¿Qué le espera a la UIS luego de las "becas"?

¿Qué le espera a la UIS luego de las "becas"?

Los estudiantes se siguen destapando

Por: Nicolás Durán Sandoval
febrero 09, 2015
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¿Qué le espera a la UIS luego de las

Con entusiasmo recibimos los santandereanos la noticia de que Bucaramanga recibió 357 becas de las 10 mil otorgadas por el Gobierno. Pero lejos de querer el gobierno nacional atender a los pedidos presupuestales de la UIS, queda como moraleja que con esta política pública de créditos condonables “becas”, no se cumplirán las expectativas de la institución y nuevamente quedará a su suerte con los recursos vía CREE que no tienen la dimensión inicial.

Indudablemente dar estudio es uno de los mejores ofrecimientos que una sociedad puede hacer para disminuir la inequidad y fomentar el progreso, y mucho más si es para los mejores bachilleres con menores condiciones económicas.

No obstante, debemos sopesar el impacto social que tiene esta política: claramente los estudiantes prefirieron las universidades privadas a las públicas porque sus egresados tienen mejor posicionamiento en el mercado laboral y porque su aparente ambiente de bienestar es más agradable. Pero, con esos 315 jóvenes matriculados en instituciones privadas de la región el gobierno tendrá que girar cerca de 3 mil millones de pesos que serviría para prestar 2 años de servicios de salud a los 22 mil estudiantes de la UIS.

Detrás de esta suposición no hay que apelar a la moral de dichos jóvenes santandereanos para que al momento de elegir alguna institución, elijan ser UIS; pues desde el fundamento mismo de la política, a las universidades públicas el programa no representa mayores beneficios, ya que el costo nominal por estudiante admitido en el valor de matrícula es mucho inferior a lo que realmente cuesta desarrollar la actividad académica para los estudiantes. Las universidades públicas descansaron porque no les llegaron los becados, pues en el mediano plazo terminarían aumentando sus gastos de funcionamiento (por ejemplo, más profesores para atender a los becados) y eso complicaría aún más los ingresos esperados por transferencias de Ley 30.

En el peor de los casos, 178 de esta primera cohorte de beneficiados dejarían sus estudios universitarios (en consecuencia con las cifras actuales de deserción). Muy seguramente las causas derivarán de la no adaptación del ritmo exigente que contrasta entre la educación secundaria y superior; también de los insuficientes recursos para sostenerse en las grandes universidades alejadas de sus provincias de origen. Para algunos, no será fácil, por ejemplo, vivir en Bucaramanga con 4 salarios mínimos al semestre para su sostenimiento. En últimas quedará una gran deuda que terminaremos por asumir todos los colombianos.

Ya en el mejor de los casos, no hay garantía alguna de que siendo egresados vayan a trabajar en y para Colombia y no se vayan al exterior o, en últimas, que puedan devolver al Estado algo de lo que se invirtió en su formación. Claramente está demostrado que las ganancias personales de los profesionales son mucho más altas que las sociales.

En últimas, es un maravilloso negocio para estas universidades privadas. Van a la fija, no tienen obligación de asegurar resultados exitosos de los estudiantes, no pasa nada si estos desertan (excepto que dejan de recibir ese dinero), y muy probablemente los costos de la educación para estos muchachos y aquellos quienes ingresen en los próximos 4 años aumenten drásticamente por cuenta del incremento al valor de matrícula, argumentando las inversiones que harán y los programas de acompañamiento a estos estudiantes. Se dará como fenómeno paralelo una disminución de la demanda de los programas de acompañamiento académico y auxilio económico que brindan la UIS a estudiantes estrato 1, 2 y 3.

Definitivamente no es justo que se depositen 10 mil millones (al año) en los bolsillos privados de las universidades que ofertan programas de pregrado en la región, cuando ese dinero podría incrementar significativamente la cobertura para educación superior donde ni siquiera alcanzamos el 30 %. Lo único que nos queda es despertar la indignación de todos los santandereanos que consideramos la UIS un patrimonio cultural e intelectual, que debe ser pública y de puertas abiertas.

Nicolás Durán Sandoval
Representante Estudiantil Fac.de Salud - UIS

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