¿Por qué petrismo y marxismo son incompatibles?

¿Por qué petrismo y marxismo son incompatibles?

Petro es un reformista liberal. Nunca fue marxista o revolucionario, así como el M19, conformado por jóvenes dispuestos a retocar el sistema pero sin cambiarlo

Por: EDUARDO BENAVIDES LEGARDA
febrero 29, 2024
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¿Por qué petrismo y marxismo son incompatibles?

Decía LENIN:

El reformismo es una manera que la burguesía tiene de engañar a los obreros, que seguirán siendo esclavos asalariados, pese a algunas mejoras aisladas, mientras subsista el dominio del capital.

(…)

Por eso el reformismo, incluso cuando es totalmente sincero, se transforma de hecho en un instrumento de la burguesía para corromper a los obreros y reducirlos a la impotencia. La experiencia de todos los países muestra que los obreros han salido burlados siempre que se han confiado a los reformistas[i].

Y STALIN:

Para el reformista, las reformas son todo, y la labor revolucionaria cosa sin importancia, de la que se puede hablar para echar tierra a los ojos. Por eso, con la táctica reformista, bajo el poder burgués, las reformas se convierten inevitablemente en instrumento de consolidación de este poder, en instrumento de descomposición de la revolución[ii].

Dijo GUSTAVO PETRO que el país es un volcán en erupción a punto de hacer una gran explosión y que con sus reformas, más bien, pretendía hacer unas pequeñas explosiones controladas.

La gran explosión a que se refería era el formidable ascenso de la lucha de masas cuya mayor expresión se dio con las gigantescas movilizaciones de finales de 2021. A inicios de 2022, PETRO dio a conocer su precandidatura para la Presidencia con un programa de reformas, principalmente en salud, pensional y laboral, que posteriormente lo llevaría a ser elegido como candidato del PACTO HISTORICO y finalmente al gobierno.

Sin embargo, tanto PETRO como quienes apoyaron su candidatura (partidos y movimientos integrantes o adherentes al PACTO HISTORICO, sectores importantes de la CUT, CGT y organizaciones de pensionados, y diversas organizaciones sociales), desmovilizaron a la población con el argumento que ahora lo importante era la campaña para elegir a PETRO, puesto que él haría realidad, en su gobierno, los anhelos de cambio expresados con la movilización popular.

Así las cosas, la población se desmovilizó, PETRO llegó al gobierno pero el cambio nunca llegó.

Para el reformismo, las reformas (valga la redundancia) son el punto de llegada, el todo por el todo, la meta final. Que cualquier cosa cambie mientras que no se modifique la estructura económica, en nuestro caso, el modelo neoliberal que como bien se sabe, hace a los ricos más ricos y empobrece a las clases medias y pauperiza a los pobres. Este reformismo que pretende llegar sólo hasta ahí, hasta las reformas, sin modificar básicamente ninguna estructura económica, es de naturaleza liberal y en las actuales circunstancias es una postura de derecha.

Para el marxismo, en cambio, las reformas son aceptables si con ellas se consiguen mejoras para la población en general, y sí a su vez son un escalón más, una etapa más, hacia la extinción, así sea a largo plazo, de la explotación del hombre por el hombre.

De hecho, cuando un sindicato negocia un pliego de peticiones, aboga por reformas que conduzcan a un mejor estar de sus afiliados y trabajadores, pero, según sea su orientación ideológica y política, sin renunciar a la misión histórica de la clase obrera, de conducir a toda la sociedad a un nuevo modo de producción que resuelva, de una vez por todas, y para siempre, las inequidades e injusticias que son propias del sistema capitalista.

PETRO es un reformista liberal. Lo admite. Nunca fue marxista, nunca fue revolucionario como tampoco lo fue el M – 19. Levantarse en armas no hace a un grupo per se, revolucionario. Se trataba de unos jóvenes insurrectos que pretendían lograr algunos retoques al sistema capitalista sin cambiarlo. Austria era su modelo a seguir de Estado y país. Simplemente consideraron que las vías legales estaban agotadas para lograrlo y prefirieron la acción armada. Pronto concluyeron lo contrario y se desmovilizaron para intentar alcanzar las reformas por la vía electoral. Con PETRO tuvieron su oportunidad.

