Una conexión directa desde la zona rural de Mosquera hasta el patio-taller del Metro en Bosa Porvenir podría transformar la movilidad de Sabana Occidente. El proyecto requeriría voluntad política, análisis ambiental de la CAR, y una coordinación interinstitucional.
La cercanía de Mosquera con Bogotá ha atraído a miles de familias en busca de vivienda, pero el precio ha sido alto: congestión crónica en la calle 13, largos desplazamientos diarios y una dependencia casi total del vehículo particular o de buses intermunicipales colapsados.
Pero existe una ruta alterna. Una posibilidad que parece tan evidente como olvidada: una vía rural de 6 kilómetros que conecta la sede Tibaitatá del ICA en Mosquera con la zona sur de Bogotá, justo donde ya se encuentra construido el patio-taller del Metro en Bosa Porvenir.
La propuesta ciudadana plantea que este tramo, hoy usado como vía veredal, sea acondicionado como corredor exclusivo de transporte público y rural. La idea es que buses tipo alimentador puedan conectar a Mosquera directamente con el Metro de Bogotá en 30 minutos o menos, aliviando de forma inmediata la presión sobre la calle 13.
La intervención, si bien sencilla en términos de infraestructura, requiere la construcción de un puente vehicular sobre el Río Bogotá, exclusivo para transporte público que conecte el último tramo rural con una zona cercana al patio-taller del Metro. Esta conexión permitiría el acceso seguro y eficiente de buses alimentadores sin necesidad de penetrar por las vías ya saturadas del suroccidente capitalino.
Aunque se trata de una propuesta nacida desde la ciudadanía y el análisis territorial, su viabilidad está atada a la voluntad política de múltiples actores: la Alcaldía de Mosquera, la Gobernación de Cundinamarca, la Alcaldía Mayor de Bogotá, el Ministerio de Transporte y, especialmente, la Corporación Autónoma Regional (CAR), que deberá analizar los impactos ambientales de la intervención rural.
Sería una intervención de bajo costo con alto impacto social y económico. Sin embargo, la falta de articulación entre niveles de gobierno suelen truncar este tipo de soluciones innovadoras.
El Regiotram de Occidente, que promete revolucionar la movilidad de Sabana Occidente, sigue demorado. Frente a esta realidad, alternativas como la conexión Mosquera-Metro de Bogotá cobran sentido. No como reemplazo, sino como solución complementaria, realista y ejecutable en el corto plazo.
¿Escucharán los gobiernos locales y nacionales esta oportunidad antes de que se pierda en el archivo de las buenas ideas?
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