Dos familias mandan en el millonario negocio de la palma

Dos familias colombianas mandan en el millonario negocio de la palma de aceite

Los Murgas en el Cesar y los Herrera en el Llano continuaron una tradición cuando pocos le apostaban a este cultivo que es muy rentable por las exportaciones

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agosto 21, 2023
Dos familias colombianas mandan en el millonario negocio de la palma de aceite

Dos familias, la Murgas y los Herrera son los grandes productores de palma africana en Colombia y de la rica industria que se deriva de sus productos para exportación y en otros procesos de transformación como margarinas, aceites de uso institucional, grasas, biosolvente, jabones en barra y detergente, y concentrados a base de torta de palmiste

Carlos Roberto Murgas ha sido un gran impulsor del negocio de palma africana durante casi medio siglo, aunque se ha ido alejando de la operación diaria, Oleoflores ahora en cabeza de sus hijos Carlos José y Juan Carlos Murgas Dávila, fue la empresa número 233 en el país, con ventas por $ 1.047.553 millones y una utilidad de $ 46.667 millones.

Su abuelo inició la fortuna familiar a lomo de mula

La historia familiar se remonta a Carlos Murgas Puche un comerciante de origen humilde que a principios de siglo comercializaba a lomo de burros pescados salados, quesos y plátanos de Chiriguaná y café de Manaure. Por los años veinte, se hizo a una tierra entre los municipios de Codazzi y San Diego, que bautizó Las Flores en homenaje a sus tres hijas, donde primero sembró con maíz, pero con el paso del tiempo se movió a la ganadería consiguiendo toretes a crédito y en compañía, con tal éxito, que para mediados de siglo vendía al año mil novillos gordos, la mayoría para Venezuela.

Una hacienda que luego de pasar unos años por su hijo Lucho, llegó a manos de su nieto Carlos Roberto, quién con el espíritu emprendedor de su abuelo, iniciaría en ella los cultivos de palma africana.

Nacido en Valledupar, Carlos Roberto Murgas vivió buena parte de su juventud en Estados Unidos, donde se graduó como ingeniero agrónomo de la Universidad de Louisiana de donde regresó al país en 1966. Un año después constituyó la sociedad Murgas Muñoz Hermanos, hoy Oleflores, en la que participaron sus tíos y su esposa María Victoria Dávila Dangond; esta compañía, que inicialmente se dedicaba a la actividad ganadera, fue incursionando en la producción de cultivos, como arroz, sorgo y el algodón, de este último llegó a cultivar en más de 1.500 hectáreas.

Luego de su viaje a Malasia entra en el negocio de la palma

En busca de una mejor rentabilidad, Murgas, quién tomó las riendas del negocio familiar, viajó a Malasia en 1976, para ese momento el primer productor de palma, donde aprendió del negocio de la palma aceitera y firmó un acuerdo con la multinacional inglesa Harrisons & Crossfiels para importar semillas e iniciar con un cultivo de 380 hectáreas en la Hacienda Las Flores. Una apuesta que lo llevaría a un lugar de privilegio en la economía colombiana tanto en la producción primaria de palma como en su agroindustria.

Carlos Roberto Murgas - Dos familias mandan en el millonario negocio de la palma
Carlos Roberto Murgas y la Hacienda Las Flores

Para 1982, además del cultivo extensivo de palma, la familia Murgas, en conjunto con John Walter Lowe, se dedicó a la selección y descarte de semillas importadas para su comercialización en el país. El resultado, es una empresa que produce la semilla Demi con polen que se importa de Papúa (Nueva Guinea) y cuyo producto conocido como Murgas & Lowe, es el material con el cual hay sembradas en Colombia más de 60.000 hectáreas y en Centro América algo igual.

En 1986, construyó en la Hacienda Las Flores la primera planta extractora, dedicada al procesamiento del fruto de la palma, el corozo, y un año después, construyó la primera refinería para el procesamiento de aceites y grasas suministrados por esta planta extractora. De esta forma, se conformó el grupo empresarial con integración vertical, pues produce la semilla, cultiva la palma, extrae crudo y lo transforma en aceite comestible, a través de varias empresas.

La sociedad Promotora Hacienda Las Flores, fue el mecanismo con el cual ejecutó su gran visión empresarial, que fue y es, la promoción del cultivo de palma de aceite a través de la implementación de alianzas productivas y sociales con pequeños y medianos productores, en la mayoría de los casos con menos de 2 hectáreas, a quienes se le otorgan créditos y asistencia agrícola a cambio de vender toda su producción a las plantas extractoras del grupo, donde en muchos casos tienen participación accionaria. Gracias a este modelo el grupo cuenta con casi 65.000 hectáreas en conjunto con 3.000 agricultores dueños de las tierras.

Para la primera década del siglo XXI, Murgas ya tenía proyectos de palma en los municipios de María La Baja y Becerril en los departamentos de Bolívar y Cesar, en el corregimiento de Matitas, en La Guajira, la primera asociación productiva en la subregión del Catatumbo, Norte de Santander, y en el Valle del Sinú. Zonas donde posee una red de extractoras que procesan 730.000 toneladas de fruta, y obtienen 160.000 toneladas de crudo de palma, 18.000 toneladas de palmiste, que se venden un 80 % en el mercado local y 20 % en el internacional.

