Una nueva mirada sobre las becas doctorales de Colciencias

Una nueva mirada sobre las becas doctorales de Colciencias

Tres nuevos beneficiarios dan su opinión sobre este programa y sus requisitos de admisión

Por: Sergio Orozco Echeverri, Sara Valencia Cadavid, Alberto Aparicio de Narváez
febrero 29, 2016
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Una nueva mirada sobre las becas doctorales de Colciencias
Foto: utadeo.edu.co

Hace pocos días se publicó en este medio una nota ciudadana sobre el programa de becas de Colciencias para doctorados en el exterior, cuya conclusión era que “los requisitos y asignación de recursos están diseñados para profesionales con familias de mucho dinero” . La reflexión escrita por Alexandra Sierra, quien se presenta como becaria del programa, expuso su punto de vista y extrajo conclusiones que difieren de las nuestras. Por tal razón queremos presentar otra mirada, basada en la información que hemos recopilado y, por supuesto, en nuestra propia experiencia como becarios en el exterior. Para ello, revisaremos los puntos mencionados en el artículo en cuestión y ofreceremos nuestra perspectiva. Celebramos que los beneficiarios del programa expongan sus percepciones del mismo y nos parece fundamental, para ampliar la comprensión pública del desarrollo del conocimiento en Colombia, que las opiniones circulen en los medios.

  1. Inglés como requisito para acceder a las becas

 Uno de los argumentos que presenta Sierra es que el requisito de inglés exigido por Colciencias es elitista, pues privilegia a los egresados de las instituciones privadas sobre las públicas. Es difícil afirmar concluyentemente que por el hecho de egresar de una institución pública el nivel de inglés del profesional es inferior comparado con el egresado de una institución privada. No obstante, el requisito de Colciencias no es más que una exigencia en consonancia con el reto que se va a asumir: acceder a la financiación del mayor grado académico que se pueda alcanzar. El hecho que las universidades del exterior (incluyendo las hispanoparlantes) exijan más que Colciencias muestra, contrario a lo que afirma Sierra, que el programa exige un nivel básico de competencia en inglés, inferior al que se requiere para acceder a las mejores universidades del mundo. Pero la exigencia no es de papel, no es un certificado más.

El dominio de una lengua extranjera y, en particular, del inglés en un contexto académico (que se supone exámenes como el IELTS o el TOEFL miden), es una condición fundamental para acceder a la bibliografía necesaria para hacer un avance en el estado del saber en cualquier campo (y este es precisamente el objetivo de un doctorado); de otro lado, sólo en la medida en que se maneje correctamente la lengua extranjera el estudiante podrá dedicarse a estudiar su campo, podrá insertarse en las discusiones de las clases, podrá interactuar con sus profesores, acceder a la bibliografía de punta, escribir su tesis, podrá, en fin, hacer parte de la comunidad académica en la que se está formando. (Esto sin mencionar los problemas de supervivencia y de segregación social al que se enfrentan en el exterior quienes no son capaces de comunicarse correctamente). Muchos hemos visto cómo estudiantes con niveles deficientes de inglés son incapaces de insertarse a las comunidades, se marginan y en no pocos casos desertan. El inglés es la lingua franca no sólo de las ciencias y la ingeniería, si no también de las artes y de las humanidades. Por esta razón, muchos profesionales que encuentran que su nivel de inglés no es el adecuado para continuar con su formación de posgrado buscan, con sus propios recursos y por sus propios medios, mejorar su dominio de la lengua.

Esta exigencia de la lengua no es un invento de Colciencias para privilegiar a las familias más adineradas que estudian en Bogotá (la autora omitió que la convocatoria es nacional); es un requisito académico y hasta de sobrevivencia en el exterior. Ahora, hay que recordar que en las convocatorias de los años 2012 y, 2013, por ejemplo, se financiaron rubros para el perfeccionamiento del idioma con el fin de obtener los puntajes requeridos por las universidades. En este punto, cabe hacer el aporte a Colciencias que dichos rubros se financien nuevamente o que en Colombia haya un programa liderado por Colciencias o el Ministerio de Educación para el perfeccionamiento del inglés académico. A quién corresponde garantizar la enseñanza del inglés en Colombia en otros niveles es otra discusión. Es más, tratándose de profesionales en la mayoría de los casos con maestría y con experiencia laboral, estos están en capacidad de asumir estudios de idiomas extranjeros de manera independiente. De hecho hay una tendencia hoy en día a que profesionales estudien no sólo inglés, sino portugués, francés, y alemán.

