador, comenzaron a someter y manejar bajo su ideología la Asamblea Nacional, la salud, la educación, la política, la economía, la banca, el comercio, las fuerzas armadas y la propiedad privada; eso no puede pasar en Colombia.

Tanto Maduro como Chávez, con sus bolsillos llenos de dinero y con sus cortesanos enriquecidos con petrodólares, no calcularon los efectos de su ambición; su personalidad y autoestima sobrevalorada por la convicción mesiánica, los hicieron perder el contacto con la realidad de su pueblo, al que fueron dejando en un progresivo aislamiento; su exagerada autoconfianza, su megalomanía y sentido de omnipotencia, les hizo creer que no deben rendirle cuentas a nadie.

La idea comunista como la concibieron Marx y Engels en el siglo XIX, y el manifiesto del Partido Comunista publicado en Londres en 1848, eran la expresión justa de la indignación de entonces; pero venir a imponerla al “Bravo Pueblo” sin considerar su propia historia, sus creencias, los rasgos que caracterizan a tan noble comunidad humana, ha causado una implosión social que afectará no solo a nuestra nación, sino a toda la región.

Si Bolívar se le apareciera esta noche al autócrata de Nicolás Maduro, como a menudo se le aparece el fantasma del difunto Chávez, seguramente que le haría bajar la cerviz, recordándole una de sus citas memorables, mientras lo señala acusándolo con su dedo: “Los tiranos no pueden acercarse a los muros invencibles de Colombia sin expiar con su impura sangre la audacia de sus delirios”; “Nada es tan peligroso como dejar largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él a mandarlo, de donde se origina la usurpación y la tiranía”

Finalmente el Libertador le gritaría: “¡Has dividido a Venezuela! ; ¿no entendiste lo que dije en mi lecho moribundo en Santa Marta?; ¡has instalado el populismo del siglo XXI; vete inmediatamente de Miraflores, y nunca se te ocurra poner mi imagen atrás de tu espalda!

https://twitter.com/rafacolontorres

 

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