El as bajo la manga de Uribe

El as bajo la manga de Uribe

En caso de que el expresidente sea encontrado culpable de algún delito, hay una estrategia a la que podría acudir para evitar ir tras las rejas

Por: Gabriel Ángel Muriel
octubre 08, 2019
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El as bajo la manga de Uribe
Foto: Facebook @AlvaroUribeVel

La indagatoria al expresidente, después de escuchar a todos los testigos llamados por la Corte Suprema de Justicia, marca un hito en la historia judicial de Colombia. Sin anticipar las decisiones que adopte como resultado del proceso, que aún tardará meses, probablemente más de un año, este juicio podrá revelar el comienzo de una serie de acusaciones en contra el actual senador.

Con toda seguridad, cuando diseñaron e hicieron el montaje contra el senador Iván Cepeda, sus connotados abogados no previeron ni calcularon la dimensión e impacto del boomerang que desataría una bola de nieve de tamaño y crecimiento exponencial que ahora nadie puede parar.

Lo que más se debe resaltar: la valentía de la Corte y de cada uno de sus magistrados, quienes han soportado vulgares opiniones y amenazas de enardecidos y ciegos seguidores, fanáticos, hasta las ofensivas disertaciones contra el Estado de derecho realizadas por el propio Uribe, incluso en su condición de acusado (cuando, como se lo dijo la propia Corte hace un año, debía de, en su calidad de expresidente, dar ejemplo), pasando por las desorbitantes propuestas de sus copartidarios en el Congreso de la República, inconstitucionales todas, para modificar, de afán, la estructura del Estado y particularmente el sistema judicial, e impedir así aplicar la ley vigente a su caudillo.

El principal error de su equipo de defensores, como si fueran abogados primíparos o leguleyos, fue creer que se trataba de un juicio exclusivamente para responder por la acusación sobre manipulación de testigos.

Este es el comienzo de una serie de juicios contra el entonces presidente, gobernador de Antioquia y director de la Aerocivil. Incluso es posible que salgan a relucir algunas de sus escasas actuaciones como alcalde de Medellín, aquellas que avisaron a su nominador, el presidente Betancur, de la necesidad de revocar inmediatamente la designación del principiante político.

El exparamilitar presuntamente sobornado, Juan Guillermo Monsalve, entre otras cosas habría mencionado la relación de Uribe con las Autodefensas en Antioquia. Pero todos los testigos, incluidos los paramilitares y delincuentes con quienes se dice que se relacionó el hoy senador en su carrera política, y que ahora lo acompañan en diferente orilla en este proceso, se habrán referido no solo al soborno, al fraude procesal y a los beneficios ofrecidos para cambiar sus versiones y presentar falsas acusaciones contra el senador Cepeda.

Los testigos habrán relatado a la Corte hechos sobre otros delitos como la autorización de rutas clandestinas, operativos militares conjuntos con grupos paramilitares, operaciones de narcotráfico, asesinatos de amigos y compañeros políticos, asesinatos de jueces y testigos, asesinatos de narcotraficantes y paramilitares, asesinatos de empresarios y periodistas, torturas, cambios ilícitos de propiedad, desplazamientos, financiación de grupos al margen de la ley, masacres, apropiación y desviación de recursos públicos, desapariciones, falsos positivos, extralimitación de funciones, secuestros, falsedad en documentos públicos, coacción de electores, fraude electoral...

Este juicio puede llevar a la cárcel al senador del Centro Democrático, resultado para muchos inevitable por las pruebas hasta ahora conocidas. Sin embargo es muy probable que se divulguen otras pruebas que lo involucren en el sinnúmero de delitos que la opinión pública, nacional e internacional, ya conoce. Como el ejemplo anunciado por Monsalve sobre sus nexos con las autodefensas o paramilitares. Entre otras razones por la deuda que adquirió con ellos cuando los extraditó para frenar las delaciones que entonces habían iniciado.

Para evitar la cárcel por eventuales acusaciones que se ventilen en la Corte, y llegaren a demostrarse, el expresidente, sin embargo, tiene un as bajo la manga.

Colombia es un país que hoy, a pesar de todos los palos en la rueda, es un ejemplo en el mundo de cómo lograr la paz. No porque la hayamos alcanzado, sino por el primer paso, gigantesco, dado en esa dirección. Fuimos capaces de sentarnos a negociar con el grupo armado rebelde más grande y longevo del planeta. Pero además fuimos capaces de lograr un acuerdo viable para frenar la matanza de miles de personas inocentes, ajenas al conflicto. La negociación tuvo como centro y objetivo, para llegar al acuerdo, a las víctimas. Estas participaron en la negociación y aprobaron sus diferentes instancias. Lo mismo ocurrió con las fuerzas armadas. Las cabezas del Ejército y de la Policía Nacional participaron directamente en la negociación y obtuvieron beneficios para sus miembros.

El acuerdo de paz, que lentamente avanza en su implementación, pero que ya no tiene vuelta atrás, es un ejemplo de perdón para lograr la reconciliación y dejar atrás la guerra y la violencia. No ha sido fácil, lo estamos viendo. Hay quien teme dar la cara al país. Pero los colombianos reconocemos el valor de quienes son capaces de asumir sus responsabilidades. No hacemos excepciones, por horrendos y múltiples que hayan sido sus crímenes. A la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) ya se han presentado desde soldados hasta generales y excongresistas. Y conocemos parte sustancial de la verdad. La verdad que falta, la intuimos.

Fuimos capaces de acordar un sistema judicial distinto al de la cárcel, para perdonar a los criminales, reconciliarnos y empezar a mirar juntos para adelante. La justicia transicional, actualmente a cargo de la JEP, es una salida decorosa para todos que brinda a quienes se acojan a ella el poder continuar sus vidas con dignidad, al lado de sus seres queridos.

Los expresidentes no tienen la obligación de presentarse ante la JEP, pero tampoco están excluidos de sus beneficios. Por eso, como los demás actores del conflicto, Uribe tiene este as bajo la manga, que evitaría su foto tras las rejas, en caso que fuera culpable de algún delito. De jugar esta carta para restablecer su posición ante la historia, el mundo, y por supuesto los colombianos, empezando por las víctimas, aplaudiremos su gallardía, valor y compromiso con la paz y la reconciliación.

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