El fin de fiesta de la seductora argentina Silvia Gette

El fin de fiesta de la seductora argentina Silvia Gette

Enloquecida y desbocada con el poder que le arrancó a su esposo el dueño de la Autónoma del Caribe, la argentina pagará 5 años de cárcel.

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abril 17, 2022
El fin de fiesta de la seductora argentina Silvia Gette

La vida le cambió a la argentina Silvia Guette en octubre de 1986 en una ciudad lejana de su tierra en el sur del continente. En esa fecha acababa de llegar de Buenos Aires, en donde, junto a otras divas como Yuyito, acaparaba titulares de prensa como la más mediática de las vedettes de cabaret. Por eso, el hotel Cadebia de Barranquilla, la contrató para hacer una serie de shows imitando al famoso Rafael Carrá. En esa primera presentación alguien se destacó entre el público. Mario Ceballos, reconocido en toda la ciudad por ser el fundador de la Universidad Autónoma del Caribe estaba entre el público. Impactado al verla le envió una botella de champaña y fresas al camerino. El flechazo fue total, absoluto.

La historia que empezó forma parte ya de la mitología de Barranquilla. Los encantos de Silvia Gette resultaron avasalladores para el rector quien casi que la doblada en la edad. El tenía 59 años, ella 36.  La argentina, con su carácter dominante empezó a gobernar la vida de pareja y poco a tomar riendas del trabajo de Mario Ceballos: la universidad, a la que le habia entregado los últimos años de su trayectoria profesional. Le inventó el improbable cargo de coordinadora artística de la Universidad Autónoma del Caribe.

Fiel a su sentido artístico, le pedía a su novio que no la confinara a un cargo burocrático, ella quería mostrar su talento y qué mejor para hacerlo que aprovechar la influencia que tenía Ceballos  en Telecaribe. El chasquido de dedos funciona y a finales de 1987 Gette era el rostro de los programas Risas y lentejuelas y El show de Silvia en el canal regional. Pero la  ambición de la vedette no terminaría ahí. Ella quería el control total de la universidad y empezó a lograr su objetivo cuando su esposo la nombró directora administrativa.

Antonio Vallejo, vicerrector de la Uniautónoma, la hija del rector, María Paulina Ceballos y su esposo Fernando Cepeda, expresaron su inconformidad sobre todo cuando se enteraron que Gette ganaba cinco veces más que lo que devengaba un decano de tiempo completo. La desafiaron a que mostrara los diplomas que la acreditaban para estar en ese puesto. Ella, sin titubeos, mostró dos documentos de dudosa autenticidad y eso fue suficiente para acallar las inquietudes. El reclamo le sirvió de campanazo para empezar a armar su estrategia de defensa. Sintiéndose acosada por su hijastra, la esposa de esta y el vicerrector, interpuso una demanda contra los tres. Era tal el poder que manejaba Gette que a ellos no les quedó otra que desaparecer del mapa  mientras las aguas se calmaban.

En 1999 Mario Ceballos ya con 71 años, accedió a la petición de su esposa de adoptar a un par de niñas. María Paulina Ceballos, que hasta ese momento era la única heredera, pidió, sin éxito, levantar la reserva del proceso de adopción argumentando que Gette había dado dos versiones diferentes del origen de las menores. Cuando el conflicto familiar empezaba a coger calibre mayor, cuatro años después,  Mario Ceballos con 75 años recién cumplido murió,  al parecer de un ataque cardiaco, aunque con el tiempo se ha venido manejando la versión de que habría sido envenenado por orden suya.  Ella intentó disimular cualquier señalamiento y para honrar la memoria de su esposo, ordenó  construir un imponente mausoleo en homenaje a su marido. Con su muerte heredó su cargo y se posesionó como rectora de la universidad desde donde simplemente se desbocó. Pero no solo se desbordó en los gastos y los lujos que se dio una cadena de siniestros episodios violentos de personas cercanas a la cúpula de la universidad

En el 2004 Fernando Cepeda, el esposo de María Paulina Ceballos fue baleado en plena calle por sicarios. Al asesinato del  yerno de su esposo le seguiría el del administrador de la cafetería, quien fue encontrado en plena universidad una madrugada del 2004 amordazado, amarrado y con un boquete rojo en la garganta. Con una tranquilidad pasmosa y sin inmutarse, Silvia Gette vio la oportunidad para emplear a su hermano Guillermo quien vivía en Argentina, y lo trajo para que asumiera el negocio de la cafetería.

Con el tiempo el desfile de familiares llegados desde el sur del continente se intensificó. A Guillermo, quien terminaría administrando las cinco cafeterías de la universidad y el restaurante, le siguió su segundo hermano Luis, a  quien nombró director administrativo; a su  sobrina  Mariela, directora del área de Humanidades, y a sus otros dos sobrinos Cristian y Andrés, también los empleó.

Los rumores sobre su nepotismo y corrupción circulaban en Barranquilla pero nadie decía nada. Después vendrían las acusaciones por presuntas relaciones con los paramilitares de Jorge 40 que la convirtieron no solo en un personaje intocable, sino temible. A pesar de que sobre ella caía la sospecha de cuatro asesinatos, Gette almorzaba en la curia y premiaba a periodistas. Su poder llegó a ser tan grande que su nombre alcanzó con fuerza para aspirar a ser gobernadora del Atlántico.

Sin embargo, en el 2011, su castillo de naipes se derrumbó: cuatro paramilitares la acusaron de haberles dado $150 millones de pesos por matar a Fernando Cepeda. Sin embargo en el 2017 este delito precluyó y sólo hasta en abril del 2022 la Fiscalia la condenó a seis años de cárcel por abuso de confianza.

Sus enredos judiciales se profundizaron y cuando nadie creía que su imperio pudiera caerse, terminó detenida en el año 2013. Su historia de película en la que todo parecía salirle bien, y un juzgado penal de Bogotá acaba de condenarla a  5 años de cárcel, que muy posiblemente buscará pagar en la cárcel. Sus influencias aun rondan los estrados judiciales barranquilleros y a juzgar por el cuero duro que tiene, retomará, como si nada su ruta de poder y dinero, sin saber eso si cuanta de su fortuna habrá despilfarrado. Se siente  joven, segura de buscar, apenas pueda, una segunda oportunidad sobre la tierra.

 

 

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