A los miserables que le desean la muerte a Petro

A los miserables que le desean la muerte a Petro

"Estamos en medio de una pandemia que ha demostrado ser mortal, desearle la muerte a una persona en este momento es como caminar sobre terreno minado"

Por: Fernando Botero Valencia
abril 13, 2020
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A los miserables que le desean la muerte a Petro

Hace dos años publiqué un artículo sobre Gustavo Petro en este medio, con una altísima lecturabilidad; porque para bien o para mal, para los que lo admiran y aman y para los que los desprecian y odian, este personaje del universo político colombiano sí o sí, despierta toda clase de sentimientos viscerales, y la gente quiere saber de él sea para apoyarlo como para lapidarlo.

Que recuerde en todos los años que llevo teniendo uso de razón -no son muchos pero tampoco son pocos-, nadie ha despertado en los colombianos tantas pasiones, vilezas, incertidumbre, dudas y esperanzas juntas.

En las pasadas elecciones presidenciales donde Iván Duque obtuvo el poder, Petro fue su único contendor, y a decir de medio país político -ese que vota en las urnas- , “casi gana” porque le robaron la presidencia. De hecho, desde esos días ya se hablaba de fraude y justo en que la pandemia mundial del coronavirus irrumpió en nuestras vidas, surgió un escándalo por supuesta compra de votos para elegir a Ivan Duque. Escándalo que el virus dejó relegado al olvido.

Y hace un día, el Viernes Santo, el propio Gustavo Petro publicó un video informando a sus bienquerientes, malquierientes, enconados enemigos, acérrimos opositores, admiradores y simpatizantes; que le diagnosticaron un cáncer, del que hasta hoy sabemos muy poco. Finalmente cáncer es cáncer, y esa sola mencián da para despertar demonios dormidos en muchos, tanto para desear la sanación como para desear la muerte de quien la padece.

Y aunque ya muchos varones ilustres y damas connotadas salieron a dar su apoyo al “paciente” que ya lo es Gustavo Petro, cientas de anónimas almas también se han regocijado deseándole “pronta expiración”.

Twitter, la moderna cloaca de la ignominia humana, se ha llenado de mensajes deseándole a Petro que se vaya a una mejor vida y que deje ya descansar este país que bien que ha sufrido de muchos males. Muchos le desean al político de la izquierda colombiana “que se muera”, así literal.

Y claro, como buenos “mala leche” lo dicen sin remordimientos ni peso de conciencia; ellos en plena Semana Santa y pandemia mundial que amenaza con extinguirnos; excretan de sus bocas y vomitan de sus entrañas odio, veneno, maldicencia y deseos de muerte hacia otras persona, y en este caso, contra un opositor ideológico que acaba de contraer una terrible enfermedad.

Todos ellos siempre se han creído mejores personas y se declaran “salvadores” de males mayores.

Igual que lo que escribí hace dos años sobre Gustavo Petro, lo hago hoy desde la significación y dignificación de la persona, del ser humano, no del político, no del ideólogo, no del opositor, ni del que siembra dudas e incertidumbre como también esperanzas en cientos, miles, millones.

¡Que se muera Petro!

Quizá para estos miles de rencorosos “odiadores”, este personaje tan importante, vital y necesario para nuestra imperfecta democracia, es más detestable y merece morirse más que quienes han robado miles de millones de nuestros recursos que usan corbata y hacen parte del jet set, que quienes han sido asesinos probados y se volvieron famosos youtubers con miles se admiradores, que quienes defendiendo la democracia maestro, han asesinado a miles de jóvenes humildes e inocentes haciéndolos pasar por subversivos, que quienes en sus prosperas haciendas aparecen por obra y gracia laboratorios de droga, que quienes son reputables empresarios que arrasan miles de hectáreas de bosques y selvas y destruyen ríos, en fin; es mejor que se muera alguien mamerto como Gustavo Petro.

Y no es que diga que hay mejores muertos, lo que digo es que para esta gente que solo destila odio son mas “correctamente políticos” los depredadores que mencioné.

Aparte de que en nuestro país ya tenemos suficientes problemas, se suma hoy una pandemia planetaria que nos tiene atemorizados a todos. Desde el que carece de casi todo hasta el más rico y poderoso, tenemos un mal del que parece no hay cura: Un brote de odio que envilece a los más débiles de carácter lo que demuestra que detrás de esas corazas ficticias de rudeza emocional, se esconden seres pusilánimes y obtusos mentales, perdedores sociales que solo saben gritar para ser escuchados.

Gustavo Petro es un colombiano destacado y un político importante de la vida nacional, necesario para continuar teniendo una balanza justa en un país desigual, sea que sus ideales tengan las soluciones o no; su aporte político es necesario e infaltable si queremos que en Colombia el estado de derecho y esa democracia con muchos defectos sigan prevaleciendo; desear su desaparición física es pretender quitarle la voz a miles de ciudadanos que a través de él hablan, y el sentimiento mas miserable y bajo que un ser humano pueda tener hacia otro.

Estamos en medio de una pandemia que ha demostrado ser mortal, desearle la muerte a una persona en este momento es como caminar sobre terreno minado... ¡No vaya y nos toque primero!

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