Qué asunto tan delicado e incómodo para tratar, porque el solo hecho de plantearlo, parece una oda a la estupidez, un hurra de ánimos a una sociedad rara, obtusa y terca, que no aprende de su propia historia, ni aprovecha, por simple y natural instinto de supervivencia, malas experiencias ajenas. Que pasa por alto los desastres vividos por “vecinos, relacionados y amigos” que ven, en el colmo de la insensatez, como se incendia la casa de los vecinos, y en vez ayudar a apagarla y de paso remojar la suya, espera a que el desastre les alcance.
Ya sé que el ejemplo es algo burdo, pero creo que aplica. En una actitud estúpida, mezquina y grotesca, las familias nativas y/o inmigrantes que hicieron fortuna en la generosa y rica tierra colombiana, y que hoy ostentan patrimonios que ni a contar alcanzan, impiden a través de sus títeres en el Congreso y los Medios, que los demás habitantes de Colombia, los más necesitados, accedan a una posibilidad de mejorar en algo sus vidas y acceder a beneficios que un gobierno justo y comprometido con los más olvidados y excluidos, les pretende dar. Capital, Medios y Congreso, se oponen, per se, a un gobierno que solo pretende mostrarse compasivo con los que necesitan más atención del Estado, y hasta hoy, no la lograban.
Con sus mesas espléndidamente surtidas los más ricos de Colombia, a varias manos con sus testaferros corrompidos por el dinero, impiden los cambios redentores del pueblo olvidado; ocultan los logros del gobierno Petro; manipulan la información, y como mulas muertas se atraviesan desde el Congreso a cualquier iniciativa en favor de los excluidos. Un parlamento que legisla, incluso en contra de aquellos ingenuos que los eligieron para sus estupendos cotos de caza.
Pero nada parece fuera de lugar, en una nación de tontos violentos y garosos, en el que, el más avispado, se lleva el gato al agua. Cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Tenemos electores estratos 1-2-3 con alma de oligarcas y costal de pordioseros. Por una baratija o por simple ignorancia, eligen al corrupto que les regala un peso o una tamal. Y que, luego los flagela, vía impuestos o unos servicios impagables.
Los ricos ponen plata, ponen cargos, y luego cobran de contado en favores y contratos. Cierran los ojos a la miseria del 60% de su país. Pero están equivocados, ninguna tiranía, ni siquiera la del dinero por tonelada es eterna. Por otra parte, en medio de la gran estupidez del capital colombiano, y la mala fe de sus esbirros en el Congreso y los medios, pasan por alto que no están atacando solo al presidente Petro. Que detrás de él, aparte de los más de 11 millones de ciudadanos colombianos que votaron por sus ideas, están, igualmente, los 'derechistas de estratos 1-2-3' que, por ignorancia o una dádiva fácil, eligen a cualquier ladrón o corrupto, pero que hoy empiezan a despertar. Qué ironía: hoy, debido a las políticas humanistas de Gustavo Petro, hay un nuevo contingente de adeptos, esos que ven como renace el campo en manos campesinas, y que han engrosado el censo progresista: es que están progresando luego de largo tiempo de abandono. Pero los orates del capital y del Parlamento siguen "puyando el burro" como dicen tan gráficamente los costeños, siguen mostrando a los colombianos, que su suerte, no les importa.
No hay razón para la absurda locura en que andamos los colombianos. Después de casi 220 años de 'independencia' y de estar sacándonos los ojos, los unos, contra los otros, todavía no entendemos que de seguir como vamos, al final todos quedaremos ciegos. Todos terminaremos sin ojos. ¿Qué loco sobreviviente, guiará a los invidentes de uno de los países más hermosos y ricos del mundo, en su carrera hacia el desastre? Sí hasta los capitalistas, dueños de los políticos de este país, pasan por alto, que sus muchachos, están matando la gallina de los huevos de oro. Están toreando un avispero que ya mostró que pica, cuando salieron a las calles a que un gobierno infame sacara ojos a destajo. Un pueblo de gentes pobres no hace gentes ricas. Sin salarios justos y suficientes, ninguna sociedad prospera. El campo es el motor de arranque de una economía tercermundista como la nuestra. Y es allí en donde está el punto de partida, en las tierras productivas, produciendo.
Los validos del Congreso están agitando las masas. Y entre esa inmensa masa, muchos están en el lote de inconformes, no solo con una clase política pervertida, sino con los que financian y mandan. Ven arder las casas vecinas y miran para otro lado. Y, en el colmo de la memez, esos parlamentarios estúpidos, no se dan cuenta que los ricos pueden vivir de sus capitales y prescindir de los políticos pero que, ellos no pueden prescindir del voto del ciudadano, y lo están perdiendo a mares.
