Según la mitología griega, Pigmalión se enamoró de una estatua que había esculpido, y los dioses le dieron vida. Algo recíproco nos sucede con la inteligencia artificial: moldea nuestras conductas e influye en muchas decisiones que a veces confirman las profecías más contraproducentes.
Alucinante, la humanidad adora a “Chat GPT”, aunque sea primitivo en su especie, porque parece mágico y, cuando le pedimos que verifique o corrija, no contesta con tono histérico o dramático, para ocultar sus limitaciones o fallos. Además, sus algoritmos pueden darnos pistas sobre lo que hacemos mal.
Para empezar, dejemos de repetir como loros lo que dictan nuestros cerebros intoxicados y apliquemos filtros emocionales-cognitivos. Los traumas son paralizantes, los dogmas frenan al cambio y los mensajes instantáneos suelen desviar la atención. Desactivemos el piloto automático y entrenemos nuestra mente con técnicas de desarrollo psicológico e intervención terapéutica:
- T-ransformador [Terapia Cognitiva Conductual, TCC]. Como la IA, nuestro sistema aprende procesando datos sesgados, ejemplos inválidos y reglas disfuncionales. La TCC ayuda a depurar nuestra percepción, interpretación y reacción, reentrenando los “modelos mentales” para recuperar el autocontrol.
Especulando, ante el rechazo de un entregable, la “víctima” declamaría un monólogo presuponiendo: “siempre menosprecian mi trabajo". Cambiando ese chip, con el de una científica empoderada, podría refutar esa hipótesis que la anula, encontrar evidencias de alguna “duda razonable” para corregir el guion, y reescribir el desenlace introduciendo un final feliz, como: “a pesar de … usualmente valoran mi trabajo”.
- P-reentrenado [Programación Neuro-Lingüística, PNL]. Nuestro cerebro, como un sistema operativo, puede sufrir desactualización, mala configuración o virus que alteran su desempeño.
Verbigracia, un empleado con Síndrome del Impostor piensa “soy malísimo para esto”. Luego reformula su código mental, para liberarse del bucle paralizante, relativizando lo negativo o enfocándose en lo positivo. La traducción, entonces, sería: “tengo habilidad para esto y puedo concentrarme en aquello por mejorar”.
- G-enerativo [Design / Hacking]. Descifrar nuestra experiencia permite desafiar restricciones autoimpuestas, combinar posibilidades, diseñar soluciones progresivas y celebrar victorias tempranas.
Si su jefe objeta una propuesta, respóndale como un detective: indague sus necesidades, empatice y conviértalo en co-creador. Reformule el problema, y ponga a prueba algún piloto o prototipo para validar: “¿qué requiere agregar), ¿qué preferiría modificar?, ¿qué podría omitirse?”
- C-hat [Diálogo Crítico]. La mayoría de nuestras conversaciones están mal estructuradas y reproducen el juego del “teléfono roto”. Para evitar malentendidos o superar desencuentros, las preguntas son poderosas. En el caso de los chismes, tan desinformados o mal intencionados, cuestione: ¿lo que dice es verdad?; ¿es bueno?; ¿es útil?
Epícteto, en su Manual de Vida, advirtió que no es el entorno, sino nuestras creencias distorsionadas, las que generan volatilidad, incertidumbre, capricho y ambigüedad (VUCA). Para reconducir nuestra “Artificiosa Inteligencia”, adaptemos la sabiduría antigua a nuestro Chat GPT mental, pues nuestros problemas suelen tener “con-texto”.
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