¿Por qué no Camilo?

¿Por qué no Camilo?

Respuesta a la columna del profesor Mauricio García publicada el 19 de febrero en El Espectador

Por: David Orrego Fernández
marzo 02, 2016
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¿Por qué no Camilo?

El profesor Mauricio García Villegas escribió una columna el 19 de febrero sobre el homenaje que se le hizo a Camilo Torres, el 'cura guerrillero', en la Universidad Nacional con motivo de los 50 años de su muerte.

La crítica de su columna se centra en los siguientes puntos:

1. En el homenaje a Camilo Torres se presenta la convergencia entre academia, política y religión, hecho riesgoso en una Universidad que propugna la independencia de la ciencia frente a los dogmas de la fe y la política, que en ocasiones pueden confundirse.

2. Rendir homenaje a Camilo Torres compromete la vocación científica de la institución, toda vez que el Camilo sociólogo resulta una figura menor en comparación con otros referentes de las ciencias sociales nacionales, tales como Orlando Fals Borda, Gerardo Molina o Luis Eduardo Nieto Arteta.

3.Homenajes de este tipo pueden contribuir a la polarización política, debido a las pasiones que Camilo Torres despierta en militantes de izquierda y derecha.

4. Rendir un homenaje a un personaje que fue protagónico por su activismo y posterior militancia en la guerrilla del ELN puede resultar tan indeseable como que un grupo de derecha reivindicara en los claustros universitarios una figura como la del expresidente Laureano Gómez.

En primer lugar, no veo que un homenaje de este tipo pueda confundir academia, política y religión, o si se encuentran no creo que lo hagan peligrosamente. La universidad, y sobre todo si es pública, es un entorno de libertad y de respeto de la diferencia en la que todas las ideas caben, incluso las militantes, lo reprochable sería imponer una visión del mundo en el claustro. De hecho, la pretensión de la ciencia de plantearse como ajena a cualquier postura política es por sí misma una posición política, incluso el deseo del profesor García Villegas de una academia sin militancia es de por sí militante.

En segundo lugar, los ejemplos que señala el profesor García de referentes de la sociología nacional, que merecerían un homenaje académico, resultan desafortunados debido a que tanto Fals Borda, como Gerardo Molina y Nieto Arteta, fueron personajes que estuvieron involucrados con la política de su tiempo. A lo que cabría preguntarse ¿cuál es la diferencia que habría en el homenaje a Camilo Torres? Así mismo, el hecho de pensarlo como una figura menor debería plantearnos otro tipo de cuestionamientos: ¿podríamos pensarlo en una faceta distinta a la de “cura guerrillero”? ¿a qué se debe el silencio histórico de su faceta de pensador social y político? Creo que un homenaje de estos nos plantea nuevas posibilidades de lectura de los distintos Camilos Torres.

Finalmente, pienso que el ejemplo de un eventual homenaje a Laureano Gómez resulta igualmente desafortunado. El presidente colombiano no solo no fue un académico, sino que su vida y obra consistió en imponer a sangre y fuego una visión del mundo; no creo este haya sido el caso de Camilo. Si bien él optó por el camino de las armas, lo que trazó trágicamente su destino, fue el mismo Camilo el que apostó por la unión de todas las izquierdas en la lucha contra las condiciones de autoritarismo político y desigualdad social de la Colombia de su tiempo -situación que no ha cambiado mucho.

Es por eso que más allá de su ingreso en la lucha armada, podríamos ver en el joven sacerdote bogotano las claves para comprender nuestro tiempo. Su pensamiento puede resultar tan válido como el de otros intelectuales colombianos de las ciencias sociales. Un homenaje de estos resulta absolutamente lícito. En muchas ocasiones la relación entre academia y política es deseable.
P.D Considero que infortunadamente el rótulo de “cura guerrillero” oscurece la comprensión de su obra, por un lado porque es satanizado por los sectores políticos hegemónicos, por el otro porque es romantizado por la militancia de izquierda, ocultándose las posibilidades de un pensamiento transgresor de la Colombia goda y rezandera de su tiempo. No solo sus restos han desaparecido, lo que da cuenta de los intentos por silenciarlo, también hay un oscurecimiento de sus ideas, por demonización o mitificación.

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