Dilian, una líder imbatible

Dilian, una líder imbatible

"No ha hecho sino trabajar incansablemente desde que llegó a su cargo en el año 2016"

Por: Leonardo Medina Patiño
septiembre 20, 2018
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Dilian, una líder imbatible
Foto: Twitter @DilianFrancisca

Hay un verso en algún poema, que no recuerdo su autor, que dice: “con las piedras que me tiran mis enemigos, construyo mi casa”. Tal vez son unas líneas que se ajustan a la realidad que ha vivido la gobernadora del Valle del Cauca Dilian Francisca Toro Torres.

Realmente ha padecido una persecución casi infranqueable que este año ha logrado superar satisfactoriamente para el bien de ella y de la comarca, porque tuvimos un período en el Valle de desestabilización institucional, al cambiar de gobernador con facilidad por líos de orden legal.

A inicios de este año la gobernadora Dilian Francisca fue absuelta de una acusación sobre vínculos de lo que han denominado “parapolítica” y hace pocos meses la Corte Suprema de Justicia luego de 12 años de exhaustiva investigación penal la absolvió por posible lavado de activos. Las noticias que anunciaron la absolución de ambos casos no fueron tan estruendosas como cuando la acusaron injustamente. Pero así son los medios, y traigo a colación un fragmento de un poema de William Ospina sobre el Barón Von Humboldt, que se adecúa a esta circunstancia: “Aquí toda verdad proyecta largas sombras”

Pues bien, Dilian no ha hecho sino trabajar incansablemente desde que llegó a su cargo en el año 2016. Se dedicó inicialmente a superar la crisis financiera que padecía el Hospital Universitario del Valle “Evaristo García” E.S.E. (HUV), que es el centro hospitalario público más grande de la región suroccidental, de nivel III y IV de complejidad en atención en salud. Ese hospital sufría una debacle económica feroz que lo tenía ad portas del cierre y de la liquidación al no existir viabilidad financiera. Los trabajadores del sindicato salían casi todas las semanas a la calle quinta (principal avenida que atraviesa la ciudad) a bloquear la vía del transporte masivo (MIO) en señal de protesta, por el no pago de sus salarios y demás prestaciones sociales, como también por la carencia de los insumos mínimos para poder trabajar y atender a quienes demandaban sus servicios.

Hoy el HUV presenta un panorama totalmente diferente y atrás quedó ese amargo momento en el que estuvo cerca de la liquidación y cierre de la entidad. Es un logro que en año y medio de su mandato logró gestionar, y que ahora simplemente se encarga de mantener para que no decaiga ese magnífico esfuerzo.

Igual sucedió con otros hospitales de la región, entre ellos Cartago, Zarzal y Tuluá. En el hospital de Cartago se encontraron túneles por donde —al parecer— extraían equipos y medicamentos del hospital, generando un déficit enorme por esas cuantiosas pérdidas de las que nadie decía algo. La gobernadora salió a medios a denunciar públicamente esa fechoría y se frenó el desangre.

Ahora ha fortalecido otro de los hospitales de II nivel de complejidad, que atiende usuarios no solo del Valle, sino del Cauca, como es el “Isaías Duarte Cancino” E.S.E., enclavado en el corazón del denominado distrito de Aguablanca, en una zona donde la población es de escasos recursos económicos, pero que debido a la gestión de la gobernadora Dilian Francisca ha resurgido del marasmo en que se encontraba ese hospital. Dicen, popularmente, que es el “Valle del Lili” del distrito, comparándolo con la infraestructura y servicios que tiene la clínica privada al sur de Cali que lleva ese nombre evocando la ubicación de los indígenas “Lilíes”.

Otro de los aspectos relevantes de su gestión ha consistido en la suscripción del acuerdo para el estudio de prefactibilidad del tren de cercanías que impactaría positivamente en el área metropolitana de Cali, como son los municipios de Palmira, Yumbo y Jamundí.

Es un primer paso que posibilita trazar la ruta de trabajo a futuro, y que ojalá los gobernantes que le sucedan, no lo dejen en la gaveta y se pierda ese noble empeño e inversión que se está realizando con apoyo de la embajada de Francia y algunas entidades privadas.

Como en nuestro país todo se olvida, hay que persistir destacando lo que ha generado impacto. Recuerdo que en el año 2016 la gobernadora volcó por primera vez, de una manera particular, la mirada de Bogotá —ese centralismo que cada vez agobia más— hacia Buenaventura a través de una actividad cultural que no se ha podido hacer otra mejor hasta el momento, y que ojalá antes de concluir su mandato se realice la II versión de “Ola, ventura”.

Fue una mágica manera de confluir alrededor del puerto que tenía en esos momentos altos registros de homicidios, para decirle al gobierno central que Buenaventura es el Valle pero también es Colombia;  y qué mejor manera de lograrlo que llevándolos a esa localidad y que vivenciaran la alegría y  expresión cultural que se vibra en esa tierra, a pesar de las adversidades, acompasada de ese fogón permanente que sabe hacer gozar paladares.

Y como si esto fuera poco, hace algunos días el Departamento Nacional de Planeación informó que el Valle del Cauca ocupó el primer lugar en el buen manejo de las finanzas en Colombia, atendiendo análisis que efectuó dicha dependencia sobre el índice de desempeño fiscal.

Se obtuvo ese mérito gracias a la racionalización del gasto, saneamiento de las finanzas y depuración del pasivo pensional de la gobernación, lo que —indiscutiblemente— marca un hito en la historia del departamento, y es otro de los merecidos aplausos que se lleva la señora gobernadora Dilian Francisca Toro.

Sin embargo no todo es dulzura en la región. Ahora ha llegado un trago amargo que hay que superar. Bien lo dice el escritor Juan Gabriel Vásquez en su novela La forma de las ruinas, “Colombia es un lugar donde ninguna buena acción queda impune”[1] y eso parece estar sucediendo con la reciente amenaza contra la gobernadora y el exalcalde de Cali Jorge Iván Ospina, ambos médicos y gobernantes ejemplares de esta comarca.

Es un asunto que debe atenderse de la mejor manera. Es una velada forma de querer atacar o destruir a quienes han venido fortaleciendo la democracia y la institucionalidad en la región.

Por eso es necesario hacer un llamado nacional a que el espectro se amplíe y se logre establecer, prontamente, a los responsables de esta vileza. No es posible que el Valle del Cauca retorne a estadios ya superados, y que la violencia sea la forma para que el departamento del Valle sea noticia.

 

[1] Vásquez, Juan Gabriel. Editorial Alfaguara. Página 210.

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