Roberto J. Herrera de la Torre - Dos familias mandan en el millonario negocio de la palma
Roberto J. Herrera de la Torre sembró a sus 75 años las primeras palmas en 1961 en la Hacienda La Cabaña

La familia Herrera ha estado vinculada con los Llanos desde el siglo XIX, desde que Roberto Herrera Restrepo se asociará a la llamada Compañía Colombiana Herrera y Uribe, cuyo negocio principal era la quina. El hijo, Roberto Herrera de la Torre, interesado en tener una finca en los Llanos Orientales compró en 1959 la Hacienda La Cabaña en el municipio de Cumaral, Meta, donde intentó varios cultivos, principalmente algodón y arroz, antes de concentrarse en el cultivo de palma de aceite.

Mauricio Herrera se hizo cargo de La Cabaña

De sus cuatro hijos, los dos hombres Roberto J. y Mauricio dedicarían su vida a la palma. El padre le entregó a Mauricio los destinos del campo de la empresa y a su hermano Roberto los financieros y comerciales. Para 1986, La Cabaña tenía 900 hectáreas en palma, pero el 50 % se vio afectada por la enfermedad de Pudrición del Cogollo – PC que devasta plantaciones, por lo que Mauricio se dedicó gran parte de su vida a mejorar científicamente los cultivos con materiales híbridos de palma tolerantes a la PC.

Mauricio Herrera Vélez - Dos familias mandan en el millonario negocio de la palma
Mauricio Herrera Vélez Q.E.D.P. fue reconocido con la Orden al Mérito Palmero en la Categoría Extraordinaria Grado Oro

Mauricio se estuvo al frente de la Hacienda La Cabaña más de 45 años hasta su muerte en 2015 a la edad de 78 años; reconocido por su contribución al fortalecimiento del gremio, fue fundador de Fedepalma en 1962 y miembro de su junta directiva y luego honorario, así como la creación de la Corporación Centro de Investigación en Palma de Aceite – Cenipalma. La empresa que se encuentra en reorganización vendió el año pasado $ 155.214 millones y obtuvo una utilidad de $ 23.301 millones. Su hijo, Mauricio Herrera Vargas, es el Gerente en Semillas de La Cabaña.

Roberto Herrera fundó Guaicaramo

El hermano de Mauricio, Roberto Herrera Vélez, por su lado creó en 1987 otra empresa también dedicada al cultivo de la palma y el procesamiento de sus frutos para extraer el aceite crudo de palma, Guaicaramo, en el municipio de Barranca de Upía, Meta, nombre que significa “de donde viene el agua”, tomado de un cerro cercano. Es la mayor empresa de cultivo de palma por ventas del país, en el año 2022, tuvo ingresos de $ 378.133 millones que la ubican en la posición 678 entre de las empresas más grandes del país, con utilidades de $ 145.664 millones.  

En sus inicios, la plantación ocupaba un área de 400 hectáreas, actualmente, hace parte de un conglomerado empresarial que provee la materia prima a través de más de 26 fincas en aproximadamente 12.000 hectáreas de cultivos de palma, que procesa en su propia una planta extractora con capacidad de procesamiento de 52 Ton/h, y en otras tres plantas extractoras aledañas. Guaicaramo es dirigida por sus cuatro hijos: Catalina, Roberto, Luis Fernando y Juan Manuel Herrera Obregón.

La mitad de su producción se dedica al biodiésel

Los aceites obtenidos del proceso de extracción, aceite crudo de palma y aceite crudo de palmiste, se usan para el sector de biocombustibles, aceites para el sector de alimentos, salud y producción de aceite alto oleico. Entre sus usos alimenticios más frecuentes son el aceite líquido para freír y las margarinas. En Colombia, aproximadamente el 9 % del diésel está compuesto por biodiesel de palma de aceite, y el producido por Guaicaramo se destina en un poco más del 50 % para este fin.

La empresa es autosuficiente en cuanto al consumo de energía eléctrica, y tiene potencial de producir varias veces la energía que requiere para su funcionamiento. Adicional a la palma, los Herrera Obregón han aprovechado los subproductos de la palma como abono en cultivos de naranjas valencia, y la torta de palmiste para la formulación de raciones para un hato ganadero, cuentan con cría y amanse de búfalas y levante de ganado Cebú, el hato lechero de búfalos les permite producir mozzarellas y yogures.

Su expansión es a través de participación en empresas

La estrategia de su crecimiento empresarial la han realizado mediante participaciones en empresas que continúan con el proceso de los derivados de la palma como Bio D, empresa constituida en 2006 junto con Hacienda La Cabaña y otros 12 palmicultoras de Los Llanos que produce biodiesel, glicerol y glicerina; Del Llano y Del Llano Alto Oleico, empresas dedicadas a la refinación física del aceite a aceite vegetal para consumo y Dibufala empresa dedicada a la transformación de la leche de búfala.

Cultivo de palma africana - Dos familias mandan en el millonario negocio de la palma
Cultivo de palma de aceite

El cultivo comercial de la palma que se remonta a 1945 cuando la United Fruit Company estableció una plantación en la hacienda Patuca, en Sevilla (Magdalena) con plantas procedentes de su filial en Honduras. Casi ochenta años después, con 580 mil hectáreas sembradas y 6.900 agricultores, su producción del primer semestre de 2023 alcanzó los 1.026 millones de toneladas, de los cuales, según cifras del año pasado, el 68 % se destina al mercado nacional y un 32 % al de exportación, resultados en donde éstas dos familias pesan mucho.

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