Reincorporación en Catatumbo: ¿Avances o retrocesos para la consecución de la paz?

Reincorporación en Catatumbo: ¿Avances o retrocesos para la consecución de la paz?

El compromiso para que se dé ese proceso de reincorporación comunitaria no debe ser solo de las instituciones públicas, sino de ciudadanía, ONG y organizaciones

Por: Kiara Vanessa Rodríguez España
marzo 30, 2022
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Reincorporación en Catatumbo: ¿Avances o retrocesos para la consecución de la paz?
Foto: ideaspaz.org

La firma del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera el 12 de noviembre de 2016, dejaba una espacio para la esperanza y era un buen augurio para la construcción de paz en aquellas regiones golpeadas a causa del conflicto armado por más de 50 años, tal es el caso de la región del Catatumbo.

El Catatumbo también llamado la Casa del Trueno, tuvo una presencia bastante fuerte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP), principalmente del Frente 33, razón por la cual se creó un Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR), en la vereda de Caño Indio en el municipio de Tibú, la cual recibe el nombre de El Negro Eliécer, como epicentro de concentración para la transición a la reincorporación de quienes habían participado de la guerra.

Después de un año, muchos por motivos familiares, sociales y culturales salieron de la ETCR y se ubicaron en los distintos municipios que conforman la región, a saber Ábrego, Convención, El Carmen, Hacarí, San Calixto, El Tarra, Teorama, Tibú y Ocaña, donde se reincorporaron a la vida civil en compañía de sus familiares.

En simultánea, se creó la Agencia para la Reincorporación y Normalización (ARN), una institución a nivel nacional que realiza el seguimiento al proceso de reincorporación en las 16 subregiones existentes, entre ellas la región del Catatumbo. Para cumplir el objetivo, la ARN realiza mensualmente reuniones en diferentes puntos de concentración según la distribución territorial de los reincorporados, encuentros en los cuales se trabajan diferentes temáticas.

Tras una alianza entre la ARN, Misión de Verificación de la ONU y la Unidad de Educación Abierta y a Distancia (UEAD) de la Universidad Francisco de Paula Santander Ocaña, se propuso realizar una caracterización de las condiciones de la población reincorporada en el segundo semestre de 2021, enfatizando en las categorías de Educación, Organización y Producción, con miras no solo a describir su situación actual sino también identificar estrategias para la articulación de diferentes actores en la región, cuyo fin es mejorar las condiciones de vida de la población.

Revisando la información hasta entonces, incluso leyendo la Resolución 4309 de 2019 por la cual se establece la ruta de reincorporación, pareciera que el panorama sería bastante favorable para dar garantías no solo de lo pactado sino para mejorar las condiciones de vida y brindar las herramientas para ese proceso de reincorporación a la sociedad civil, sin embargo, los resultados no son lo esperado, incluso existen retrasos y posibles negligencias u omisiones por parte del Estado y su institucionalidad, como lo expresan los reincorporados.

En materia educativa, se busca garantizar “un nivel educativo entre 5° de primaria y educación en los niveles técnico profesional o tecnológico” (Resolución 4309, Art. 10), donde solo el 38% ha alcanzado secundaria y un 5% un nivel técnico y otro 5% no ha accedido a ningún nivel educativo, esto debido a que la infraestructura es regular o mala en la mayoría de casos, por lo cual no hay un lugar adecuado para estudiar y sumado a ello, los centros educativos se encuentran principalmente en las cabeceras municipales, lo que obstaculiza aún más el derecho a la educación, en tanto las vías y los desplazamientos resultan ser largos, costosos e inseguros para la vida misma.

Incluso la realización de cursos y diplomados, dentro de la educación para el trabajo según la ARN o educación no formal para la UEAD, no es pertinente, ni asertiva, y en muchos casos tampoco de interés para el quehacer cotidiano de los reincorporados, siendo el principal encargado de la oferta de estos cursos la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD) y el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA).

Sumado a ello, si bien el 50% se encuentra vinculado a una organización hacen mención de no tener conocimientos técnicos sobre figuras organizativas ya creadas, o necesitar fortalecimiento organizativo para la capacitación de funciones, creación de liderazgos e incluso forjar nuevos liderazgos. Ideas que comparten el 50% no organizado, ya que existe un alto interés en formarse y desarrollar capacidades en torno a lo organizativo para consolidar un tejido social y su proceso de reincorporación comunitaria.

En el caso de lo productivo, no dista mucho de las problemáticas anteriores. A pesar de que el 80% de la población está vinculada a un proyecto productivo, el acceso a créditos y a tierra resulta casi una misión imposible, incluso realizar el acompañamiento y seguimiento que requiere cada proyecto, siendo las posibles causas la falta de interés y compromiso de la institucionalidad, la falta de personal para cubrir los distintos proyecto o la falta de profesionales expertos que puedan resolver las preguntas y realizar una asistencia técnica pertinente.

Cabe aclarar que si bien la ARN ha hecho valiosos intentos por llevar a cabo sus funciones, resultan insuficientes para el cumplimiento de lo planteado dentro del Acuerdo y el Plan de Reincorporación diseñado, y es que si bien la obligación corresponde al Estado, es necesario que se dé una articulación entre distintos actores para lograr que ese plan se cumpla y que esa reincorporación sea asertiva para todas las partes.

El compromiso para que se dé ese proceso de reincorporación comunitaria, no debe ser solo de las instituciones públicas, sino de toda la ciudadanía, desde organizaciones sociales, movimientos políticos, Organizaciones No Gubernamentales (ONG) hasta las mismas comunidades. En tanto la creación y consolidación de una paz estable y duradera, debe incluir cambios culturales desde la forma en nos relacionamos hasta en la forma de hacer las cosas, y para que eso se dé es importante construir desde ese saber hacer particular en pro de un bien común.

Es por este camino del construir en conjunto y de poner el saber a disposición de mejorar las condiciones de vida, en este caso de la población reincorporada, que la UEAD y en general la Universidad busca aportar a esa construcción de paz mediante la educación, como procesos de formación cuyo impacto contribuye a ese proceso de alcanzar algún día una vida digna.

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