El fracking y la revolución petrolera

El fracking y la revolución petrolera

Esta técnica de explotación no convencional rechazada por sectores importantes es la que ha generado un nuevo orden mundial en materia de energía

Por: José E. Mosquera
mayo 29, 2019
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El fracking y la revolución petrolera
Foto: Pixabay

La revolución petrolera de Estados Unidos se concentra en los estados de Texas, Alaska, Oklahoma, California, Colorado, Montana, Dakota del Norte y otros veinticinco más de la unión. Sin embargo, Dakota del Norte es la joya del renacimiento petrolero norteamericano. Sus explotaciones aplicando la controvertida técnica del fracking, una metodología para extraer el petróleo y gas atrapados en las formaciones rocosas han propiciado un cambio profundo en el mapa petrolero de Estados Unidos y el mundo.

Se calcula que la sola producción de Dakota del Norte será suficiente para reemplazar en los próximos años las importaciones de Venezuela y Nigeria. En virtud de que su producción supera la de países miembros de la OPEP como Ecuador y Qatar. La técnica del fracking que revoluciona la producción petrolera en Estados Unidos y en el mundo no es una tecnología nueva, sus primeros experimentos datan del decenio de los años cuarenta del siglo XX, pero perfeccionada por el petrolero George Mitchell, en el decenio del noventa del siglo pasado.

Lo que tiene encendida la polémica internacional, en determinados sectores políticos, económicos y grupos de ambientalistas radicales, es una tecnología vieja que no se había utilizado comercialmente para liberar el gas natural y petróleo de esquisto, pero que entró con fuerte vigor desde hace cinco años.

Más allá de la polémica entre partidarios y opositores de la tecnología del fracking y de los análisis con cálculos políticos mediáticos que se hacen en varios países, lo trascendental que se debe examinar con suma ponderación es la disyuntiva entre medioambiente y desarrollo sostenible, dado que los impactos que está generando esta tecnología en la producción de crudo y en la economía han provocado un nuevo mapa energético mundial, además de un nuevo orden en la geopolítica mundial en materia de energía.

En América Latina los cuatro países que cuentan con los mayores potenciales en reservas de gas y petróleo de esquistos son México, Colombia, Brasil y Argentina. Pese que en varios países de Europa, América Latina y África existen sectores que se oponen a su uso, más tarde que temprano lo tendrán que adoptar esta tecnología debido a que sus competitividades en materia producción de petróleo y gas quedarán rezagadas.

Obviamente que son técnicas controvertidas que tienen defensores y opositores. Por consiguiente, se tendrán que adoptar regulaciones que disminuyan los impactos en el medio ambiente, sobre todos, en las fuentes de agua y en otros recursos naturales vitales para la supervivencia humana. Lo importante que hay que examinar del ascenso de la producción petrolera norteamericana es el impacto que está teniendo en la economía mundial y, desde luego, los cambios que se están originando en sus relaciones económicas como potencia con otros países, dado a que su pujanza energética le permite una redefinición aspectos claves de sus políticas energéticas y exterior.

Su autosuficiencia energética genera transformaciones en sus relaciones económicas, políticas y geoestratégicas con los países petroleros del Oriente Próximo, África y América Latina. De manera que al eliminar hasta cierto punto su dependencia energética de los países del Oriente Próximo, genera una nueva correlación de fuerzas en asuntos energéticos, debilitando la preponderancia del cartel de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP). De manera que el crecimiento de la producción norteamericana el año pasado lo situó como el mayor productor de crudo del mundo, con una producción fue cercana a 12 millones diarios de barriles por delante de las producciones de Arabia Saudita y Rusia.

En consecuencia, lo determinante en el uso de fracking en el resurgimiento petrolero de Estados Unidos no es que haya superado las producciones de Arabia Saudita y Rusia, sino que genera una nueva reconfiguración del mapa petrolero y energético del mundo. Por lo tanto, todo apunta que como van las cosas, dentro poco será un exportador neto de petróleo y gas, en virtud de que, superará la producción de varios países del Oriente Próximo y se calcula que en el 2021, Estados Unidos, cubrirá su demanda interna y será un exportador neto de petróleo.

En Colombia se deben implementar planes pilotos de estudios sobre los impactos de la aplicación de esta nueva técnica, pero no prohibir su uso de manera radical, dado que la producción petrolera hace parte de un renglón económico importante y determinante en las finanzas del Estado.

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