Sin papá, entre malandrines y sin un peso, la dura infancia de Agmeth Escaf en Barranquilla

Sin papá, entre malandrines y sin un peso, la dura infancia de Agmeth Escaf en Barranquilla

Con un papá con plata para darle una buena vida, pero no nunca se ocupó y fue su pinta y dotes para la actuación que lo salvó, aunque nunca soñó con ser congresista

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agosto 08, 2023
Sin papá, entre malandrines y sin un peso, la dura infancia de Agmeth Escaf en Barranquilla

Agmeth Escaf nació bendecido por un carisma desbordado y habría sido capaz de entretener a los pasajeros del Titanic con sus historias, mientras se resignaba a morir congelados en las aguas del Atlántico. Su apellido, su nombre, se presta para confusiones. Muchos creen que una de las personas más cercanas a la primera dama Verónica Alcocer es de cuna de oro, pero nada más alejado de la verdad.

La cierto es que nació y creció en el durísimo barrio San Roque de Barranquilla, entre calles polvorientas donde jugaban béisbol y fútbol Allí, la gente sentada bajo un palo de mango, era feliz. En su casa se escuchaban las baladas de Nino Bravo, Leonardo Favio y Roberto Carlos, la música que aún escucha cuando se toma sus tragos. A él no le da vergüenza decir que, entre sus amigos de infancia, se cuentan pandilleros y drogadictos. La vida es un juego de dados en donde hay ganadores y perdedores.

¿Quién era el papá de Agmeth Escaf?

Su papá era un tipo millonario de ascendencia libanesa llamado Jorge Escaf Escaf y Agmeth tuvo el suficiente orgullo como para no pedirle nada. A los 22 años de edad abandonó a su San Roque del alma y se vino para Bogotá.

Agmeth es mucho más que una cara bonita. Pocos recuerdan que él fue un actor de carácter y que en 1995 realizó su primera producción de peso: Fuego Verde, una telenovela basada en el libro de investigación del periodista Tom Quinn, el norteamericano que murió de manera trágica en 1998 dejando, entre otras hijas, a la reconocida Darcy Quinn. A partir de ese momento, arrancó una carrera en la televisión que terminaría convirtiéndolo en una estrella.

Agmeth Escaf le dio perfil de clásico al programa matutino Día a Día, con Caracol Televisión, que fue su casa y también su tortura. Interpuso una demanda de 2.000 millones de pesos al Canal por violarle sus derechos. En un país en donde es frecuente el maltrato a los actores, el hecho de que Escaf ganara su pleito en los Tribunales, sentó un precedente y lo convirtió en uno de los bastiones que tiene el gremio en el Congreso.

En el Congreso de la República como Representante a la Cámara por el Pacto Histórico, entró apoyado por su gran amiga de toda la vida, la hoy primera dama Verónica Alcocer. Actualmente, preside la Comisión Séptima y tiene entre otros compromisos, intentar empujar reformas tan importantes para este gobierno como la de la Salud.

Cada vez que puede, el representante a la Cámara, Agmeth Escaf, regresa a Barranquilla, al barrio de su infancia, y vuelve a ser el mismo gamberro que alguna vez jugó al fútbol y béisbol en sus calles polvorientas. Jamás volvió a hablar con su papá.

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