Tirados al Cauca
Opinión

Tirados al Cauca

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agosto 28, 2014
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Cuanto conflicto se desata en este país, el Cauca termina pagando los platos rotos. Cuando no es la guerrilla, son los paramilitares. Cuando no son los desempleados, son los indígenas. Cuando no son los maestros, son los trabajadores de la salud. En fin, la región de la bota caucana se convirtió en el embudo de los problemas del país.

La noticia más reciente de esta región  fue la muerte de una niña de dos años, al caer sobre su casa varios explosivos lanzados por guerrilleros de las Farc. Con esta acción solo dos  separan a este departamento de tener veinte ataques guerrilleros en lo que va del 2014, preocupante panorama que aumente este número en el trimestre que resta de este año.

Su tierra, ministro Iragorri. Hoy tal como en la antigüedad se encuentra sitiada por un paro armado silencioso pero que dan cuenta los testimonios de quienes lo padecen: los insumos empiezan a escasear al igual que los medicamentos por retenes a las entradas de los pueblos pequeños, los violentos, quienes se han tomado la autoridad,  han dado al panorama otra gran falencia, la falta de combustible paraliza en las veredas el transporte público y privado.

Los consejos de seguridad en Caloto, en Toribío o en Popayán, las visitas relámpago del presidente Santos, del ministro Pinzón, del general Palomino  y sus respectivas ruedas de prensa in situ, no ha logrado disminuir a la guerrilla o recuperar la tranquilidad de la región.

Hace muchos  años no vivíamos momentos tan angustiosos. Y aunque la guerra acorrala desde el Cauca hacia abajo el país, la otra Colombia, la que trasciende Monserrate, la  calle 26,  la Torre Colpatria,  si está sitiada por la desidia, el abandono y la falta  total de gobierno. Sin importar cual pueda ser la razón estratégica de la guerrilla dentro de las conversaciones en La Habana para atacar tantas veces a este departamento, en especial al los municipios de Caloto, Santander de Quilichao, Toribío, o Corinto, sobre los que aparecen haberse ensañado los actores armados, la verdad es que hasta la fecha no se ha podido implantar una política efectiva para contrarrestarlos.

Podrán decirnos, como lo han hecho, que estos ataques demenciales son una respuesta desesperada de la insurgencia,  que las Farc están debilitadas, rodeadas y que van tras los jefes que se escoden en las montañas del sur colombiano;  pero no nos convencen.

¿Cómo podemos creer estos argumentos cuando el Cauca ha tenido que soportar más de dos ataques, por mes en este año? ¿Que pensarán los indígenas o campesinos del Cauca sobre los anuncios de más militares para la zona, cuando tienen que convivir con los actores armados y la región se hunde en el desespero de una guerra que no parece tener fin y que no deja salir del atraso económico?

Mientras llega un profesor, un médico, un instructor deportivo a esta zona, de camuflado otros sí llegarán. La desdicha del país regional continua, viven el reojo del gobierno. A su paso los fusiles aumentan huella  y los verbos de la guerra siguen presentes en nuestra historia. ¿Equivocado? Ustedes dirán.

@josiasfiesco

 

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