El establecimiento de la xenofobia en Colombia

El establecimiento de la xenofobia en Colombia

"Pensar que nuestro país no debería recibir a los venezolanos sería creernos el cuento de que somos todo menos una sociedad integrada por seres humanos”

Por: Jose Manuel Bedoya Marin
noviembre 04, 2020
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
El establecimiento de la xenofobia en Colombia
Foto: Flickr Unicef Ecuador - CC BY 2.0

Una vez le preguntaron al filósofo Diógenes de Sinope de dónde venía y él respondió con una sola palabra: cosmopolita (diciendo que él era un ciudadano del mundo). En vez de subrayar su nacionalidad, su ascendencia, su clase social o su género, él se definía como ser humano y con ello reivindicaba la igualdad de todas las personas. Con este exordio inicia una de las obras de la filósofa norteamericana Martha Craven Nussbaum, titulada La tradición cosmopolita, texto que nos permite analizar y reflexionar sobre la xenofobia que se respira hoy en día en muchas partes de Colombia.

Para el caso concreto, la reciente información que brindaron los diferentes medios de comunicación sobre la posible participación de ciudadanos venezolanos en la comisión de varios hechos delictivos, tanto en Bogotá como en varias ciudades del país, llevó a cuestionarse: ¿Colombia tiene la obligación de recibir a los venezolanos? Pregunta que generó innumerables mensajes hostiles y xenófobos contra los venezolanos.

Sin embargo, a estas personas que sacaron a relucir su animadversión es importante recordarles que vivimos en un mundo de constantes crisis y conflictos, donde la globalización no solo implica transacciones de capital, sino de mutaciones y conflictos humanitarios. De ahí la necesidad de que como sociedad seamos inclusivos creando lazos solidarios. Por supuesto, no se trata de dejar en la impunidad los delitos cometidos por extranjeros (es apenas natural que reciban las sanciones correspondientes por los hechos investigados y probados), sino de no generalizar y estigmatizar a todos los venezolanos por las acciones de unos pocos.

No creo necesario teorizar acá sobre conceptos de nacionalidad, dignidad y xenofobia; pero sí es fundamental que como sociedad que aspira a ser cada vez más justa no permanezca invariable y fija en las costumbres y prejuicios de otrora, aferrada a ideas y movimientos recalcitrantes y estériles de nacionalismos que hicieron que la humanidad se estancara.

Además, a esas personas que se preguntaron si el país está en la obligación de recibir a los ciudadanos venezolanos es fundamental rememorarles lo siguiente: primero, Colombia como Estado debe practicar el principio de solidaridad y ser consciente de la emergencia que vive dicho país (preámbulo de la ONU); segundo, hay un compromiso constitucional y legal (art 9° y art 100° de la constitución) que los reconoce, protege y acoge; tercero, el vínculo histórico que se tiene y comparte con el Estado de Venezuela, hecho que debería hacer más fuerte los lazos entre ambas naciones.

Aunado a esto, hay que traer a colación que es una de las fronteras más importantes que tiene el Estado colombiano y la solidaridad que Venezuela tuvo con Colombia cuando años atrás acogió a miles de connacionales que se fueron a trabajar allí. Igualmente, es relevante traer a la mente los compromisos internacionales del Estado colombiano con la ONU, la Unesco, Acnur, etcétera (acordó paliar las crisis humanitarias dentro de sus posibilidades, contribuyendo y garantizando el respeto universal por los derechos y libertades fundamentales sin distingo de razas o nacionalidades).

Por otro lado, es vital que reflexionemos que la inacción e indiferencia de muchos Estados frente a grandes crisis humanitarias ha sido el causante del deterioro de la humanidad. Para ello se pueden citar algunos ejemplos, tales como: la indiferencia de España con los inmigrantes de África del norte, la apatía de gran parte de Europa con los inmigrantes de Siria (muchos de los cuales murieron naufragando en el mediterráneo, personas que solo escapaban de la violencia o pobreza) que decir del antisemitismo y de las diferentes diásporas y éxodos de la comunidad judía, y la inextinguible xenofobia de algunos norteamericanos con los hispanos y el rechazo de algunos chilenos con algunos colombianos residentes en su país.

Concluyendo, llegar a la deducción que Colombia no debería recibir a los venezolanos sería creernos el cuento de que somos todo menos una sociedad integrada por “seres humanos”. Es claro entonces que los Estados tienen que suministrar las mismas oportunidades de ambiente físico, cultural y social a todos y cada uno de las personas, sin importar raza, religión o nacionalidad; si no lo hace, las palabras solidaridad, igualdad, entre otras, se quedarán solo en el papel y en el discurso de la diplomacia. Por tanto, hace falta que todos nosotros (profesionales, periodistas, intelectuales, artistas, deportistas, padres de familia y en general todo ciudadano) nos comprometamos con la construcción de una cultura más incluyente, ya que nosotros debemos y podemos hacer de este mundo uno mejor. Como diría el filósofo griego Diógenes Laercio: “somos ciudadanos del mundo” (señalándonos que como seres humanos somos más que unas marcas de origen local, estatus o clase).

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0
Nota Ciudadana
Las EPS, ¿homicidas por omisión?

Las EPS, ¿homicidas por omisión?

Nota Ciudadana
Escribo poemas para trascender el tiempo

Escribo poemas para trascender el tiempo

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--