Los ricos sobrevivirán. Son imprescindibles para cualquier gobierno o cualquier ideología, pues son quienes crean riqueza y empleo del brazo del trabajador dignamente pago. Obrero y patrón, mueven las economías prósperas, cuando se irriga por arriba y por abajo. Patronos y salarios son ejes vitales de cualquier sociedad solvente. Se necesitan y el Estado los necesita. Petro los necesita.
Pero, los políticos sin conciencia ni ética, ¿qué harán mañana? ¿Sentirán siquiera vergüenza, o le pondrán, nuevamente, cara a un pueblo al que han negado toda opción de futuro? ¡Idiotas! No pueden seguir siendo tan cegatos, aunque lo necio, nadie se los quita. Están poniendo palos en la rueda de un gobierno que no persigue ni maltrata al capital, simplemente porque lo necesita para sacar a los más pobres adelante y convertirlos en futuros clientes de sus negocios. Petro quiere que los más pobres, los hasta hoy día excluidos, hagan uso de su país, que se integren al mercado, que tengan con qué mercar.
Para eso el Estado debe invertir, irrigar fondos públicos a la Economía general, dinamizando la inversión del sector privado, con infraestructura y consumo. Si no tienes medios económicos, no consumes bienes ni servicios; son el capital y el trabajo, los llamados a crearlos. Las R}reformas que propone Petro, no son contra el Capital decente, honesto, creador de riqueza. Ese, lo necesita. Lo necesitamos. Es contra el capital corrompido, deshonesto y garoso, que se come a Colombia en una cadena inacabable de robos y corrupción, y ya pervirtió a casi todo el Estado y sus instituciones, que Gustavo Petro tiene su propia cruzada. Es con el dinero del Erario, el tuyo, el mío, el de todos, que los corruptos, hacen los mejores negocios en la Colombia de hoy. Da más plata ser funcionario venal, que capo del narcotráfico, y eso no puede continuar. Eso es lo que Petro busca echar fuera: la corrupción. El problema es que son tantos los untados, son tantos los que tienen rabo de paja que temen que con uno solo caiga, se desgajen los demás. Todo porque los vasos comunicantes de la corrupción política y judicial son tantos que, por uno, u otro lado, temen quedar manchados en su inexistente dignidad. Es un castillo de naipes, un solo corrupto caído puede hundir a muchos.
Un parlamento que niega fondos al gobierno para inversión en un amplio espectro de actividades dinamizadoras de segmentos aislados de la corriente económica; que impide, perversa y miserablemente, que sean irrigados fondos a la economía periférica de una nación de olvidados, es un parlamento miserable, vil. Es una aberración política. Y son sus muchachos, señores ricos de Colombia, los que se niegan a que exista justicia social, equidad y compasión con los olvidados. Ustedes financian sus curules, y ellos evitan, con su estupidez, que la economía adquiera liquidez para que sus empresas hagan más y mejores negocios.
Parece una tontería, pero hay que recordar ciertas teorías estúpidas, ya superadas: Petro va expropiarnos hasta el Renault 4; Petro atacará a los ricos… un exabrupto mal intencionado, porque: ¿cómo atacar a los únicos que pueden generar empleo sano y digno? Porque los salarios que las empresas pagan, son la gasolina del mercado, son la medida de la economía. Bajos salarios, bajo consumo. Salarios respetable igual a un mercado respetable. Es claro que banqueros e industriales deben pasar página con Petro. Ya deben saber que no es el troglodita económico y social que decían y se imaginaban mentes calenturientas, pasando por alto 35 años trabajo político, decente, aplicado y productivo para Colombia.
Es más, como Petro sabe que no puede realizar su propósito de intentar erradicar la pobreza de la periferia del país, sin el apoyo del Capital, los ha llamado. Ellos han acudido. Pero, en el colmo del absurdo, los políticos encargados de proveer los mecanismos, los fondos y medios legales para que esa prosperidad compartida ocurra ponen palos en la rueda. Se oponen a que los más pobres accedan a una pequeña oportunidad de salir adelante.
Parece que sacar adelante a los siempre excluidos, al pueblo, que llaman, molesta al status quo. Más de 220 años de dominio y privilegios de unos pocos, no bastaron para humanizar a una élite voraz y sin compasión, que se hoy se opone a cualquier intento para que los excluidos de siempre tengan una oportunidad de ser libres al fin, así solo sea de su pobreza sempiterna. Un reformado social, honesto, bienintencionado y de carácter, con la idea de una sociedad más justa y equitativa, aparece, y todos los que ya tienen mil vidas de prosperidad aseguradas, se oponen a que los agachados de siempre tomen algo de su parte de país. Y eso que nadie pretende quitarles nada, ni Petro, ni el pobre carente de lo esencial. Solo quieren que les permitan ganar una vida mejor. Con su cuadra de tierra. Con su pequeño emprendimiento. Con un salario justo.
