El cardenal quechua Toribio Ticona, el poder oculto en Bolivia

El cardenal quechua Toribio Ticona, el poder oculto en Bolivia

El más sencillo de los obispos indígenas que Francisco elevó a la más alta dignidad de la Iglesia, tiene el mandato papal de unir a una nación fragmentada

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noviembre 28, 2020
El cardenal quechua Toribio Ticona, el poder oculto en Bolivia

En el aeropuerto de El Alto, a unos pocos kilómetros de La Paz, una enorme multitud donde sobresalían las faldas multicolores y los sombreros bombín de las cholas, esperaba aquel miércoles 18 de julio a las cuatro de la tarde la llegada del avión procedente de Roma. Cuando en la puerta de la nave apareció la pequeña figura del que ya era cardenal, los vítores no impidieron que Toribio Ticona pudiera leer uno de los letreros que decía: “Los poderosos te callan. Los sin voz te necesitan”. El indígena quechua que acababa de ser elevado a la dignidad más alta de la Iglesia católica había tomado buena cuenta de ello durante 50 años. El papa Francisco también. Y ese 2018, en una decisión política, nombró al menos conocido de los obispos para acercar la Iglesia al gobierno de Evo Morales, el presidente aymara. Hoy, amplios sectores ven en su liderazgo puede el camino de unidad en una Bolivia fragmentada.

Toribio Ticona es, sobre todo, un hombre sencillo que prefiere ser llamado Toribio a secas, en lugar de “su eminencia”. A sus 83 años ha conocido el hambre, la pobreza y la cárcel por defender a los pobres. En la región minera de Potosí, donde nació en una familia de cuatro hijos, no conoció a su padre, un excombatiente de la Guerra del Chaco, y debió ayudar desde pequeño a mantener su madre y sus hermanos. Fue limpiabotas, repartió periódicos, fue al ejército antes de la edad prevista para “no pasar más hambre”, fue minero como su padre, mientras trabajaba en una fábrica de cerveza.

Fue entonces, cuando en la parroquia de la Inmaculada Concepción en Atocha, un pueblo cercano al salar de Uyuni, conoció a un par de misioneros belgas con los que fue monaguillo, campanero, traductor quechua, y sobre todo, muy activo en la Juventud Obrera Católica que habían fundado. A los 25 años inició la formación religiosa en un centro de vocaciones tardías en Chile, pero allí solo duró dos meses y regresó al seminario de la ciudad de Sucre donde estudió filosofía tres años y teología cuatro. A los 30 años fue ordenado sacerdote en la misma iglesia potosina donde los sacerdotes belgas, años atrás, le habían planteado esa opción.

En Chararilla, un pueblo en el departamento de La Paz, fue alcalde 14 años, y también párroco.  Cuentan sus allegados que la vida del padre Toribio era la de un sacerdote “tercermundista” que andaba metido entre mineros y campesinos. Esa labor siguió al lado del obispo español Jesús López de Lama en Corocoro, donde está la gran minería del cobre, y a quien sucedió en 1992 nombrado por el papa Juan Pablo II, obispo hasta el 2012. A unos 100 kilómetros al sur de La Paz en Corocoro está una población llamada Patacamaya por donde pasan todas las marchas sociales que van desde el Altiplano hasta la sede del gobierno a hacer sus reclamos. Y cómo no, por ahí pasó muchas veces la protesta de un dirigente cocalero llamado Evo Morales al que el obispo le dio albergue por allá en la década de los noventa. Desde entonces lo considera su amigo.

Por esa misma época conoció al entonces cardenal Francisco Bergoglio cuando iba a Buenos Aires a dar charlas “a los hermanos bolivianos que trabajan en esa ciudad”. "¿Todavía estás vivo?", le dijo en tono de broma el ahora pontífice al reconocerlo cuando los obispos bolivianos visitaron el Vaticano hace tres años. La última vez que se habían encontrado fue en julio de 2015, durante la visita pastoral del papa a Bolivia. Francisco le daría la gran sorpresa de su vida cuando estando en La Paz, retirado, y como asesor de un colegio católico, recibió el 2 de mayo de 2018 la noticia de su designación como cardenal.

A la consagración en Roma fue con el presidente Evo Morales. "Te han creado problemas en Bolivia, ¿no?", le dijo el papa a Toribio en alusión a críticas de otros obispos que aspiraban a ser el sucesor del cardenal Julio Terrazas, muerto en 2015. Y bromeó: “Ya no vas a comer carne de gato”, recordando que en Buenos Aires le contaron que, sin darse cuenta, había comido carne de gato, relata el diario italiano La Stampa.

 

En el aeropuerto de Potosí, Toribio y Evo, amigos por más de 20 años

Francisco escogió en su momento a este cardenal de la Bolivia profunda con perfil “indígena y obrero”, que habla quechua, aymara, español y francés para acercar la jerarquía católica, al gobierno de Evo Morales, que había estado marcada por la tensión y el distanciamiento. Desde el diálogo, Ticona comenzó a construir un liderazgo ausente de peleas y ataques, pero sin dejar la crítica a la ostentación del palacio de gobierno que construyó Evo. Cerca de los pobres, siempre. En Patacamaya estuvo enfrente de los militares y al lado de los mineros que exigían la renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada que terminó con el exilio del Goni en el 2013 y la muerte de 60 personas en El Alto por oponerse a la venta de gas por puertos de Chile.

El liderazgo trasciende a la política y en tiempos de crisis el máximo jerarca de la Iglesia católica boliviana que representa el 76 % de la población – 17, 6% evangélicos, pentecostales y protestantes, 4 % cosmogonía indígena, 2 % no religiosos- ha estado presente. En la posición frente el referendo del 21F del 2016 que perdió Evo buscando un cuarto mandato y en su postulación en 2019 :"Yo de verdad no quisiera que la Iglesia se meta en política, más que en política, en partidismos… El papa no me ha nombrado para distanciar los hombres sino para unir a cada uno de ellos” dijo en medio de una confrontación con la Conferencia Episcopal.

 

En la Conferencia Episcopal: "El papa no me ha nombrado para distanciar los hombres sino para unir
a cada uno de ellos”

Aunque Bolivia se declaró Estado laico en 2009, en el proceso de reforma de la Constitución,  existe una tradición de mediación de la Iglesia Católica, que se entiende  por el vacío de instituciones que gocen de la confianza y del apoyo de la población, lo cual es verdad de a puño entre politólogos e historiadores. Con la Unión Europea y la ONU, la Iglesia participó en la pacificación de la reciente crisis que llevó al exilio al presidente Evo Morales. En la nueva etapa que empieza con la contundente victoria del Movimiento al Socialismo -MAS-, la clara elección del presidente Luis Arce y el triunfal regreso de Morales, Ticona no estará ausente.

Bolivia tiene heridas abiertas, y el cardenal un mandato papal para restablecer la unidad. "Siempre estaré al servicio de la gente pobre, de la gente de clase media y los ricos. A todos los tengo que querer.", dijo en el acto de bienvenida a La Paz. Aunque, él mismo piense que será un cardenal de transición porque el Vaticano buscará uno más joven y dinámico que este hombre de metro y medio de estatura, piel cobriza, manos temblorosas por el Parkinson. Y un corazón gigante.

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