  1. Desembolsos de dinero y su operación

El segundo aspecto que destaca Sierra es que, a su juicio, el hecho que Colciencias haya escogido como operador de la beca a Colfuturo “agravó el problema con la entrega de los dineros de sostenimiento, seguro y matrícula”. Antes, el operador de las becas de Colciencias era el ICETEX, el cual al parecer no era del todo eficiente. Y en efecto, a partir de la convocatoria del 2011 los becarios nos comunicamos directamente con Colfuturo, una entidad sin ánimo de lucro que cuenta con experiencia en el manejo de becas y que ofrece su propio programa de crédito-beca distinto de las becas de doctorado en el exterior de Colciencias en cuestión. Aquí hay que comprender que si bien Colfuturo es el operador, las reglas del juego las pone Colciencias a través de los términos de referencia de las convocatorias y del reglamento de la beca, y son ellos además quienes tienen los dineros que se giran semestralmente a través del operador. Por tanto, los dineros se pueden demorar y las entidades deben trabajar en ello; pero esto es algo por lo que todos los becarios hemos pasado y al final se supera. Hay que reconocer que Colfuturo es una entidad responsable con el manejo de los dineros y que a pesar de las trabas administrativas en medio de tantos intermediaros, los giros tienen lugar.

Los argumentos presentados por Sierra sobre la necesidad de dineros propios al inicio de los estudios y su asociación con el elitismo, parten de la experiencia personal, por la cual algunos estudiantes también han pasado y han solucionado directamente con el operador. No obstante, que el programa implique que el becario disponga de unos fondos iniciales para llegar a los lugares de estudio que serán reembolsados al mes no es un argumento suficientemente fuerte para tildar al operador o al programa de elitista. Becas como las del gobierno mexicano solo cubren matrícula y sostenimiento y los estudiantes deben pagar el resto de los costos asociados y de esto no se deduce que todos ellos tengan altos ingresos familiares. Es cierto que las condiciones de las becas podrían ser mejores, y que los desembolsos podrían ser más ágiles. Pero eso no significa que sólo la 'élite' del país pueda hacer un doctorado en el exterior.

El programa se enfrenta a retos difíciles: la devaluación del peso colombiano ha afectado considerablemente a quienes estamos en países con monedas fuertes; vemos con preocupación las limitadas conexiones entre la investigación, la academia y los sectores productivos en Colombia, y en general el escenario laboral al regreso; encontramos en los términos de las condonaciones algunas condiciones que limitan posibilidades posdoctorales que abrirían opciones importantes para Colombia. Pero estos temas se han venido discutiendo con Colciencias, entidad que se ha mostrado receptiva a escuchar nuestras propuestas y a buscar alternativas. Ante el caso de la devaluación, por ejemplo, se dio un primer paso flexibilizando los montos de los rubros de las becas. No obstante, falta mucho camino por recorrer y la situación dista de tener soluciones viables a largo plazo.

Vale anotar, para terminar, que es difícil hacer un juicio general que englobe la totalidad del programa, pues si bien se trata de una estrategia definida por Colciencias, las condiciones particulares de cada becario son diferentes. En efecto, los becarios actuales de Colciencias en el exterior no hacemos parte de una única convocatoria. Es decir, quienes actualmente cursamos estudios doctorales financiados por Colciencias tenemos condiciones distintas, pues hemos obtenido la beca en años diferentes y para cada período los términos de referencia de la convocatoria han cambiado. Como toda estrategia de este nivel, el programa de becas doctorales en el exterior de Colciencias requiere evaluaciones periódicas, revisiones y retroalimentación. Pero nos parece implausible descalificarlo como elitista por los términos de una sola convocatoria y por una sola experiencia.

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