No aflojan. Ricos y corruptos en coro. Los encargados de sacar adelante al país que se les confía, aprovechan los 15 días que les dan, en un cargo o contrato, para robar a diestra y siniestra, para pervertir personas e Instituciones, y para apoltronarse en el confort que niegan a las mayorías esquilmadas. Casi todos los poderes públicos y sus conductores están pervertidos. Las Instituciones que deberían precaver derechos y tutelar el bienestar de la sociedad en su conjunto, se apoltronaron en sus privilegios, y desde allí, atraviesan troncos en la rueda de un pueblo que espera mejores cosas de ellos. País de perdedores: el ciudadano incauto…pierde el Voto. El ciudadano honesto pierde los medios para sacar adelante la vida, El político pierde la fe de sus electores.
Estamos plagados de políticos sin alma ni principios éticos; de jueces corrompidos por su confort o el dinero que los compra; de controladores que no controlan ni su voraz apetito; de funcionarios venales, que no funcionan y que tergiversan sus razón de existir, el servicio, y en vez de proteger y servir al cargo, se sirven con gula, del erario. Que usan el cargo, así sea de tercera, para tratar al ciudadano de a pie…con desidia y desprecio.
Es un desastre ético. Porque desde la cumbre social, política y económica del país, desmantelaron, con rapacidad, la ética social y política. Así formaron una rara sociedad de seres descreídos, cuando no de fanáticos… crearon una nación de sálvese quien pueda. Todos contra todos Nadie propone nada que ayude al otro. Sí, no me sirve…no sirve. En medio de crisis recurrentes, por cada propuesta de solución, se genera un obstáculo que oponer, una tara que esgrimir. Y me surge una pregunta estúpida: ¿tenemos que, por fuerza, seguir camino al despeñadero?
La clase política, incluidos aquellos que por esencia de su vieja doctrina deberían ser defensores de los más vulnerables, el “liberalismo” ¿no corregirá el rumbo? Hoy ayudan con entusiasmo digno de mejor causa, a darle palo a los más necesitados de protección y amparo. Los eligen para servir, pero ellos solo sirven en sus platos. Nada queda para el pueblo. Los violentos de toda laya, asustan, esquilman y maltratan al más vulnerable. Y, “toda laya”, en Colombia, es todo aquel que puede y le da la gana. Nos sacamos los ojos unos a otros. ¿Qué le espera un pueblo que en vez de soluciones a sus problemas, solo busca problemas a las soluciones?
Este país, mí país, es tan rico, que después de más de 200 años de independencia aún tiene cupo para nuevos expoliadores trabajando a destajo. Y siempre son los mismos, desde siempre. Y estos saqueadores de los bienes comunes en beneficio exclusivo de su avaricia, ya perdieron la razón. Están a punto de perder sus tesoros: están maltratando de más a una fiera herida y furiosa, a eso que ellos, en su estupidez y locura, llama chusma, populacho o guacherna. Están forzando al límite sus posibilidades: 20% contra 80% muy pocos con tanto y muchos con muy poco. Esta es una ecuación muy peligrosa. Los excluidos son muchos y sí se amputan, algo grave pasará
Si los opositores no permiten que Gustavo Petro salve sus traseros, haciendo más equitativa y solidaria a Colombia, con una mejor redistribución de las inmensas riquezas que, milagrosamente, aún nos quedan, el estallido social es irreversible.
Los potentados de Colombia deben razonar, pensar, analizar, ponderar. Nunca serán menos ricos, solo ganarán algo menos, por un tiempo, mientras la economía redistributiva apalancada en los nuevos y más prósperos empleos, ensambla con la dinámica del capital proveyendo los fondos. Debe de haber un nuevo ritmo económico. Empleador honesto y empleado justamente pago tirando el carro del desarrollo, hombro a hombro. Separados, Capital y Trabajo, será el desastre inevitable. Razonar todos. Cantar la misma tonada juntos, capital y trabajo. Solo así seremos más prósperos.
Hablo de la tierra en manos que la trabajen y la hagan productiva, para que puedan mover las economía locales; para que dinamicen las industrias que le son afines; para que alimente a costos razonables Colombia y exporte excedentes. Para que, la inercia económica, genere ingresos fiscales suficientes para inversión estatal, y se construya la infraestructura física necesaria para mover la economía. Hablo de unos salarios dignos, capaces de mover y dinamizar la economía doméstica por capacidad de compra y ahorro; me refiero a una sociedad menos violenta porque al redistribuir la riqueza y el bienestar de manera masiva, la generalidad de la sociedad prospere. En la prosperidad, compartida, la envidia y los rencores son escasos. Todos tienen un plato en su mesa. Paz social.
