Cómo están nuestros tiburones ante el avance de la caza mundial

Cómo están nuestros tiburones ante el avance de la caza mundial

En 2020 MinAgricultura reguló la pesca artesanal incidental de tiburones y el comercio de sus aletas; la norma generó tanto indignación como malentendidos

Por: Dayana Henríquez Pavajeau
octubre 23, 2021
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Cómo están nuestros tiburones ante el avance de la caza mundial
Foto: Pixabay

Para poder entender de forma clara el flagelo que representa la comercialización de aletas de tiburón en Colombia es necesario partir del porqué de esta práctica y su gran expansión en todo el mundo para surtir en especial a los mercados asiáticos.

Primeramente, vamos a conocer a el protagonista de esta triste crónica de una muerte anunciada: el tiburón, ese colosal pez del cual muchos tienen un mal concepto; supongo que gran parte de esto se debe a la fama obtenida en las retro películas de Steven Spielberg donde el tiburón es del tamaño de un bus con fauces gigantes que devoran hombres y mujeres como si de un ser humano comiendo carne de cerdo se tratase.

Los tiburones incluyen desde especies pequeñas de las profundidades marinas, hasta el tiburón ballena, el mayor de los peces, el cual puede llegar a medir hasta 18 metros de longitud y se alimenta únicamente de plancton. De las más de 375 especies de tiburones encontradas en los océanos del mundo, las especies responsables de la mayoría de los ataques no provocados a humanos son el tiburón blanco, el tiburón tigre, y el tiburón sardo. Irónicamente la realidad de la supervivencia de los tiburones se está viendo afectada por la pesca comercial y lúdica, siendo entonces el ser humano un superdepredador que ha ido exterminando masivamente a estos legendarios depredadores.

Entonces nos hacemos la pregunta muchas veces de ¿Quién es el verdadero monstruo en una sociedad hipócrita y vendida al mejor postor? En el mundo hay más de 350 especies de tiburones y rayas. En Colombia tenemos unas 140 especies, de las cuales cinco están amenazadas: Sphyrna lewini (tiburón martillo), carcharhinus falciformis (tiburón sedoso), Rhincodon typus (tiburón ballena) y los Alopias sp (tiburón azotador).

Gran parte de las especies de tiburones producen huevos, pero tienen muy pocos, eso quiere decir que, entre menos crías, menor es el tamaño de la población. Además, para llegar a su edad reproductiva tienen que superar muchos peligros, por ejemplo, la pesca.

Por eso algunos de estos animales se encuentran catalogados en Colombia en el libro rojo de peces marinos en vía de extinción. La resolución 350 de 2019 que presentó el Ministerio de Agricultura para regular la pesca artesanal incidental de tiburones y con ella el comercio de sus aletas en 2020 generó tanta indignación como muchos malentendidos. La resolución permitía la pesca artesanal de 125 toneladas de tiburón en el Mar Caribe en el 2020 y de 5,2 toneladas de aletas de tiburón sedoso. Además, daba vía libre para que también se pesquen otras 350 toneladas de tiburón en el mar Pacífico y 9,9 toneladas de las especies Alopias pelagicus, Alopias supercilliosus y Sphyrna corona.

Los tiburones son parte esencial de la cadena alimenticia, y su naturaleza depredadora los ayuda a mantener a raya el número poblacional de las especies de sus presas. Sin tiburones que ayuden a mantener un balance saludable, los ambientes marinos están bajo un gran riesgo de daño permanente. Al igual que cientos de especies de peces, los tiburones están bajo la creciente presión resultante de la industria de la pesca global.

¿Qué es el aleteo? Consiste en cercenar sin anestesia la aleta de tiburón para posteriormente devolverlo al mar a la deriva, lisiado y moribundo sin poder nadar todos los kilómetros a los que ellos están acostumbrados a recorrer. Un punto extremadamente clave en esta polémica es que si el tiburón no puede nadar por tener su aleta cortada tampoco puede respirar ya que esta función la realizan haciendo pasar agua por sus branquias mientras se desplazan. Yacen en el fondo del océano esperando su agónica muerte solo por los intereses de las industrias pesqueras que no tienen respeto por la vida animal.

Sin demanda no hay oferta, ¿cierto? Unos 100 millones de ejemplares mueren de esta manera anualmente, lo que causa un gran daño en la población de tiburones. Las aletas de éstos son consideradas una exquisitez en algunas partes del mundo, sobre todo en el este de Asia. Un plato de sopa de aleta de tiburón puede alcanzar un precio de hasta $100 dólares, convirtiendo a los tiburones en criaturas muy rentables para los pescadores, lo que implica que la demanda por ellos aumente a medida que crece la población asiática.

Esto provoca que los pescadores "trabajen" para estas empresas y para ellos mismos traficando aletas de tiburón en el mercado negro por el valor tan alto que tienen en su comercialización y finalmente en los restaurantes donde son vendidas. Estos productos han ganado fama en Occidente, por lo que se multiplica el público. Pero la mayor demanda corresponde a un aumento de la clase alta de China y la moda de ofrecer sopa de aleta de tiburón como muestra de poder y ostentación.

Es por eso que el revuelo en Colombia ha sido apoteósico puesto que muchas personas no tenían idea de este gran problema que siempre ha estado latente, pero en algún tiempo muy silencioso.

Ha sido silencioso porque los medios antes no contaban mucho sobre ello, aun así, esto no es algo nuevo en nuestro país, al contrario. Bajo la resolución número 403 de 2018, documento que señalaba lo mismo que publicó el Ministerio de Agricultura el mes pasado. En él también se autorizaba la pesca de 500 toneladas de tiburón. La cifra era la misma en 2016. También en 2015.
Aquí lo que se debe tener en cuenta prioritaria es que las especies de tiburones nombradas en esta crónica están en alto peligro de extinción es una cuestión de ética y valores, así como la
asignatura que nos enseñaron en el colegio.

El mayor problema del planeta tierra es el ser humano. La avaricia ha logrado que miles y miles de especies animales alrededor del mundo estén ya extintas; es fácil hablar desde un lugar cómodo sobre lo injusta que es la vida, estando ahí sentados viendo la televisión, ocultando la realidad que vivimos para que estemos adormecidos y olvidemos lo que realmente vale la pena preservar.

Nosotros no vinimos a este mundo para ser dueños de la vida de los animales y usarlos a nuestro antojo, somos seres hipócritas que no vemos más allá de nuestras narices y creemos tener el poder, sobre todo.

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