A PETRO no le podemos reclamar no ser marxista ni revolucionario. Nunca lo ha sido y tampoco lo ha negado. Desde su aparición en la vida política pública legal siempre ha tenido una postura de derecha orientada a derrotar o liquidar las posturas de izquierda. Recordemos su voto como senador por ALEJANDRO ORDOÑEZ, candidato de la extrema derecha a la Procuraduría General de la Nación; también como senador, votó por el ingreso de Colombia a la OCDE, una de las organizaciones más importantes de los EEUU para el impulso de sus políticas imperialistas; siendo presidente del POLO DEMOCRATICO ALTERNATIVO, apoyó la elección del gobierno neoliberal de JUAN MANUEL SANTOS (el que dijo URIBE) con el argumento de apoyar un proceso de paz.

Posteriormente intentó entregarle el POLO a SANTOS en bandeja de plata a cambio de ingresar en su gobierno. Esto habría significado prácticamente la liquidación de la única oposición que desde la izquierda tenía el gobierno de SANTOS. El Comité Ejecutivo del POLO en ese momento lo desautorizó y PETRO tuvo que irse de ahí. Finalmente apoyó el ingreso de CLARA LOPEZ a ese gobierno como Ministra del Trabajo, que como se espera del reformismo, no significó ningún cambio sustancial en la situación de los trabajadores colombianos, como tampoco pasó nada con los ministerios de ANGELINO y LUCHO GARZON.

Y hoy, como gobernante, PETRO permite la operación de un batallón del ejército de EEUU en nuestra Amazonía, todo lo contrario al marxismo que proclama la defensa de la soberanía nacional en todas sus manifestaciones. Principios fundamentales del marxismo son el respeto por el derecho de los pueblos a la autodeterminación y la no intervención en los asuntos internos de otros países. PETRO interviene en los asuntos internos de EEUU, Argentina, Perú, El Salvador, Honduras. Nicaragua y otros, y caza peleas innecesarias con sus mandatarios.

El marxismo es por su naturaleza antiimperialista: PETRO apoyó públicamente a BIDEN, candidato imperialista a la Presidencia de EEUU y hasta dijo que se programa era el mismo de la Colombia Humana para ese país; PETRO refunfuña contra el FMI, la OCDE y el Banco Mundial pero obedece mansamente sus imposiciones; amenaza con renegociar el TLC con EEUU, máximo mecanismo de dominación y control de nuestra economía pero no pasa de aspavientos; el marxismo proclama el mejoramiento de las condiciones de vida, especialmente de las clases y sectores menos favorecidos.

PETRO, en cambio, con la Reforma Tributaria y el Plan de Desarrollo, golpeó duramente el bolsillo de las clases populares y medias; y con la Declaración Universal de Ingresos, más de 3.5 millones de colombianos, dejarán de recibir, de una u otra manera, ayudas del Estado. Es decir, más pobreza y pauperización.

Como se dijo anteriormente, a PETRO no le podemos reclamar por no aplicar los principios del marxismo. Pero qué dirán los partidos y movimientos que aún se autodenominan comunistas, marxistas, leninistas y socialistas como el Partido Comunista en todas sus presentaciones (Comunes, Unión Patriótica y Marcha Patriótica), el Partido del Trabajo de Colombia –PTC-, diversos grupos ML devenidos de las múltiples divisiones y subdivisiones que tuvo el Partido Comunista de Colombia Marxista Leninista, como la Liga ML, la Tendencia ML, entre otros?

Pero PETRO sí tuvo la habilidad de atraer hacia su reformismo de derecha a esas organizaciones políticas que se autoproclaman marxistas, leninistas y socialistas como las mencionadas.

PETRO logró aglutinarlos tras de sí y entre todos desmovilizaron el imponente ascenso de la lucha de masas de 2021, ilusionaron al pueblo con la promesa que PETRO era el camino para el cambio, y hoy comparten el fracaso de un gobierno sin resultados que le entregará el gobernó próximo a una coalición de la derecha con la extrema derecha que gobernará durante varios períodos y hará añicos cualquier ilusión de reformas en favor de la población. Pero lo más grave es que PETRO y sus aliados lograron desmovilizarnos y volver a tomar el ritmo de 2021 tardará varios años.

¿Qué pasó con todas estas organizaciones, supuestamente marxistas? Qué obviamente ya no lo son porque petrismo y marxismo son incompatibles y terminaron siendo reformistas. PETRO logró convertirlas en fuerzas reformistas de derecha. ¿Y qué hacen ahora? Disfrutan la porción de mermelada que le dio a cada uno como premio por apoyar sus posturas y su gobierno.

LENIN y STALIN tenían toda la razón.

[i] LENIN. Marxismo y reformismo. Pravda Trudá. No. 2. 12 de septiembre de 1913.
[ii] STALIN. Los fundamentos del leninismo. Pravda. 1924.

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