Ray Charrupí y su síndrome de Estocolmo

Ray Charrupí y su síndrome de Estocolmo

Reflexiones de la columna del director de Chao Racismo sobre la congresista María Fernanda Cabal

Por: Natalia Santiesteban Mosquera-Ramos
octubre 24, 2014
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Ray Charrupí y su síndrome de Estocolmo
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“Emmancipate yourselves from mental slavery, none but ourselves can free our minds.” Bob Marley, Redemption Song, 1980.

Para quienes no estén enterados, el síndrome de Estocolmo es un cuadro psicológico en el que víctimas de secuestro, violencia doméstica y/o sexual desarrollan vínculos afectivos hacia sus agresores. Dicho de otro modo, quien sufre de este mal sería como un pájaro que, lejos de huir de la escopeta y mucho más lejos aún de querer tirarle, acabaría –después de herido- enamorado del cazador y de la escopeta, pidiendo a ambxs que lo mataran a tiros. En fin. Habitualmente, se hace alusión a esta problemática en las esferas más privadas de la vida en sociedad (la casa, la familia o el lugar de reclusión forzada). En esta ocasión, sin embargo, yo la traslado al ámbito público y la ubico en el nivel del racismo estructural, a la reciente publicación*** de Ray Charrupí, actual director general de la organización Chao Racismo, con respecto al discurso racista de la congresista María Fernanda Cabal. Durante la semana pasada, las declaraciones de esta mujer, en el marco de una entrevista para la Revista Gente, alzaron revuelo en las redes sociales. Tal como lo hizo Charrupí en su publicación, cito a continuación el polémico fragmento de la entrevista:

“En el mundo ideal, lo mejor sería vivir con el grado de solidaridad de los indígenas: todos son participativos y colaboradores. Con la comunidad negra es más difícil porque ha vivido un desarraigo de 500 años y cuando uno de ellos tiene poder, lo quiere solo para él. Mira la historia de los alcaldes de Chocó, están presos. Si uno los pone a trabajar se agarran de las greñas. Ellos sí tienen sentido de la propiedad, no quieren soltarse de las cosas porque vienen de no tener nada.”

Si bien es cierto que las declaraciones de Cabal fueron recortadas, dado que fue solamente la última parte del párrafo anterior la que se puso en el ojo del huracán, es desatinado cualquier intento de justificación de las mismas. Al contrario, Ray Charrupí afirma que “(…)lo que manifestó (…) la Senadora Cabal (…) para nada resulta ofensivo” y agrega que “(…) si todos los gobernantes de este país, supieran, aceptaran y reconocieran que la población afrocolombiana ha sido vulnerada y desatendida por más de 500 años y que a estas alturas las comunidades negras no tienen NADA, pues muy seguramente tendríamos una disposición de verdadero interés sobre quienes “construyeron América latina sin “cobrar nada” como dice Choc Quib Town.”

Charrupí entra en defensa de Cabal, aduciendo una descontextualización tendenciosa de sus palabras; sin embargo, la recontextualización de lo dicho por la Representante a la Cámara por Bogotá evidencia, no sólo su mentalidad racista, sino además una perversión en la que ella insiste en mostrarse solidaria. Es decir, al tiempo que habla de una ineptitud organizativa natural de la gente negra, pretende que el hecho de señalar la desposesión histórica del pueblo en su conjunto la presente como comprensiva y genuinamente interesada por nuestra comunidad. ¿Qué quiso decir ella?: que pobrecitos nosotros, no hemos tenido nada nunca y por eso nos pegamos de lo que se nos da y por ello nos agarramos de las greñas, claro. No es que seamos rateros ni corruptos –ella jamás diría eso porque ¡por Dios! no es racista- sino que llevamos siglos aguantando hambre y miseria, de modo que nos matamos por cualquier hueso que buenamente se nos arroje y terminamos en la cárcel lo que es, de hecho, el caso de varios de nuestros alcaldes.

Supongo que por efectos del síndrome de Estocolmo, Charrupí pretende creer y hacernos creer que no hay artimaña ni ofensa en un pronunciamiento semejante y que no es lesivo que una figura visible de la hegemonía blanco-mestiza de derecha afirme públicamente que a nosotros hay que darnos qué hacer y que encima es necesario que alguien civilizado regule lo que hagamos con lo que sea que se nos dé. Quiero suponer que el trauma de la dinámica colonial que se reproduce en el racismo cotidiano y estructural y que sigue vigente un siglo y medio después de abolida oficialmente la esclavitud es lo que conduce a un líder como Ray Charrupí a ponerse a favor de quien no siente la menor vergüenza en develar su pensamiento esclavista. Al confundir y pretender que confundamos el desprecio de Cabal con una inexistente solidaridad, Charrupí pone de relieve, tanto su necesidad de agradar a quienes siguen viéndolo como esclavo, como su propia ignorancia frente a la historia, su penosa inconsciencia y su lamentablemente letal inconsistencia política. Puesto que sería demasiado ofensivo de mi parte tildarlo de oportunista y vendido, prefiero pensar que por efectos del Estocolmo, quien dirige Chao Racismo está convencido de que su personificación del “negro chévere y ligero que no se ofende por nada” redundará en beneficios para su causa colectiva y para sí mismo como individuo. Ya que no lo conozco en persona, opto por concederle el beneficio de la duda. Es decir, quiero pensar que su buena fe y su genuino compromiso con la lucha antirracista están siendo alienados por una psicopatología que, desgraciadamente, interfiere con su labor política.

Sea como fuere,– con Ray Charrupí aquejado de síndrome de Estocolmo y actuando bajo sus efectos- ni Chao Racismo ni sus portavoces me representan a mí ni a muchos que, como yo, entienden que la vía hacia la dignidad y la existencia plena del pueblo afro y de los oprimidos en general no pasa por congraciarse con el fascismo descarado de personajes como Cabal. Insto a Charrupí a que revise su postura, a que se informe sobre la historia del pueblo negro y de la colonia pero sobre todo, a que –si reconoce esa urgencia- obtenga asesoría psicológica de calidad ya que el Estocolmo requiere tratamiento. En caso de que no guste de los psicólogos, como le sucede a mucha gente, siempre se pude contar con la terapia de la música. Señor Charrupí, vuelva a cantar Redemption Song y otros clásicos de Bob Marley o haga lo que tenga que hacer, en aras de poder ejercer un liderazgo verdadero, honesto, leal y justo para con el pueblo afro. No siga justificando a quien como Cabal, hace rato dejó de estar en sus cabales. Señor Charrupí, regrese usted a sus cabales.

***Adjunto el link al artículo de Ray Charrupí: http://www.las2orillas.co/vamos-por-maria-fernanda-cabal/#.VEPYfEM2LqA.facebook
@s_natz

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