Le salió el tiro por la culata a la señora del Nogal

Le salió el tiro por la culata a la señora del Nogal

La ofensa es reflejo de la debilidad argumentativa. En Colombia, aún se usa como arma política, pero el pueblo diverso responde con dignidad y resistencia

Por: Germán Peña Córdoba
mayo 06, 2025
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Le salió el tiro por la culata a la señora del Nogal
Foto: Presidencia

El tiro siempre sale por la culata cuando de ofender se trata. La ofensa es un recurso, un refugio, que deja al descubierto la exigua capacidad argumentativa que acompaña al individuo que la profiere, cuando se encuentra solo y acorralado. Allí, en su alterado momento emocional, es cuando recurre al insulto y la felonía. La ofensa verbal, en Colombia, debería caducar, llevamos siglos en esto y no somos capaces de romper la cadena, que nos condena y nos ata al odio perpetuo.

"La señora del Nogal" que trató de Indiamenta a Daniel Quintero, exalcalde de Medellín que propiamente no es indígena y a todo su entorno incluido su cuerpo de seguridad; por el hecho de estar en ese momento en dicho Club. Lo anterior es un claro ejemplo de la estigmatización y etiquetamiento, por razones políticas y que en Colombia puede conducir a la eliminación física del adversario.

Desde los perversos y hegemónicos medios de comunicación avivan la ofensa contra los originarios grupos étnicos, porque produce réditos políticos: prensa, radio y televisión han hecho de la diatriba un modus vivendi que explotan y exprimen hasta la última gota. Los políticos de ahora son tan cómodos y mediocres, que le han cedido el ejercicio de la política a los periodistas. Ellos, son los que hoy ejercen la mal llamada política y de paso constituyen el primer partido político de oposición en Colombia: el periodismo no informa, opina de manera subjetiva. Es lógico, que como en todo, existen las debidas excepciones.

La ofensa debe jubilarse y sepultarse, como alguna vez sugirió Gabriel García Márquez con la ortografía, y no fue muy afortunado su consejo. A la ofensa hay que darle un nunca más, de manera oportuna y definitiva. Creo que los cambios culturales que se agencian desde el gobierno así lo sugieren. Hoy presenciamos que estos intangibles van en la dirección correcta.

La ofensa no voy a reducirla en el hecho de haberle dicho HP a Efraín Cepeda. Es la narrativa elemental. Existen las ofensas de mayor calado y la más grande es haberle arrebatado los derechos laborales al pueblo de parte de un senador y un congreso indolente y filibustero. Igualmente indignante es la ofensa cuando es de corte racial y afecta a toda una etnia, como fue la proferida por"la señora del Nogal".

Sin proponérselo: ¿cuánto impulso le dio a la Consulta Popular la señora emperifollada del Club el Nogal? ¡Todo el impulso posible! Al llamar "Indiamenta" a un basto sector de la población Colombiana, la ofensa se extendió a toda una etnia y a todo un pueblo que reaccionó manifestándose en las calles. "No hay mal que por bien no venga"; decía mi alter ego, Petrona Oliveros, cuando el mal se revierte y logra el efecto contrario. Supongo que su altanería y soberbia le traerá consigo serios líos judiciales.

Al respecto de este tema, que se tomó las redes sociales y se realizó una campaña atroz en contra de la "Indiamenta", mi amigo y colega Pedro Palacios Lujan, que reside hace décadas en los EE. UU. me comentó algo que lo transcribo:

"German: me impresiona la generalizada opinión de contenido despreciativo hacia los indígenas en Colombia. Es muy seguro que no se conozca la vida y la historia de los indígenas en el territorio Norte Americano, específicamente en Estados Unidos, donde de primera mano he podido conocer como, no solamente se les respeta sus territorios, sino que, son declarados resguardos intocables, tienen sus propias leyes y gozan de privilegios que no poseen el resto de la población. Un ejemplo representativo es el manejo de los grandes Casinos y los juegos de azar; además ejercen el cuidado de la naturaleza tan importante para la conservación del agua y por ende la vida. En Colombia los consideran Indiamenta. Acá son respetados como un tesoro humano y cultural. Y estoy hablando que esto sucede en el centro del capitalismo mundial".

En respuesta a la señora del Nogal, el jueves Primero de Mayo no solo marchó la Indiamenta, igualmente marchó la Negramenta (a la cual pertenezco) y marcho la Mestizamente. Somos un país multicultural, pluriétnico y diverso, somos un país desposeído de razas puras. Aquí no hay monarquías, unos pocos están convencidos de que tienen origen monárquico, están convencidos de que el poder se hereda y que son depositarios por designio divino. Se equivocan: el poder radica en el pueblo y a ese pueblo le llego la hora.

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