Harían bien los haraganes del Congreso, en revisar sus conducta casi delictiva, contra el pueblo iluso que los eligió. Las reformas que Petro busca, y que les pide que aprueben, son lo que espera el pueblo que lo eligió, y que, él, prometió en campaña. Por eso votaron más de 11 millones de electores. Y están rabiosos. Cierto, no es mucho lo que esperan de un Congreso venal, goloso y mal intencionado que obstaculiza, miserablemente, la idea de un mejor país. Y estos cretinos políticos, esperan que el pueblo no vea, no sienta no reaccione. El poder es breve. Así los sueldos sean tan suculentos. Sí no hacen la tarea deberán ir al ostracismo. Sinking gud, místeres apoltronados.
Y en el rubro de la codicia excesiva, voraz y sin sentido, el gran Capital colombiano, debe hacer la pausa, reducir el rango de ganancias un tiempo, mientras la economía se aparea al ritmo de unos salarios más altos y dignos, con mayor poder de compra. Tiene lógica, solo hay que esperar a que los mejores salarios que busca Petro, y las nuevas tierras productivas, empiecen a dar mejores frutos con dinámica económica propia. Las empresas e industrias engranarán; y ganarán entonces, lo poco que, residualmente, dejen de ganar hoy, mientras los rubros económicos se acoplan. Sí se hace lo correcto, desde el gobierno y el capital, (y tal vez la clase política) habrá nuevas realidades sociales y económicas. Petro necesita al capitalista productivo.
Pero se necesita ricos decentes, honestos y compasivos. Y trabajadores de mayor productividad. Necesitamos, urgente, una reingeniería fuerte del capital humano colombiano. Recuperar el rumbo. Necesitamos recuperar el humanismo propio de nuestra raza mestiza. Se requiere que los que pueden, los más poderosos y afortunados… sientan compasión por su pueblo de olvidados. Nadie les pide que regalen lo que ya tienen…a César lo del César. Es de ustedes. Pero no pretendan acaparar todos los bienes comunas…no sean golosos ni garosos. Hagan la pausa.
Pero necesitamos a los ricos. Gustavo Petro los llamó a invertir en el país, abaratando costos del dinero, para que este fluya por la economía en general…haciendo más ricos a los ricos y menos pobres a los pobres…buen negocio. Y cuando todos ganan nadie se queja. NO se miran platos ajenos. Petro, ya lo probó es un progresista demócrata. NO es expropiador, es Economista y sabe qué, sin el capital, NO hay empleo y las economías mueren. Los convoca, No, los revoca.
Petro es un Demócrata probado. No se quedará en el poder, a menos que los ricos y los seudo “partidos políticos” del Congreso y ciertos “funcionarios” sub judice, le cierren todas la puertas a los acuerdos decentes en favor de los más pobres, que es todo cuanto pide el presidente. Petro quiere, que entre todos hallemos la manera de ayudar a los siempre excluidos; que la prensa deje de desinformar; es decir, que todos aquellos actores que deberían trabajar con el gobierno de Petro, por el bien general, sin sesgo ideológico matrero, razonen y actúen decentemente por el bien de todos. Sin diálogo decente y abierto entre poderes de todo nivel: solo queda el pueblo y si éste se amputa: entonces sacaremos ojos a destajo todos contra todos. Sinking, sinking, mis lores. Perdón, a veces soy así de tonto.
Para terminar este reguero de consejos pendejos, creo que sí Gustavo Petro, elegido legal, constitucional y democráticamente para gestionar este país, por 4 años, por más de 11 millones de electores que creyeron en sus tesis, y que ya probó que es un hombre de palabra, decente y bien intencionado, debe hacer su trabajo y cumplir sus promesas. Es hora, de dejarlo gobernar sus 4 años. Quien venga atrás que arree.
Pero sí las puertas se cierran, sí los sordos garosos y los perversos no dialogan: Petro debe gobernar por Decreto, usando para ello prerrogativas presidenciales y constitucionales existentes en nuestro ordenamiento legal. Así lo tilden de dictador. No es buena cosa, pero es legal.
Y, ya, en extremo tensas las vainas, Petro recurrirá a PUEBLO. Entonces, veremos cuantos tuertos perdemos el otro ojo. Quién tenga oídos para oír…aunque ande vendiendo velas. ¿???