¿Votar es democracia?

¿Votar es democracia?

"La élite hace creer que el pueblo elige, pero en verdad ellos son los que escogen quién estará en el poder para seguir legislando"

Por: Andrés Felipe Marín Montoya
marzo 08, 2018
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¿Votar es democracia?
Foto: Colprensa - Juan Páez

La “democracia” es el poder del pueblo, pero existen dos formas en las que se desarrolla: la primera es la democracia directa donde cada integrante de una comunidad puede opinar y votar por las decisiones que se toman; la segunda es la democracia representativa que consiste en elegir personas que se postulan voluntariamente para dirigir los destinos del pueblo.

En la Grecia antigua se practicaba la democracia directa, cada ciudadano libre participaba en las asambleas que se realizaban en las plazas públicas para tomar decisiones concernientes a la ciudad. Aunque las democracias modernas se basan en la griega, en la actualidad se practica la democracia representativa bajo el argumento que las comunidades de hoy son muy grandes por lo que se hace muy difícil la participación de cada uno de los ciudadanos en la toma de decisiones o en la creación de las normas que permiten la convivencia y el desarrollo social. Aunque es cierto lo anterior, se podrían diseñar formas más abiertas de democracia para regular a quienes son electos para representar al pueblo puesto que muchas veces olvidan que fueron elegidos para buscar el bienestar común y solo se centran en beneficiar pequeñas élites.

Antes de la revolución francesa, los gobiernos que regían el mundo eran los imperiales o monárquicos y el pueblo tenía que seguir ciegamente los dictámenes de estos. En el siglo XIX la humanidad sufre una transformación y una nueva forma de organizar el estado, “la democracia”, la cual habla de la igualdad de todos los ciudadanos en derechos y deberes. Esto amenaza los poderes fácticos dado que estaban acostumbrados a mandar sin ningún reparo, pero la aristocracia y  la burguesía  se inventan nuevas formas para controlar a la población civil.

El sofisma de que somos libres y que tenemos los mismos derechos lo mantienen con la supuesta democracia, pues han reducido dicho sistema a un voto. Somos libres porque podemos elegir a quienes nos van a representar, porque cada cuatro años, o lo que determine la constitución de cada país, asistimos a la fiesta democrática para escoger un nuevo gobierno. Los grupos económicos, que son los que reemplazaron las monarquías, nos han engañado al hacernos creer que la democracia se reduce a votar.

Un buen sistema democrático tiene normas y organismos que regulan a quienes son elegidos para gobernar, y si la ambición y el poder los controla poder apartarlos de sus cargos. No obstante, los grupos de poder ocultan al pueblo, que es el soberano, los mecanismos necesarios para ejercer control político.

A su vez, la élite hace creer que el pueblo elige, pero en verdad ellos son los que escogen quién estará en el poder para seguir legislando a su favor y en contra de las mayorías. Le mienten al pueblo diciéndole que reducir sus derechos es necesario para el bienestar común, mientras ellos se rebajan los impuestos y controlan la vida de todos como si fueran reyes.

La escuela, que es la institución social llamada a fortalecer la democracia, no realiza su papel adecuadamente  porque no enseña a sus educandos los mecanismos de control democráticos que se tienen en las democracias representativas para exigir a los servidores públicos que hagan su labor conforme al bienestar de las mayorías. En esta institución se aprende que la democracia es sinónimo de “votar” y que por eso somos sociedades libres y avanzadas.

Si la sociedad despertara la democracia sería posible. Es de vital importancia que la ciudadanía se adueñe de los mecanismos de control político y que ejerza su derecho a realizar las veedurías ciudadanas. De este modo, si un gobierno no cumple con su programa electoral  o legisla en contra de las mayorías, entonces se utilizarían los mecanismos que permiten revocar el mandato de dichos funcionarios. Para este fin, en Colombia están las leyes de participación ciudadana y control político expedidas en el año 1994, ley 134, y en el 2015, ley 1757, las cuales están allí para que la ciudadanía ejerza una democracia más participativa. De esta manera le quedará muy difícil a los políticos corruptos seguir robando el erario público, mintiendo a los ciudadanos que los eligieron y favoreciendo al 1% de la población.

Es necesario realizar cambios estructurales en la democracia de Colombia para garantizar la trasparencia en el sistema, uno de ellos es la elección del procurador, el fiscal general y los magistrados del CNE, estos no deben ser elegidos por el congreso ni el gobierno sino por un concurso meritocrático para garantizar la independencia del gobierno de turno y puedan realizar un verdadero control político.

Otro cambio es la transformación del sistema electoral, pues es increíble que en pleno siglo XXI cuando la tecnología ha alcanzado avances significativos se continúe con un sistema electoral anticuado que se presta para la corrupción. Ahora la tecnología permite innovar el sistema electoral que garantizan transparencia y disminuye los gastos económicos, a través del voto electrónico y la implementación de la tecnología blockchain que evita el fraude electoral. Con esta tecnología sería imposible el robo de votos o el cambio de las cifras electorales ya que el voto de cada ciudadano quedaría registrado y validado por blockchain y, lo mejor de todo, sería público. Además, cada dos años se podría hacer un referendo revocatorio para validar si tanto el legislativo como  el ejecutivo deben finalizar sus mandatos. Así la corrupción disminuiría dado que los políticos corruptos serían castigados al destituirlos de sus puestos.

Por último, la tecnología blockchain haría posible el sueño de la democracia y el control sobre las personas que se eligen para representar al pueblo en cada una de las instituciones democráticas. Esta tecnología si se aplica en el sistema electoral transformaría la sociedad y sería la gran revolución del siglo XXI.

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